Daniel y Adriana, qué esperan en el aeropuerto, respuesta sobre el vuelo, qué está retrasado, debido a una fuerte tormenta, se muestran bastante incómodos el uno con el otro.
Daniel intenta comunicarse con Ares, mientras Adriana intenta comunicarse con Aurora, pero es inútil, por la mala señal que hay debido al clima.
Daniel, opta por una actitud cordial e indiferente frente a Adriana, desde la última vez que hablaron, lo que resulta mucho más hiriente para la chica que prefería ser ignorada por él.
—Adriana, parece que tendremos que quedarnos en el hotel que está aquí al lado, pues me acaban de informar que qué los vuelos a los Estados Unidos están cancelados, por la alerta naranja, qué ha sido levantada por la tormenta. —Le informa Daniel que acaba de recibir la información de parte de una de las empleadas de la aerolínea, cuando solicitó información.
—¿Y cuándo se reanudarán?
—Si el clima mejora, mañana. —Dice, toma su maleta, y empieza a caminar hacia la salida, para ir al hotel. Adriana, qué hace lo mismo, lo sigue y soporta en silencio su rostro inexpresivo, qué es peor que verlo enojado.
Cuando llegan al hotel, Daniel pide dos habitaciones, qué paga de inmediato, sin prestarle atención a Adriana, qué se rehúsa.
—No era necesario que pagarás mi habitación. —Le dice la mujer mientras están en el ascensor, con la mano estirada, sosteniendo el dinero que pagó en recepción.
—No es necesario que me pagues. —La mira con firmeza. —Después de todo no pague yo, lo hizo la empresa. Recuerda que estamos en un viaje de trabajo. —Se abren las puertas del ascensor y Daniel sale, dejando atrás a Adriana que se siente molesta por la actitud de Daniel, quien entra a su habitación, sin siquiera despedirse.
—¡Ja! Engreído... —Cometa y entra a su habitación, bastante ofuscada por la situación.
No entendía, como podía sentirse así, cuando era ella quién lo había rechazado. Durante la hora siguiente, sigue intentando llamar a Aurora, hasta que por fin entra un poco de señal y logra comunicarse con ella.
—Aurora por fin... No sabes todo lo que he tenido que hacer para comunicarme contigo.
—Lo siento. Han pasado muchas cosas y realmente me olvidé por completo de llamarte.
—¿Qué cosas?
—Prefiero que lo hablemos personalmente. Porque no nos reunimos, sé que debes estar cansada por el viaje, peor aún no es tan tarde...
—Eh... Sobre eso... El vuelo se retrasó por el mal clima, y debemos esperar hasta mañana.
—Entiendo. ¿Y Daniel?
—¿Qué pasa con Daniel? —Pregunta predispuesta con un tono poco amigable qué de inmediato detecta Aurora.
—¿Todo bien con él? Pareces molesta al escuchar su nombre...
—Sí... Todo bien...
—¿En serio?
—No. La verdad es que todo mal... ¿Puedes creer que se me declaró?
—¿En serio? Pero eso es genial... Daniel es un gran hombre.
—Si lo sé, pero yo estoy algo confundida.
—¿Confundida? ¿Por qué? ¿No te gusta?
—No es eso... Es que... —Guarda silencio, pensando en si debe o no contarle a su hermana.
—¿Qué?
—Nada... Tonterías mías... No me prestes atención.
—Si fueran tonterías, no lo habrías rechazado.
—Es que... ¿Te parecería terrible si te digo que lo rechacé porque no sé si aún me gusta Ares, por qué no puedo dejar de pensar últimamente en que habría pasado si me hubiera casado con él?
Aurora, qué está al otro lado de la línea, se siente terriblemente mal, al escuchar a su hermana que siempre demostró entereza en todas las situaciones, poniendo a todos por encima de sus propios deseos.
—No... Terrible me parece que no lo hubieras expresado antes. No sé cómo te puedes sentir, o que tan confundida estás, lo único que sé, es que no puedes ni debes pensar en lo que hubiera sido porque simplemente ya no es. Si no deseas darle una oportunidad al amor con un hombre como Daniel, está bien, pero no deberías basar tus decisiones en lo que no pudiste hacer, cuando tienes tantas cosas que vivir. —Adriana, qué escucha atenta a su hermana, se distrae al oir varias risas afuera de su habitación, y se asoma por la rendija de la puerta, llenándose de ira al ver a Daniel, riendo a carcajadas con otra mujer.
—Hermana, gracias por tus consejos. Hablamos después... ¡Te quiero! —Cuelga sin esperar una respuesta de Aurora qué queda algo desorientada al otro lado de la línea.
Observa por la rendija como Daniel carga una maleta y entra con la mujer a su habitación, y de inmediato se imagina que esa mujer se quedará con él. Llena de celos, sin pensarlo dos veces, sale, y toca la puerta de la habitación de Daniel. Al ver que no le abre de inmediato, toca con más fuerza cuando su mano queda en el aire, al ver el rostro de la mujer que la miraba muy sonriente.
—¡Sí?... ¿Se te ofrece algo? —Le pregunta la chica, qué parecía toda una modelo de cerca, lo que la hacía sentirse algo intimidada.
—Sí. Busco a Daniel.
—¡Daniel! —Lo llama la mujer de forma tan familiar, qué enoja mucho más a Adriana, quien pasa a la habitación sin ser invitada.
—No te preocupes, yo puedo buscarlo sola. —Le dice y ve de frente a Daniel que sale del baño colocándose el suéter, lo que rompe el corazón de Adriana qué se siente traicionada.
—¡Sínico descarado! Explícame ahora mismo quien es ella... —Le exige la chica que por alguna razón no puede controlarse.
—¿Disculpa? ¿Adriana con qué derecho vienes a preguntarme eso?
—Yo soy Lina, Daniel y yo... —Interviene la mujer que intenta darle una explicación a Adriana, pero Daniel la detiene.
—No Lina. No es necesario que le expliques. Adriana no necesita una explicación, ya que tiene varias cosas en que pensar, no es necesario que la saturemos con más... —Dice con Ironía, y eso rompe el corazón de la chica que hierve de celos...
—No te escudes en mis palabras. Estamos hablando de ti y de esta señorita... —Le reclama Adriana
—No me escudo. Hasta donde yo sé, tú y yo no tenemos nada, así que yo no tengo por qué darte explicaciones de mi vida privada. En vez de estar aquí, preguntando por lo que es obvio, mejor deberías ir corriendo a buscar a mi hermanastro... Por él es quien te mueres después de todo...
—Planeo asegurarme de que no vuelvas a dejar que ninguna otra mujer suba a tu habitación de hotel... No importa la razón...
—¿Y si es de vida o muerte? —Le pregunta el hombre extasiado viendo a la mujer de sus sueños que lo empuja con picardía a la cama...
—Pues te mueres... —Afirma soltando los tirantes de su vestido, dejándolo caer al piso, mostrando su sensual cuerpo al hombre del cual ya no tenía dudas...
—¡Dios! —Exclama Daniel completamente excitado, viendo cómo Adriana se apersona de la situación, poniéndose sobre él que aún estaba vestido...
—¿Segura? —Le pregunta para estar seguro de que ella no se arrepentirá a última hora. La mujer asiente, y desata el frenesí, el deseo y la lujuria qué Daniel intentaba controlar hacia ella.
Si dudar más, se adueña del cuerpo de Adriana, usando sus manos y boca... Besando cada rincón de su ser, dejando algunos morados en su cuerpo por los chupones qué le hacía, y haciéndola gemir de placer con el movimiento hábil de sus dedos... Poco a poco se tomó su tiempo para excitarla, dejándola fascinada con el mejor sexo oral de su vida... Deseos y ansiosa, observaba a Daniel quitarse la ropa dejando ver su cuerpo bien trabajado qué no tenía nada que envidiarle a cualquier modelo. Desnudo, frente a ella, la emocionaba la idea de tenerlo dentro de ella... Creando altas expectativas, qué fueron superadas por el buen amante, qué resultó ser el hombre que le hizo descubrir que podía tener más de un órgano en una sola noche...
***
Aurora, qué toca varias veces la puerta del baño, para consolar a Eva, después de la noticia del entierro de Oliver, observa a Ares qué se encoge de hombros con una expresión de no poder hacer nada, frente a la situación.
—Debes ser más sutil la próxima vez... —Lo regaña Aurora.
—Intenté serlo...
—Pues debes practicar... —Dice, viéndolo a los ojos, notando su mirada de preocupación sobre ella qué se da cuenta de que está viendo sus heridas.
—¿Te gustaría cenar conmigo esta noche? —Le termina preguntando Ares...
—¿Y Eva Y Blanca?
—Pueden venir con nosotros si así lo desean... —Comenta Ares qué recibe una llamada telefónica de Josué.
—Josué... ¿Qué pasa?
—Joven Ares, lo llamo porque me gustaría hablar con usted. Hay algo que quiero contarle...
—Soy todo oídos...
—No. Preferiría que habláramos en persona. Es algo importante señor...
—Josué me asustas, ¿Acaso paso algo con mi mamá?... Su enfermedad...
—No... No ha pasado nada, aún... Aunque si es algo importante con respecto a su madre que puede cambiar el rumbo, de todo y de todos...
—Muy bien... Entonces mañana en mi oficina en Walton's car, luego de la sepultura de Oliver.
—Está bien señor. Allí estaré. Ni está de más decirle que, no le comenté nada a nadie de nuestra reunión. Aunque si le recomiendo que se prepare mental y psicológicamente para toda la información que mañana va a recibir. —Dice Josué y cuelga dejando a Ares bastante intrigado.
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