DE MONJA A ESPOSA romance Capítulo 68

La prensa, qué de inmediato llega al lugar a cubrir la noticia, sobre varias hipótesis que plantearon los vecinos. Rodean la casa, intentando hablar con alguien, pero la policía se los impide.

Ares, qué no entiende como es que se enteraron de lo sucedido, mira a Josué en busca de respuestas, mientras son interrogados por la policía.

—Quizás uno de los vecinos es periodista, o trabaja en el medio. Oyó disparos y seguramente quiso cubrir la noticia. —Da como excusa el hombre, que fue quien dio aviso a los periodistas, pues lo único que quiere es que toda la verdad salga a la luz, asegurándose de que todo el mundo, se entere de quién es verdaderamente Jazmine Walton, y así pierda todo el apoyo que pueda conseguir en la sociedad, pero miente, a los presentes, por qué no está seguro de como lo tomaran. No quiere que piensen que planea destruirlos a ellos también.

...

Luego de ser retenidos por varias horas por la policía. Esperar, a que hagan el levantamiento del cuerpo, y a que se selle la mansión Walton, ahora convertida en una escena de crimen. Todos son informados de que no pueden salir del país, hasta que se defina la situación con Jazmine Walton, ya que lo más seguro es que sean citados a una audiencia, para realizar un juicio y dictar sentencia, en contra de la magnate.

Esa noche, luego de evadir a la prensa, y salir de la mansión. Ares y Daniel, van al hospital a ver a Jazmine, y Aurora y Adriana, van a la casa Hermsworth, a hablar con Isaías, mientras Josué va por un trago, y Eva, Blanca, el Dr. Reginald, el abogado Peñaloza y el abogado Urdaneta, se enteran de la aprensión de Jazmine, y de la muerte de Joseph en las noticias. De inmediato, Urdaneta, empieza a eliminar todo lo que Jazmine le pidió, y solicita una licencia por enfermedad en su bufete, pero cuando va a hablar con su jefe, para que le firme dicha licencia, se encuentra con un agente, que le pide que no salga de la ciudad, al igual que a los demás. Todo gracias a Josué, que informó a la policía de la contratación de Urdaneta, por parte de Jazmine.

***

Daniel y Ares, entran a la habitación, donde observan a su madre, custodiada por varios agentes y amarrada a la cama del hospital de manos y pies, mientras parece distraída, mirando al techo.

—¿Podría decirme por qué está así? —Pregunta Daniel, a una enfermera que está colocando un medicamento en el suero.

—Tuvimos que amarrarla y sedarla. Estaba completamente descontrolada y nos atacó sin razón. —Explica la mujer que finalmente se voltea de frente a los hombres después de terminar lo que estaba haciendo y deja ver un rasguño en su cuello, qué asumen se lo hizo Jazmine. —Pronto el departamento de psiquiatría vendrá a evaluarla. —Termina de decir y sale del lugar.

Daniel, que no es capaz de acercarse y verla de frente, permanece en medio de la habitación, mientras Ares se acerca y la observa.

—No puedo creer que en esto se convirtiera la gran Jazmine Walton. —Afirma en voz alta, y Jazmine se fija en él. Sonríe...

—Octavio... Has venido a verme. Entonces si me quieres. Me amas más que a Helena. —Libera un suspiro y suelta una amplia sonrisa.

Ares mira a Daniel desconcertado.

—Debe ser un efecto del sedante. —Le dice Daniel. —Tal vez, deberíamos venir después. Es obvio que ahora no está en condiciones de explicarnos nada. —Afirma muy serio y Ares asiente.

—Sí. Aunque, yo solo vine, para verla por última vez. No pienso volver a cruzarme en su camino, después del juicio. Hoy será la última vez que consideré a Jazmine Walton mi madre.

En el fondo de su mente, algo aturdida por el sedante, Jazmine entiende estás palabras, que retumban en su mente una y otra vez. Ares le dedica una última mirada y sale, y Daniel lo sigue.

Jazmine, por cortos segundos, reconoce a Ares y deja de confundirlo con Octavio, justo cuando los hombres salen de la habitación.

—¡Hiiiijooooo! ¡Hijoooossss! ¡Mis hijooooossss! —Es lo único que puede vociferar la mujer que finalmente derrama un par de lágrimas, inmovilizada de manos y pies. Sintiéndose como un animal, listo para ser sacrificado. Cayendo rendida, finalmente, por el sedante, que hace efecto por completo.

***

Aurora, que permanece callada, durante el trayecto hasta la casa de su padre, mientras su hermana no deja de agradecer que esté sana y salva. Finalmente, a pocos minutos antes de llegar a su destino, decide decirle a Adriana lo que ha pasado con su madre.

—Entiendo. Supongo que si debe pagar por algo, deberá hacerlo ante la justicia. —Dice y parece tranquila, pero Aurora sabe que está afectada.

—Podrías por favor dejar de fingir que todo está bien por una vez. —Le reclama, y Adriana, al escuchar las palabras de su hermana, detiene el auto, y empieza a llorar desconsolada.

—Es que no sé como lidiar con esto. Mi mamá es una mala persona. Y lo peor, es que en el fondo yo siempre lo supe. Sabía que no era buena contigo, la veía humillarte, y su rabia y rencor cada vez que me hablaba de ti, y me decía que no te quisiera. Pero, ¿sabes que es lo que más me duele? —Mira a su hermana, con los ojos empapados de lágrimas. —Qué pienso que yo soy igual de mala a ella. Yo siempre vi como te trataba, y jamás me atreví a hacer algo. Actúe como una cobarde, como su cómplice.

Aurora la abraza con fuerza y toma su rostro en sus manos para que la mire directamente a los ojos.

—No es así. Tú no eres igual a ella. Mírate, lloras incluso por cosas del pasado que tú no hiciste. Eras una niña al igual que yo. ¿Qué podías hacer? Además, qué Jazmine llegara a mi vida, no fue del todo malo. Te conocí a ti, y ahora tengo una hermana que amo con todo mi corazón.

Adriana, siente la sinceridad de Aurora en sus palabras, y no puede evitar abrazarla con fuerza.

Se recomponen, después de una emotiva charla, y siguen su camino a casa, donde encuentran a su padre, en la sala, con cara de preocupación.

—¡Papá! —Lo llama Adriana y corre a abrazarlo, mientras que Aurora guarda la compostura y simplemente le sonríe.

—Mis niñas... ¿Es cierto que Jazmine mató a ese hombre como afirman en las noticias?

—Sí... —Afirma Adriana. —Y lo peor, es que la víctima pudo ser Aurora.

—¿¡Qué!? —Se altera un poco Isaías al escuchar eso.

—Tranquilo. No me pasó nada. —Afirma Aurora que no sabe muy bien como comportarse con su padre.

—Gracias al cielo. ¿Pero qué diablos le pasa a esa mujer? Jamás pensé que fuera una asesina

—Y serial... —Afirma Adriana.

—¿Cómo qué serial? —Pregunta Isaías y sus hijas le cuentan todos los crímenes de Jazmine, su confabulación con Eloise y el testamento de Octavio.

—No haré eso después de todo lo que ha hecho. Es tu esposo, ¡contéstale!

—¡Ya dije que no! —Esta vez lo dice en tono alto, y Ares lo alcanza a oír, mientras Adriana que sorprende de la actitud de Aurora con Ares después de lo bien que se ha portado con ella. — se aclara un poco la garganta quita la mano de la bocina y retoma la llamada.

— Ares, hola, perdona la demora, es que Aurora en este momento no te pueda atender, está en el baño y... y... ¿Tú entiendes?, ¿cierto? —Le comunica Adriana, sin saber que más decirle.

—Sí... No te preocupes... Yo entiendo perfectamente. —Sin decir más nada, y bastante ofendido, le entrega el teléfono a Daniel que sigue hablando con su novia un par de minutos más, mientras Ares, por su parte, se coloca algo de ropa de su hermano y va a la sala por un vaso de Whisky.

—¿Todo bien? —Le pregunta Daniel, qué acaba de cortar la llamada, y se sienta frente a él.

—No... Todo mal...

—¿Por lo de mamá?... Digo... ¿Por lo de Jazmine?

—Por eso y porque mi esposa me desprecia.

—Pero eso no es nuevo...

—No... Yo pensé que las cosas habían cambiado entre nosotros. Después de todo lo que hemos pasado...

—Bueno, es que no debe ser fácil perdonarte, por todo lo que le hiciste en el pasado.

—¿Entonces por qué se entregó a mí? —Suelta sin poder guardarse más lo que siente, y se termina de tomar el trago de un solo sorbo.

—Disculpa... ¿A qué te refieres con entregarse, Ares?

—A que la hice mía... — se levanta desesperado e intenta explicarse. —A que me permitió ser el primer hombre de su vida. Consumamos el matrimonio y fue lo más maravilloso de mi vida... Nunca conocí a nadie como a ella. Su piel... Su ser... Su inocencia y su valentía... Todo el contraste de su carácter... Hasta a su olor me he hecho adicto.

—¡Wao! De verdad estás enamorado... —Dice Daniel, siendo la primera vez que oye a Ares hablar de esa manera.

—Lo que le sigue... Pero de que me sirve, si ahora, ni siquiera me quiere hablar... Me repele como si tuviera lepra...

—No, no seas tan exagerado. Si Aurora, permitió ese acercamiento, es porque ella siente algo por ti. Dale tiempo, quizás es por la situación y todo lo que está pasando ahora.

—Pues ojalá tengas razón, porque te reirás de mí, por lo que te voy a decir, pero... Si de verdad ella siente algo por mí, entonces porque me siento como si me hubiera utilizado y ahora me estuviera desechando.

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