El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA) romance Capítulo 13

Ya llevaba diez minutos viendo como Mikkel dormía plácidamente a mi lado.

Diez minutos donde he estado recriminándome por el beso y lo "linda" que fui con él en la noche de ayer.

No puedo negar que lo disfruté, y bastante, pero ahora me siento realmente estúpida por haber tenido ese momento tan cursi con él.

Yo nunca he sido así, ni con mis exnovios me ponía así de tonta. Quiero pensar que estaba delirando a causa de la fiebre y por eso me comporté de esa forma.

No quiero esto, no quiero tener "algo" con la persona que me está chantajeando, menos si es socio de mi padre. No quiero que él piense que desde ahora tenemos un tipo de relación o algo parecido.

Salí de la cama con cuidado y me fui de inmediato de la habitación sabiendo que sólo estaba con una polera y mis bragas, pero no me preocupé demasiado por eso.

Bajé las escaleras de puntitas y al estar en el primer piso, busqué mis tacones y vestido para comenzar a ponérmelos rápido y así salir lo antes posible de esa casa sin que Mikkel se despertara antes.

—Buenos días, señorita, ¿le hago el desayuno?

Me sobresalté al escuchar la voz de una chica a mi lado mientras subía los tirantes del vestido. La empleada más joven de Hummel estaba mirándome con una sonrisa gentil.

—Muchas gracias, pero tengo que irme.

—Claro, ¿quiere que le avise al señor Hummel?

—¡No! —abrió sus ojos asustada por mi grito. Reí nerviosa por mi actitud—. Lo siento, estoy un poco nerviosa. Prefiero que no hagas nada, si se despierta y pregunta por mí dile que tuve una... urgencia.

—Como usted diga, la acompaño a la puerta —tomé mi bolsito y caminé a su lado. Vi de reojo la caja de terciopelo donde estaba el vestido que Mikkel me había regalado, pero no me devolví a por ella—. Que tenga buena mañana.

—Muchas gracias, tú también.

Salí a la calle y por suerte iba pasando un taxi, así que lo hice parar y me metí rápido en él.

La había cagado

(...)

—¿Qué está pasando contigo últimamente? De un momento desapareces, ni siquiera le avisaste a Andreus que te irías, que mal educada —mamá me esperaba con los brazos cruzados.

—Lo siento, Chyler terminó con su novio y necesitaba una maratón de películas de James Franco y muchísimo helado de brownie para pasar las penas.

¿Chyler con novio? Já

—Si vuelve a ocurrir algo así avísanos, cariño.

—Sí, mamá. Nunca más ocurrirá, lo prometo —besé su mejilla y fui a mi habitación para darme un buen baño.

Debo ir al nightclub en la noche, así que podré despejarme un poco

Al ya estar vestida, fui hacia la habitación donde se está quedando Andreus y le di unos golpes a la puerta. Sólo se demoró unos segundos en salir con un pantalón de algodón gris y el torso completamente desnudo.

No me esperaba que tuviera cuadritos

—Tanto tiempo sin verte, Alyssa —chasqueó su lengua mientras se apoyaba en la puerta y cruzaba sus brazos.

—Lamento haberte dejado solo en la fiesta. Tuve una urgencia, mi amiga estaba muy mal y...

—Te vi —me cortó. Fruncí mi ceño al no entender qué decía—. Saliste por la puerta trasera y unos segundos después te siguió un chico.

Mierda, espero que él no me chantajee

—No pensé que te habías dado cuenta, te vi muy animado hablando con Dwayne.

—Ni me lo recuerdes, hice el ridículo frente a él —rió poniendo los ojos en blanco—. De todas formas, no te preocupes, yo no diré que tienes novio.

—No es mi novio.

—¿Entonces?...

—No es nadie relevante.

En la noche…

—¡Es fantástico! ¿Por qué tienes esa cara de funeral? —Chyler y yo nos sentamos en los taburetes después de que me cambié de ropa. Ya había terminado mi espectáculo—. Dos mojitos, por favor —le pidió a Lulú, la que asintió con una linda sonrisa.

Bellamy no nos cobra los tragos, ella no tiene problema alguno con que las bailarinas tomemos alcohol, siempre y cuando no nos emborrachemos al punto de que no podamos hacer nuestro show.

Los guardias pueden beber, pero después de terminar sus turnos de trabajo.

—Desperté arrepentida —suspiré con pesadez—. Lo peor es que el beso me gustó y mucho, pero recuerdo lo cursi que nos pusimos después... iugh, me da diabetes.

—Bah, no seas así. Sólo no quieres admitir que realmente si te gustó ese momento cursi —Lulú nos entregó los vasos y Chyler le agradeció—. Esto es nuevo para ti, hace tiempo que no sientes algo por un chico, y menos por alguien 5 años mayor que tú. Te da miedo lo que pueda pasar, que te haga sufrir o que te termine gustando más de lo que tu querías. Agreguémosle a eso que es el jodido socio de tu padre, el que sabe tu secreto y te chantajea por eso, pero está más que claro que lo hace porque le gustas, Alyssa. Dudo que le diga a tu padre que trabajas en el nightclub, eso no debe estar ni en sus planes, sólo está aprovechando el poder que tiene sobre ti para pasar más tiempo contigo.

Iba a darle otro sorbo al vaso, pero me di cuenta de que ya me había tomado todo el líquido mientras mi amiga daba ese largo discurso.

—Lulú, necesito con urgencia otro —le apunté el vaso y ella rió asintiendo—. Estás dándole demasiada importancia al asunto. Sinceramente creo que no es algo de lo que tengamos que hablar, Mikkel es un playboy, yo soy una chica más del montón.

—Chyler estará un buen rato acá, no creo que quieras esperarla, ¿o si?

—Sí, puedo esperar que termine su show —intentó sonreír pero terminó bostezando.

—No actúes conmigo, estás a punto de quedarte dormido —reí y terminé de golpe mojito.

Sé que no debería manejar si bebí alcohol, pero tengo mis cinco sentidos activados perfectamente

Tomó todo el líquido verde que tenía su vaso y salimos del nightclub mientras le mandaba un mensaje a Chyler por WhatsApp diciéndole que tendría que irse en taxi.

—Ay, mierda —me doblé el pie, pero antes de caerme Joshua me afirmó rodeando mi cintura.

—Pareces una borracha —dijo con burla y yo volví a golpearlo—. ¿Qué hace ese gilipollas ahí? —gruñó. Seguí su mirada y mi cuerpo se tensó.

Mikkel estaba apoyado en su auto con los brazos cruzados y su mandíbula apretada.

Ay, ay, ¿qué hago?

—No lo mires —murmuré casi empujando a Joshua para que caminara rápido, sintiendo como Hummel se acercaba a nosotros a grandes zancadas—. ¡Sube, Joshua! —le susurré histérica. Al estar adentro del auto arranqué sin pensarlo dos veces, viendo por el retrovisor como Mikkel golpeaba el capó de un auto que estaba estacionado fuera del local.

Soy una gallina

—¿Por qué arrancaste así?

—Es una larga historia —bajé un poco la ventana al sentirme totalmente sofocada. Había sido demasiada adrenalina para mí—. ¿Dónde vives?

—En la primera avenida.

—¿Cómo pensabas irte cami... —no pude terminar de hablar porque me dieron ganas de estornudar

—¿Estás enferma?

—Desde ayer —respondí volviendo a estornudar—. ¿Te da miedo que te pegue el resfriado?

—No recuerdo cuándo fue la última vez que me enfermé, así que no, yo no soy debilucho como otra persona...

—¿Quieres que te saque con una patada fuera de mi auto? —lo miré enarcando mi ceja derecha. Mojó su labio inferior y negó intentando no sonreí—. Muy bien, calladito te ves más bonito.

Mientras manejaba no pude dejar de recordar lo enojado que se veía Hummel.

Sé que en algún momento tendré que hablar con él, pero por ahora intentaré evitarlo lo más posible.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA)