—¿No te cae bien Mikkel?
—¿Por qué lo preguntas? —Camilla me miró con la cabeza ladeada, como si lo pensara.
—No sé, por el comentario que hiciste sobre su novia, o lo que dijiste cuando mi padre le preguntó si pensaban casarse.
Novia
Aún no sé si llamarla así. Se me hace muy raro que justo ayer, después de que Mikkel viera a Andreus con su mano en mi pierna, haya dicho que eran novios. Algo me dice que quiso ponerme celosa.
No le resultó.
—No soy tonta, Alyssa.
Miré a mi hermana con el ceño fruncido. Estábamos tomando sol después de haber estado un buen rato en la piscina.
—¿Cuándo dije que lo eras?
—Te conozco, sé que te gusta Mikkel —soltó con tranquilidad. Abrí mis ojos impresionada, según yo no he hecho nada frente a mi familia para que sospechen algo, además de que no me gusta—. Lo veo en tus ojos, ayer cuando dijo que esa chica era su novia pude ver como se te contrajo la cara por un milisegundo.
—No sé qué estás diciendo, ¿cómo me va a gustar el nuevo socio de papá?
—No sé, dímelo tú —se encogió de hombros poniéndose los lentes sobre su cabeza para mirarme a la cara con las cejas alzadas.
—Me parece guapo, pero nada más que eso, Camilla.
—Bueno, cuando tengas las agallas de admitirlo me avisas. Quiero saber cómo y cuándo te diste cuenta de que te gustaba.
Bufé poniendo los ojos en blanco. Tomé mi celular sin decir ni una palabra y me puse mis audifonos para escuchar This Charming Man del grupo The Smiths.
"¡Conocí un muy buen lugar para ir de fiesta! Creo que no va cualquier persona, así que será bueno para ti ¿Por qué no le dices a Chyler que salgamos hoy? Ya me hace falta mover el esqueleto"
Reí al leer el mensaje de Sheila, la maquilladora con la que usualmente me encuentro en las sesiones de fotos.
La verdad creo que me sería bueno ir de fiesta, ya que no lo he hecho hace demasiado tiempo porque nunca he encontrado un buen lugar donde no haya gente que me mire como si fuera Kendall Jenner sólo por ser la hija de Jeffrey Carlson. Tal vez en ese lugar habrá personas de verdad importante, así que nadie se fijaría en mí.
Le reenvié el mensaje a Chyler y contestó de inmediato con un "Tú sabes que yo nunca le digo que no a una fiesta". Así que le mandé un mensaje a Sheila pidiéndole la dirección del local.
En la noche…
Llegué a la casa de Chyler y toqué la bocina unas cuatro veces para que se dignara en salir de la casa.
Había inventado que una modelo del evento de Versace me había invitado a su cumpleaños, y como a mis padres les gusta que comparta con personajes del modelaje, no me hicieron ningún espectáculo cuando me vieron con un lindo vestido corto, negro y con brillos plateados. En otras circunstancias me hubiesen hecho muchas preguntas al verme vestida así, pero esta vez sólo me dijeron que intentara ser simpática con los modelos que estuvieran allí, ya que dicen que no me integro demasiado.
—Mi mamá me dijo que parecía prostituta por lo corto que es mi vestido —bufó entrando a mi auto.
—No la tomes en cuenta, es adulta, piensa de una manera más retrógrada —me encogí de hombros y esperé a que mi amiga se pusiera el cinturón de seguridad para partir—. Usar un vestido corto no te hace ser una prostituta.
—No sé qué haría si se entera de que trabajo en el Nightclub. Ahí sí que me odiaría por el resto de su vida.
¬—Nunca lo sabrá, así que no pienses en eso —la escuché suspirar—. Conecta tu celular a la radio y pon canciones antiguas de Sean Paul. Necesito motivarme.
—Lo sé, yo también —se conectó vía Bluetooth y puso Temperature —
Well woman the way the time cold I wanna be keepin' you warm
I got the right temperature to shelter you from the storm —y así nos fuimos todo el camino; cantando canciones de Sean Paul de los años 2000 hasta que llegamos a nuestro destino.
Vimos a Sheila al lado del guardia que estaba en la entrada. Nos acercamos a ella y sin tener que hacer la laaarga fila que había, y sin pagar, pudimos entrar.
—Me sirvió bastante haber besado al dueño del local, ahora no tengo que hacer más la fila y puedo entrar gratis —gritó sobre la música mientras entrelazaba nuestras manos y nos llevaba hacia la barra con un poco de dificultad por la gran cantidad de gente que había—. Queremos tres chupitos de vodka, por favor —le pidió al barman mientras movía sus caderas al ritmo de la música.
—En seguida se los traigo, señoritas —nos dio una mirada amable.
—Hay muchos chicos guapos —Chyler subió y bajó sus cejas, mirándome traviesa.
—Chyler... —la miré con los ojos entrecerrados.
—¡Por Dios! ¡No te haría mal estar con alguien por una noche! Tal vez no tener sexo con él, pero uno que otro besito... No tiene nada de malo, ¿o si Sheila?
—Claro que no, además que yo sepa tú no tienes a nadie a quien serle fiel —Sheila respondió. Le agradeció al barman cuando nos trajo nuestros tragos y gritó eufórica—. ¡Al seco!
Me tomé el líquido de un trago e hice una mueca al sentir el ardor en mi garganta.
Caminamos hacia la pista de baile y nos movimos al ritmo de Physical de Dua Lipa, una de mis canciones favoritas del momento. Bailamos aproximadamente ocho canciones, hasta que Sheila dijo que necesitaba ir al baño.
—Te acompaño, quiero retocar mi maquillaje —Chyler le dijo—. ¿Nos acompañas? —me miró con las cejas alzadas. Negué.
—Vayan ustedes, yo necesito otro chupito.
Caminé de vuelta a la barra y le pedí un chupito más de Vodka al barman, quien lo hizo en pocos segundos.
—Salud —miré al chico que tenía a mi lado con su vaso alzado.
—Salud —respondí chocando mi vaso con el de él.
Debo admitir que era bastante atractivo. Tenía piel bronceada, cabello negro azabache, ojos azules y labios carnosos. Llevaba una polera azul con cuello en v, una chaqueta de cuero negra y un pantalón gris.
—¿Viniste sola?
—No, vine con mis amigas, ¿y tú
—Fue un gusto conocerte, pero prefiero irme —le di una última sonrisa al que al parecer, y por lo que entendí, es el medio hermano del hombre que me chantajea.
Mikkel entrelazó nuestras manos, haciéndome sentir un cosquilleo en el estómago, y salió del local rápidamente. Al ya estar fuera, solté su mano y lo quedé mirando; no tenía ninguna expresión en su rostro, y eso me preocupaba.
Suele tener cara de viejo gruñón
—¿Él es?
—Sí, él es el otro hijo de mi padre —asintió sin mirarme mientras se apoyaba en su Audi. Me puse a su lado y me apoyé también.
—¿Cómo supiste que estaba acá?
—Sean estaba acá también, te vio con ese hijo de puta, me llamó y vine de inmediato. No iba a dejar que estuvieras con él, no es de fiar.
Me daba un poco de lástima verlo, no parecía él. No era el mismo de siempre.
—Está bien, primera y última vez que hablo con él, pero por favor cambia la cara. No me gusta verte así —hice una mueca sabiendo que él no estaba mirándome, puesto que tenía su mirada fija en el cielo.
—No me pidas eso, cada vez se me hace más difícil estar a tu lado, Alyssa —dijo con desazón. Mi cuerpo tembló al escuchar su tono de voz—. No puedo entenderte, una noche me besas, después desapareces, te veo yéndote con Joshua, noto como Andreu te toca la pierna, ¿y ahora te encuentro coqueteando con Philip? Sé que no somos nada, tampoco me debes una explicación, pero en serio no te entiendo.
—No tienes que entender nada, así soy yo —intenté defenderme, pero ya me sentía derrotada. Él tenía razón.
—No lo creo, estoy seguro de que ni tú te entiendes —replicó con dureza. Giró su rostro para mirarme a la cara, tragué con dificultad—. ¿Tanto te cuesta aceptar lo que sientes por mí?
—A ver, ¿según tú qué siento?
—¡Está más que claro, Alyssa! ¡Te gusto, pero eres una maldita miedosa! —gritó mientras se ponía frente a mí, acercándose peligrosamente.
—No debería importarte si me gustas o no, ¿se te olvida que tienes pareja?
—¿Crees que me iba a quedar con los brazos cruzados mientras el otro pedazo de mierda te tocaba por debajo de la mesa? Fue lo único que se me ocurrió en ese momento, estaba cabreado —me acorraló entre él y su auto. La vena de su frente latía con vehemencia—. Me dijiste que no tenían nada, pero al parecer me mentiste.
—¡Y no tenemos nada! A Andreus le gustó Chyler, pero yo le pedí que hiciera algo para sacarte celos pensando que así iba a poder alejarte de mí. ¿Por qué no te alejas y ya? Podemos hacer como que nada pasó, tú me tratarás como la hija de tu amigo, y yo te trataré igual que como trato a los demás socios de mi padre.
—¡Ojalá fuera así de fácil, maldita sea! —le dio un golpe a su auto y se alejó de mí. Tiró su cabello con frustración—. ¿Cómo no entiendes que no puedo sacarte de mi cabeza? Es primera vez que una chica me tiene así, no puedo creerlo... —susurró lo último riendo con amargura.
—No puedes obligarme a que me sienta igual que tú, Hummel.
—Sé que te sientes igual, Alyssa —volvió a acercarse a mí, pero esta vez su expresión era triste. Puso sus manos en mis mejillas y me miró fijamente—. Si lo que te da miedo es que tu padre se entere, estoy dispuesto a hablar con él para decirle de frente lo mucho que quiero estar contigo.
Su carita hizo que mi corazón se rompiera. De verdad se veía mal.
—Te mereces a alguien mejor, Hummel. No a alguien que no tiene ni idea de lo que quiere —puse mis manos sobre las suyas—. Eres genial, sé que alguien te va a valorar como te lo mereces.
—Pero yo te quiero a ti —apoyó su frente con la mía y cerró sus ojos con fuerza—. Dame una oportunidad, Aly. Vámonos de Nueva York por unos días para poder pasar tiempo juntos sin tener que ocultarnos de los demás -abrió los ojos esperando una reacción de mi parte, pero yo estaba inmóvil en mi lugar—. Déjame demostrarte lo mucho que me gustas, por favor...
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