El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA) romance Capítulo 19

Abrí los ojos con dificultad. Nunca antes había dormido tan bien, quería seguir haciéndolo, pero ya era hora de levantarse.

Alejé mi cabeza del pecho de Mikkel y suspiré al verlo dormir tan plácidamente. Acerqué mi mano a su frente y le quité unos mechones de cabello que caían sobre su rostro.

Definitivamente no estoy arrepentida de lo que pasó, más bien, estoy feliz de haberlo hecho.

Había sido la mejor noche de mi vida, y no sólo por el magnífico sexo que tuvimos, también porque fue primera vez que no estuve con alguien sólo por calentura, también por tener sentimientos de por medio.

Con mis ex novios tuve sexo porque sí, no porque sentía cosas reales por ellos.

Sí, por fin estoy admitiendo que me gusta Mikkel

Sin embargo, me sigue asustando lo que va a significar eso. ¿Tendremos una relación seria? ¿Tendré que dejar de hacer lo que me gusta por él? Bueno, eso lo sabré en un tiempo. Por ahora sólo quiero disfrutar del presente, no me preocuparé por lo que pueda o no pueda pasar más adelante.

Mandé un mensaje al grupo de WhatsApp que tenía con mi familia diciendo lo mucho que estaba disfrutando hacer ese comercial para Lancome.

Y sí que estaba disfrutando

Dejé mi celular a un lado y miré nuevamente a Mikkel. ¿Me veré igual de bien mientras duermo? Cuando era pequeña se me caía saliva al dormir, espero y ruego que ya no me pase eso.

Por favor Dios, no seas malito conmigo

—¿Pensabas mirarme hasta que despertara? —pegué un saltito al ver que Mikkel abría sus ojos.

—Cla-claro que no, pesado.

¿Alyssa, desde cuándo tartamudeas?

—Ven aquí —puso su mano en mi cabeza y me acercó a él, pero hice resistencia al estar a solo centímetros de distancia.

—No nos hemos cepillado los dientes...

—A la mierda, seamos unos cochinos entonces —juntó nuestros labios y nos besamos por unos buenos segundos. Antes de terminar, mordí su labio inferior recibiendo un gruñido de su parte.

—¿Sabes? A la noche quiero que vayamos a una fiesta —volví a acostarme a su lado apoyando mi cabeza en su pecho. Pasó su brazo sobre mí dejando su mano sobre mi trasero—. Busquemos un lugar donde haya buena música y bastante alcohol, ¿qué te parece?

—Recién estamos despertando ¿y tú ya estás planeando lo que haremos en la noche? —sonrió con el ceño levemente fruncido—. No puedo pensar en qué vamos a hacer en la noche si ahora te tengo desnuda a mi lado, Aly.

—Me visto entonces —iba a pararme, pero no soltó su agarre. Miró mi cuello y alzó las cejas mientras chasqueaba la lengua.

—No recuerdo en qué momento te hice ese chupetón, pero se te ve bien —pasó levemente su dedo índice por él—. Aunque bueno, te faltan unos cuantos más.

—Ah, claro. Hazlos ahora si quieres —dije con ironía mientras ponía los ojos en blanco—. ¿Entonces qué haremos?

—Ya tengo un panorama para la tarde, pero podemos ir de fiesta mañana.

—¿Y qué panorama sería ese? —me miró con una sonrisa coqueta—. Te digo desde ya que no tendremos sexo todo el día, Mikkel.

—Que aburrida eres —hizo un puchero de manera tierna—. Tengo reservado un barco para que recorramos el Sena al atardecer.

—Ay, quién iba a pensar que Mikkel Hummel era todo un romántico, ¿eh? —puse mis manos en su cuello para acercarlo a mí y junté nuestros labios. Llevó su mano a mi espalda y la acarició de arriba a bajo—. Entonces podemos tener todo el sexo que queramos hasta que llegue la hora de irnos —murmuré sobre sus labios. Sonrió travieso antes de ponerse sobre mí.

—De todas formas lo íbamos a tener, Aly.

Horas después…

—Te ves preciosa —me recorrió con la mirada más de una vez mientras se acercaba a mí.

Había decidido ponerme un vestido negro con flores, largo, holgado y con una abertura en la pierna.

—Tú te ves muy guapo —puse mis manos en sus brazos mientras levantaba mi mirada para ver su sonrisa de oreja a oreja, porque aunque use tacones sigo quedando más baja que él. Lo besé y después entramos a la camioneta.

Condujo media hora hasta que llegamos a Boulogne-Billancourt. Nos bajamos y caminamos con las manos entrelazadas hacia uno de los barcos, el más moderno.

Saludamos al capitán y nos sentamos en el banco central.

—¿Vino o champagne? —Mikkel me preguntó.

—Vino, por favor.

Sirvió las copas de vino y nos pusimos cómodos antes de que el barco comenzara a andar.

—¿Has hablado con tus padres?

—Sí, pero no mucho —respondí. Pasó su brazo por detrás de mi espalda y me miró.

—Presiento que a mi cuñada no le caigo muy bien que digamos.

—No le digas así —golpeé su hombro y rió—. No te había contado, al parecer Camilla se dio cuenta de que me gu...

—De que te...

—De que me pareces atractivo.

—¿En serio no vas a admitir aún que te gusto?

—Bueno, pesado. Al parecer Camilla se dio cuenta de que me gustas, pero con suerte no ha notado que pasa algo entre nosotros.

—Por fin te escucho decir eso —puso su mano sobre mi pierna con una sonrisita. Ladeó su cabeza y frunció el ceño—. ¿Por qué no le cuentas? Dudo que ella le diga a tus padres.

—No sé si sea buena idea, cuando tenemos alguna discusión suele sacarme en cara algunos secretos que le he contado sin importarle que mis padres estén allí escuchando.

—Te entiendo, mi hermano me hacía lo mismo —bufó—. ¿Alguna vez te has puesto a pensar qué diría tu padre si supiera lo nuestro?

—Eres muy mala para cambiar de tema, Aly.

—¿Se te ocurre algo mejor? —negó encogiéndose de hombros—. Estoy esperando tu respuesta.

—No tengo color favorito, ¿tú sí?

—El mío es el rojo.

—Entiendo perfectamente por qué, el rojo se te ve jodidamente bien —mordió su labio inferior y se acercó a mi oído—. ¿Trajiste lencería roja? Ojalá que sí, porque quiero follarte con ella puesta y desp... —nuevamente el capitán interrumpió nuestra conversación. Mikkel se alejó claramente molesto y lo miró de mala forma.

Ya me quiero bajar de esta mierda, este señor arruinó nuestro momento hot

—Y por fin llegamos a la Tour Eiffel —nos miró con una gran sonrisa. Se la devolví de manera falsa.

Tampoco nos podíamos enojar, él sólo está haciendo su trabajo

—Es maravillosa, por fin la conozco —mentí. Tal vez pensarán que soy una aguafiestas, pero no le encuentro nada de especial.

Siempre había querido conocer París, mas no la Torre Eiffel

Estuvimos ahí por un laaaaargo rato mientras el capitán nos contaba cuánto medía, de qué estaba hecha, quiénes la diseñaron y no sé qué más.

—Ya es hora de volver; lo haremos a alta velocidad para una buena descarga de adrenalina.

(...)

—¿Te gustó?

—Sí, fue genial. París es hermoso.

Llegamos al hotel y nos tiramos directamente a la cama. Él boca abajo y yo mirando el techo.

—¿Te gustaría casarte alguna vez? —preguntó. Me puse de lado y llevé mi mano hacia su cabeza para jugar con su cabello.

—No lo sé, supongo que sí.

Un tono de llamada que yo no reconocía comenzó a sonar sobre el mueble que estaba a mi lado.

—¿Me pasas mi celular? —levantó la cabeza. Estiré mi mano para tomarlo y al entregárselo vi intencionalmente el nombre de la persona que lo llamaba.

"Shay"

Lo tomó sin decir nada y salió de la habitación para responder la llamada.

¿Qué tanto tenían que hablar como para que yo no pudiera escuchar la conversación?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA)