El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA) romance Capítulo 20

—Adivina con quién estoy.

—Me es imposible saber eso, Chyler.

—Espera, hombre... Que sí, yo le digo —escuché como mi amiga hablaba con no sé quién—. Estoy en el nightclub ensayando mi nueva coreografía y hay alguien que no deja de preguntar por ti.

—Awww... ¿Joshua ya me extraña?

—Pásamelo, es mi turno —escuché cómo le arrebató el celular a mi amiga mientras ella gritaba indignada—. Heeey, ¿qué tal París?

—Bello, mucho mejor de lo que imaginé. Prometo que les llevaré algún regalo.

—Es extraño no verte por acá, ¿quién me va a llevar a casa si vuelvo a olvidar mi billetera?

Reí recostándome en la cama. Vi como Mikkel salió del baño con una toalla en la cadera.

—¿Sabes? Cuando nuestros horarios coincidan nos iremos juntos, yo no tengo problema con ir a dejarte a ti también.

—Con que no nos encontremos con ese chico a la salida del nightclub todo bien. Me miró muy mal cuando me vio saliendo contigo, además de que no me cae muy bien que digamos.

Miré de reojo como la espalda de Hummel se contrajo al ponerse los pantalones.

Me ha estado ignorando completamente desde la noche de ayer, cuando Shay lo llamó.

—No te preocupes, creo que ni tú, ni yo lo volveremos a ver.

El ambiente estaba bastante tenso, no sabía qué había hablado con su secretaria, pero después de eso su humor cambió considerablemente, llevándome al punto de pensar en devolverme lo antes posible a Nueva York. ¿Para qué voy a seguir acá si tiene esa cara de culo? Es como si no lo estuviera pasando bien conmigo.

—¿A qué te refieres?

—A nada importante —me puse de pie y caminé hacia el baño, antes de entrar volví a hablar—. Ya me tengo que ir, cuida de Chyler como si fuera tu hermana, Joshua.

—Claro, siempre lo he hecho.

—Me iré pronto para que no sigas extrañándome. Cuídate.

Colgué la llamada y cerré la puerta del baño. Me desnudé y entré a la ducha.

Mientras me ponía el Shampoo, Hummel entró al baño como si nada para ponerse desodorante y perfume. No me miró en lo absoluto.

—¿Te puedes ir? Yo no entré cuando tú te bañabas.

—¿Así que te irás pronto? —me miró por el espejo. Puse los ojos en blanco ignorándolo. Por fin habla el desgraciado—. ¿No dirás nada?

—Sí, ya estoy extrañando el nightclub y más a mi familia.

—Y a Joshua —se dio vuelta apoyándose en el lavamanos.

—Exacto, a mis amigos también —tomé el acondicionador y me lo puse en la mitad de mi cabello—. ¿Puedo saber qué te pasa? Desde la llamada de tu ligue —me miró con mala cara—. Bueno, desde que te llamó tu secretaria que andas con un humor de mierda.

—¿Sabes qué? Yo también me quiero ir, tengo asuntos mucho más importantes en Nueva York. Báñate rápido para que ordenes tus maletas —se fue sin decir más, ignorando completamente mi pregunta.

Apreté mis puños enojada, ¿quién se cree que es para darme órdenes?

Al parecer haber aceptado su propuesta había sido mala idea, o bueno, hasta que tuvimos sexo unas buenas veces y después...

¿Y si sólo me trajo para conseguir eso?

Horas después…

Me bajé del jet y caminé lejos de él para irme lo antes posible de su casa. No volveré más.

Me puse frente al espejo de mi tocador y sí, se me olvidó tapar esa mierda.

—No es un chupetón, me quemaron con la onduladora —reí nerviosa. Intenté taparlo con mi cabello y comencé a sacar la ropa de las maletas.

—Conozco perfectamente cómo es un chupetón, he tenido cientos que nunca han visto, Alyssa —se sentó en mi cama mientras me miraba expectante—. Tú sabes que puedes confiar en mí, te veo muy desganada y dudo que estarías de esa forma si realmente hubieses ido a París para trabajar con Lancôme.

Dejé las maletas y ropa en el suelo para acostarme boca abajo. Llevó su mano a mi cabello y lo acarició.

—¿Prometes que no dirás nada de lo que te contaré si en algún momento tenemos una pelea?

—Lo prometo, confía en mí.

Tomé una gran bocanada de aire antes de hablar.

—Me fui a París con Mikkel... —murmuré sin querer mirarla—. Estábamos bien, por fin me atreví a admitirle que me gustaba, pero se fue todo a la mierda. Esa tal Shay lo llamó ayer y desde ahí que se puso raro, llegamos a su casa y minutos después llegó ella saltando sobre él para besarlo...

Mi voz se quebró, pero ni loca iba a botar una lágrima por ese pedazo de mierda.

Esto era exactamente lo que no quería que pasara. Intenté ocultar los sentimientos que tenía por él, juré que jamás iba a sufrir por un hombre, pero creo que estoy a punto de incumplir mi promesa.

—Voy a cortarle las bolas, ¿qué se cree? ¿Cómo se va contigo a París para después llegar a Nueva York y besar a esa chica? Que ni se le ocurra volver a poner un pie en esta casa, porque yo misma lo voy a sacar a patadas sin antes decirle una que otra cosita no muy agradable.

—Ya le dije que no quería tener más contacto con él, sólo nos veremos cuando sea por trabajo de mi padre.

—El problema es que piensa que puede hacer lo que quiera contigo porque eres demasiado buena, Alyssa. Te he dicho mil veces que necesitas tener un carácter fuerte, o si no todos te pasarán a llevar.

Si tan solo supiera que no soy como ella cree...

—No pasa nada, ya no volveré a caer en su juego.

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