—¿Cómo te fue? —Joshua me preguntó cuando llegue hacia él. Intenté ocultar cualquier expresión que delatara lo mal que me había ido.
—Bien —sonreí sin ganas—. ¿Te molesta si me voy? Sé que te había dicho que te iría a dejar cuando nuestros horarios calzaran, pero no me siento muy bien.
—Claro, no te preocupes. Me queda media hora, tú vete a casa y descansa —besó mi mejilla y carraspeó—. Tu novio está esperándote afuera.
Llevé mi mirada hacia el estacionamiento y lo vi. Estaba mirándonos dentro del auto con la ventana abajo.
No tengo ganas de estar con él hoy
—Nos vemos, recuerda que un día de éstos tenemos que ir a entregar tu book de fotos.
Le di una última sonrisa y caminé a paso lento hacia el auto de Mikkel, quién me miraba con el ceño levemente fruncido. Rodeé el auto y abrí la puerta para acomodarme en el asiento del copiloto. Mikkel se acercó a mí para besarme, pero me alejé inconscientemente.
—¿Ocurre algo?
—Estoy cansada, quiero llegar a casa rápido —mire al frente.
—¿Te pasó algo en el nightclub? —preguntó y negué—. ¿Por qué no me miras? Alyssa —me llamó con un poco más de rudeza.
Llevé mi mirada hacia él y suspiré con cansancio.
—Quiero irme, ¿podemos hablar en un momento donde no esté a punto de desmayarme por lo cansada que estoy?
—¿Quieres que vayamos a casa? Le diré a Kasia que nos prepare algo rico para comer.
Kasia
Había estado pensando en ella las últimas dos horas. No me la podía sacar de la cabeza, aunque creo que tampoco intenté hacerlo. Tengo una rabia tremenda, me preocupa que se comporte amable conmigo sólo para hacerme creer que es una buena chica. Sé que no es justo que me enoje con ella, pero espero que no me esté mintiendo con su "preocupación" y simpatía.
—No, Mikkel. Quiero irme a mí casa.
—Mi casa también es tu casa, Alyssa. ¿Qué pasa contigo? Entiendo que estés cansada, porque yo también lo estoy y bastante. Estuve todo el día peleando con el gerente financiero del proyecto inmobiliario que tiene tu padre, pero aún así no me desquito contigo por el día de mierda que tuve. Sólo quería que pasaran las horas para poder verte, pero al parecer tú no querías lo mismo —soltó claramente enojado.
—No tengo ganas de nada, Hummel —puse los ojos en blanco sin poder evitar sentir un poco de rechazo hacia él. ¿Por qué no me había dicho que le dolía tanto lo de Kasia y Philip porque estaba completamente enamorado de ella?
—A ti te pasa algo y me lo estás ocultando, así que dime ya qué es. No tengo ganas de que nos vayamos peleados.
—¿Cómo te fue con Kasia? ¿Pudieron arreglar lo suyo?
Frunció su ceño.
—¿Qué tiene que ver eso con lo que estábamos hablando?
Tiene mucho que ver
—No tiene nada que ver, pero quiero saber cómo les fue —me encogí de hombros "tranquila".
—Mal nos fue, ¿qué esperabas? Nunca volveremos a tener la misma relación que teníamos hace unos años.
—¿Relación de amistad?
—Claro que sí, ¿qué otra relación sería si no fuese sólo de amistad?
Y sigue mintiéndome en la puta cara
—Eres increíble, Mikkel... —susurré con una sonrisa amarga.
—¡¿Puedes decirme qué mierda te pasa?!
Alcé mis cejas y me acomodé en mi puesto antes de hablar.
Bueno, gritar
—¡¿Cuándo me ibas a decir que estabas enamorado de Kasia?! ¡¿Creíste que nunca me iba a enterar?! —abrí la puerta y salí, antes de dar un portazo con el fin de dejar la puerta giratoria, volví a gritar— ¡¿Por eso estás tan enojado con ella?! ¡¿Porque lo prefirió a él?! ¡Ándate a la mierda!
Caminé rápido hacia mi auto que lamentablemente estaba un poco lejos del suyo.
—¿Crees que voy a estar tranquila sabiendo que vives con la chica de la que estabas enamorado? ¡Ay, por favor! ¡Tú estarías igual o peor que yo!
—Basta, no seguiré con esto.
Se pasó a su asiento y escuché cómo le puso seguro a las puertas.
—Que ni se te ocurra...
—Te irás conmigo y conversaremos mejor allá. Parecemos unos locos peleando en el estacionamiento.
—¿Quieres que me vaya donde está ella? ¡Puaj!
—¡No puedes odiarla sólo por saber que en algún momento estuve enamorado de ella!
—¡No lo digas! ¡Además no la odio, sólo... —me acosté en el asiento y tragué duro—. Somos la típica pareja tóxica de novelas y películas, que horrible. Las relaciones así nunca terminan bien.
—Algunas sí.
Negué, pero preferí no decir nada sobre eso.
—No me quiero ir a tu casa, Hummel.
—Nuestra casa —me corrigió.
Me tapé el rostro frustrada. Este chico sabía perfectamente cómo sacarme de mis casillas.
—¿Ya me dirás cómo te enteraste de que en algún momento estuve enamorado de Kasia?
—No te lo diré. Yo también te ocultaré cierta información importante, Hummel.
—Estás loca —bufó antes de prender la radio.
—Tú lo estás.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA)