—Esta es difícil; ¿para ti quién era más guapo de joven? ¿Brad Pitt o Johnny Deep?
—No me puedes preguntar eso... —abrí mi boca indignada—. Los dos eran y siguen siendo unos papasitos.
—Lo sé, pero tienes que elegir a uno —Kasia me miró con los ojos entrecerrados mientras se llevaba un pepinillo a la boca.
—Creo que me quedaría con Johnny Depp —le quité el bote de pepinillos y me comí uno mientras me acomodaba en la cama—. Mierda, Mikkel odia el olor a vinagre —maldije al botar un poco de líquido en las sábanas de la cama.
—No pasa nada, las lavaré antes de que llegue.
—Me alegra mucho que me acompañes en estos momentos. Odiaría tener que estar sola hasta que Mikkel llegue de la empresa —hice un puchero y rió—. Entiendo que quiera que me quede con él después de lo que me pasó, pero de verdad extraño mi departamento.
—Llegaste hace dos días del hospital, Alyssa. No seas exagerada.
Este último mes me he acercado bastante a Kasia. Es en definitiva la chica más buena que he conocido, tanto así que he intentado más de una vez que Joshua y ella se conozcan, pero ahora que mi amigo está trabajando como modelo y a la vez como guardia del nightclub se le está haciendo casi imposible tener tiempo para ello.
Creo que harían una pareja preciosa
—Lo sé, pero Mikkel no me deja hacer nada. Eso me aburre —puse los ojos en blanco
—No te enojes con él por ser tan sobreprotector. Sólo te quiere cuidar.
—¡No soy una niña pequeña! —chillé como una.
—¿Por qué estás gritando? —Kasia y yo dimos un saltito al ver a Mikkel—. ¿Qué haces ahí, Kasia?
—¿No lo ves? Estamos haciendo una tarde de chicas —respondí como si fuera lo más obvio—. No se permiten hombres, lo siento.
—Es mi habitación, Alyssa —se acercó a mí para besarme, pero antes de hacerlo se alejó con una mueca—. ¿Por qué comes pepinillos en la cama? El olor es asqueroso.
—¿Me llevo las sábanas para lavarlas ahora? —Kasia preguntó poniéndose de pie.
—No sólo las sábanas, llévate todo que huele a mierda —lo miré con las cejas alzadas esperando que le dijera la palabra mágica. Bufó—. Por favor.
Bueno, si se preguntan si Mikkel y Kasia han logrado recuperar su amistad en este tiempo... pues no. Pero ahora tienen un poco más de confianza.
Hummel me ayudó a ponerme de pie para sacar la ropa de cama y después volví a acostarme.
—Otro día seguimos eligiendo a los actores más guapos —Kasia dijo con gracia antes de irse de la habitación con las sábanas y el cubrecama.
—Así que de eso hablaban... —Mikkel se sacó los zapatos antes de acostarse a mi lado. Puso su mano en mi cintura y me acercó a él—. ¿Cómo te has sentido?
—Hoy he estado mejor anímicamente —contesté besando su barbilla—. ¿Y tú?
—¿Yo qué?
—¿Cómo te has sentido? —me alejé un poco de él para mirarlo. Frunció su ceño haciéndose el confundido—. No te hagas. Sé que has tenido problemas para dormir, ¿cómo estás tú?
—Eso no importa —besó mi frente y sonrió sin muchas ganas—. Lo único que importa es que tú estés bien.
—Claro que no, Mikkel —bufé molesta—. Yo sé que lo que pasó te dolió tanto como a mí, así que también es importante saber cómo te sientes tú.
—Estoy bien, Alyssa. De verdad.
—Tus ojitos no dicen lo mismo, cariño —llevé mi mano hacia su rostro para acariciarlo—. ¿Por qué intentas ocultarme a mí que estás triste?
—No quiero que me veas así —suspiró cabizbajo—. Te voy a contagiar mi tristeza.
—¿Y? No me importa.
—Tú sabes que yo no veo esas mierdas.
—¿Estás seguro? —alcé mi ceja con burla al recordar que hace poco había admitido que casi le da algo cuando vio las fotos de Andreus y yo que aparecieron en el portal de TMZ.
—Fue sólo esa vez, Alyssa.
—Cometiste el peor error al contarme eso. Me reiré de ti por siempre —admití chasqueando la lengua—. Bueno, a lo que iba. Según la prensa, entramos en la lista de las parejas más sexys.
—Eso está más que claro, no es necesario que la prensa lo diga. Ya todos lo saben.
—Tienes razón—reí mientras negaba. Amo su ego—. Es todo muy loco, ¿puedes creer que hasta tenemos cuentas de fans?
—La gente está loca —me corrigió.
—No sé, a mí me encantan.
—Así veo —alzó su ceja—. ¿Escuchas? Hay un celular vibrando.
—El mío no es —dije mirando mi celular. Frunció el ceño y buscó el suyo—. Está ahí, tontito —apunté debajo de su almohada.
—Me encanta como me insultas —dijo irónico mientras tomaba su celular. Dejé de prestarle atención y comencé a revisar las puntas abiertas de mi cabello. Creo que ya es hora de cortarlo un poco—. ¿Qué?
—¿Qué de qué? —pregunté sin apartar la mirada de mi cabello.
—Mira —puso su celular frente a mí mostrándome un mensaje de texto.
"Borré todo lo que tiene que ver con Alyssa, así que ya no se preocupen por lo que pueda hacer en contra de ustedes. Los dejaré tranquilos"
¿Desde cuándo Philip es tan amable?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA)