El CEO y la Bailarina Nocturna (COMPLETA) romance Capítulo 41

Abrí los ojos con dificultad e hice una mueca al sentir un pequeño dolor en el vientre. Miré la habitación blanca, claramente de hospital, y mis ojos comenzaron a humedecerse al ver a mi lado a Mikkel sentado en una silla, con su cabeza apoyada en la cama en la que yo me encontraba y su mano sobre mi barriga.

Acerqué mi mano a su cabeza y acaricié su cabello con movimientos temblorosos. Necesito explicaciones, pero temo saber ya qué me pasó.

—Mikkel —lo llamé dándole toques suaves en su cabeza. No pasaron ni dos segundos antes de que levantara su cabeza con rapidez para mirarme. Ladeé mi cabeza con lástima al ver sus ojos rojos con bolsas debajo de ellos y moretones en todo su rostro.

—Por fin despiertas, ¿cómo te sientes? —llevó su mano a mi rostro y acarició mi mejilla con sus nudillos.

—Me duele un poco el vientre —murmuré—. ¿Qué pasó?

Abrió la boca para hablar, pero de ella sólo salió un quejido. Su labio inferior comenzó a temblar y sus ojos a cristalizarse.

—Mikkel —acaricié su antebrazo. Me duele mucho verlo así—. Acuéstate a mi lado—le di golpes al colchón para que se acostara ahí. Lo hizo de forma cuidadosa para no tocarme y hacerme daño.

—Lo siento tanto... —susurró con voz quebrada.

—¿Qué pasó?

—No debí llevarte a la casa de Philip. Te pusiste muy nerviosa, te asustaste demasiado y... —habló cabizbajo haciendo una pausa—. Sufriste un aborto espontáneo por mi culpa —volvió a hablar mientras una lágrima solitaria caía por su mejilla.

Cerré los ojos con fuerza sintiéndome completamente inútil. ¿Cómo no me di cuenta de que estaba embarazada?

—Tú sabes que nunca fue mi intención hacerte daño ni a ti, ni al bebé. Si hubiese sabido que estabas embarazada nunca te hubiese llevado conmigo a hablar con Philip —dijo. Vi de reojo cómo se llevó sus puños hacia sus ojos para limpiar cualquier rastro de lágrimas que en ellos hubieran—. Bueno, lo sospeché en un momento, pero no tuve tiempo de hablarte sobre eso. Lo siento mucho, sé que debes odiarme en estos momentos y lo entien...

—Fue mi culpa —lo interrumpí llevando mi mirada nuevamente hacia él—. Soy mujer, debí haberme dado cuenta de que algo le estaba pasando a mi cuerpo. Sí, mi menstruación es irregular, pero si sumamos que lo hicimos una vez sin condón, que no me había llegado mi periodo y que últimamente había andado muy sentimental... Estaba más que claro, Mikkel. Y yo no me di cuenta.

—Pero todo esto pasó porque yo hice que pasaras un mal rato, Alyssa.

—¿Mis padres ya lo saben? —pregunté ignorando que nuevamente se estaba culpando.

—Sí, están afuera junto con Camilla, Marisa, Chyler, Andreus y Joshua —respondió—. Les cambié un poco la historia de lo que pasó. Están todos muy tristes y preocupados.

Iba a preguntarle qué parte de ella historia había cambiado para yo no hablar de más por si me preguntaban algo, pero sentí algo que me llevó nuevamente a lo que pasó ayer en la noche.

—Siento que estoy sangrando —de un momento a otro comencé a sentir un calor extremo, lo que me hizo desesperar. Me senté en la cama y miré el vestido de hospital que llevaba esperando verlo manchado, pero no—. ¿Qué pasa? No quiero que ocurra otra vez —se me quebró la voz. Tapé mi rostro con mis manos y lloré mientras escuchaba de forma alejada a Mikkel tranquilizándome.

—Tranquila —puso sus manos sobre las mías para quitarlas y mirarme a la cara—. Tienes toallitas higiénicas. El doctor dijo que era normal sangrar por unos días después de tener un aborto espontáneo, mi amor. Te sentirás así cada vez que sangres, pero juntos vamos a superar esto, Aly.

—No, no hay forma de que supere que por culpa mía perdí a nuestro... hijo —solté sintiendo un escalofrío. Aún no puedo creer todo esto.

—Lo lograrás. Si es necesario buscar ayuda de un psicólogo o un terapeuta lo haremos, cariño.

Negué alejando sus manos de mí.

—¿Puedes dejarme sola por un momento?

NARRA MIKKEL:

Asentí sin reprochar. Sé que necesita asimilar todo lo que pasó.

Al igual que yo

—Estaré afuera —besé su frente y me puse de pie para caminar fuera de la habitación sin mirar a nadie. Me acerqué a una esquina alejada de todos y me dejé caer al suelo escondiendo mi rostro entre mis rodillas.

Jamás me perdonaría haber causado esto. Soy el responsable del dolor que Alyssa está sintiendo en estos momentos.

—Mikkel —reconocí de inmediato la voz de Joshua—. ¿Puedo sentarme?

—Yo soy Joshua, amigo de Chyler y Alyssa.

—Mucho gusto.

Los chicos con los que menos pensé que podría tener una conversación agradable, me acompañaron por horas mientras que los familiares y amigos de Alyssa iban entrando dos en dos a verla.

—Mikkel, el doctor te llama —Chyler, quién fue la última en entrar a verla junto con Andreus, me avisó.

Me puse de pie de inmediato y caminé hacia la habitación. Al entrar, vi a Alyssa sentada y vestida sobre la cama.

—¿Qué haces? —le pregunté preocupado acercándome a ella.

—A las mujeres que sufren un aborto espontáneo se les recomienda reposo absoluto o relativo las primeras 24 horas y Alyssa ya las cumplió, así que puede irse a casa —dijo el doctor mientras acariciaba la cabeza de Aly. Al parecer, él era amigo de Loretta, así que la conocía hace un tiempo—. Es importante que sepas que no puedes colocarte algo en la vagina como por ejemplo un tampón, y que también no puedes tener relaciones sexuales por unas dos semanas.

—Muchas gracias por todo, Frederick. Te tengo mucho aprecio, pero de verdad espero no tener que verte pronto —Alyssa dijo seria y desanimada.

—Cuídala —Frederick me miró con una expresión graciosa por el comentario que Aly había hecho. Sin embargo, podía notar una clara preocupación en su mirada.

—Por supuesto.

Nos despedimos de él y antes de salir por la puerta, Alyssa se giró para hacerle una pregunta.

—¿Después de esto tendré complicaciones para volver a quedar embarazada? —entrelazó su mano con la mía y apoyó su cabeza en mi pecho.

—No, Alyssa. Puedes ovular y quedar embarazada apenas dos semanas después de un aborto espontáneo —le contestó. Alyssa me miró con el labio inferior atrapado entre sus dientes y después volvió a llevar su mirada hacia el doctor—. Cuando se sientan emocional y físicamente preparados para volver a intentar tener un hijo, simplemente lo hacen. Pueden venir a verme para poder orientarlos.

—Muchas gracias—Aly le sonrió levemente—. Bueno, al parecer si nos vamos a ver pronto, Frederick —dijo en voz baja antes de salir de la puerta.

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