Capítulo cuarenta y dos
Pov Amir
Como no imagine que después del cine vendríamos a un parque de diversiones.
Estas cosas no son lo mío.
Junto mis cejas escuchando gritar a los adolescentes hormonales detrás de mí, voy en la punta del carrito de la montaña rusa con Irina y lo único que me hace no maldecir es ella y su mano agarrada a la mía.
—¡Oh por Dios! Amir voy a morir —el carro sube cada vez más por la cuesta y sonrío —¿recuérdame por qué estamos haciendo esto?
—Porque quieres ayudar al estúpido allá atrás en la cola —gira y vuelve la mirada a mí.
—Es irónico ver como ellos están allá y nosotros aquí adelante —el juego detiene su avance y observo el vacío de la cuesta.
—Tú eras la que te querías montar —me encojo de hombros —prepárate o cierra los ojos.
—¿Por q.? —no termina la frase y grita a todo pulmón por la velocidad a la que vamos, sus dedos aprietan los míos y cierra sus ojos —AMIR... ME VOY A MORIR —volteo mi rostro y río al ver todo su cabello volar por los aires.
—Pareces una bruja, estás toda desgreñada.
—¿QUÉ?
Alzo mis cejas divertido y observo todas las expresiones en su rostro, Irina es una persona totalmente expresiva.
Me enfoco totalmente en ella que no me doy cuenta cuando el vagón se detiene, quito las bandas de seguridad y saco mis piernas del lugar, le tiendo la mano y me mira fijamente, levanta la suya temblante y la saco del carrito —¿Estás bien? —tomo sus mejillas y examino su cuerpo.
—No, no estoy bien —se sujeta de mi brazo —no dejes que ellos me obliguen a montarme a otra cosa así.
Beso su cabeza —Tranquila, no volverá a pasar —agarro su mano y bajo del todo con ella.
El pelirrojo y el chico Gettiov ríen al ver el estado de mi irresistible y los fulmino con la mirada —¿Qué es tan gracioso?
Leonard calla su boca y el otro baja la mirada —¿Ahora a dónde? —la suave voz de Irina sale con miedo.
—Quiero ir al evolución —saco la tarjeta vip del bolsillo de mi chaqueta y se la tiendo al chico Gettiov.
—Vayan ustedes, Irina y yo iremos a otros juegos.
Leonard da un paso hacia mí y puedo sentir su corazón latir desenfrenadamente —La idea era venir contigo.
Hago una mueca con mis labios —Ve con él —señalo con mi cabeza al lobo celoso detrás de su cuerpo.
—Pero yo quiero... —siento los brazos de mi Irina apretarme y ruedo mis ojos.
—Está bien, iremos al evolución — digo y sus brazos me rodean, lo hago despegarse de mí y camina alegre hacia el juego, volteo a ver a Irina —¿estás consiente de que esto no está saliendo bien para tu amigo? —señalo al pelinegro.
—De alguna forma estás ayudando —se encoge de hombros —lo demás es cosa de Kurt.
—Espero que maneje lo demás bien, estoy empezando a hartarme de ese crío.
—Hazlo por mí, por favor —sus ojos verdes resplandecen bajo la luz de la luna y la atraigo a mí.
—No estaría haciendo esto si no fuera por ti, sabes perfectamente que este tipo de cosas no es lo mío —me detengo al ver el juego mecánico y observo su reacción, traga grueso y aprieta los dientes, su cuerpo se tensa y la agarro de los hombros —no subas, total el niño solo me quiere ver a mí —saco mi billetera—anda a comer algo por aquí cerca o compra lo que quieras —examina el interior —solo ten cuidado de no perderla, están todas las tarjetas y mis licencias y documentos importantes.
—Amir, ¿vienes? —escucho el grito del pelirrojo y doy una seña en su dirección.
—Estaré bien. Comparé agua que tengo sed y veré qué de todo esto me atrae—muerde sus labios.
Es increíble como ella puede cambiar mi humor en segundos.
—Contigo nada es aburrido y sin ti todo es aburrido —esquivo un choque de su lado y estrello el auto contra el otro —incluso en un juego de niños, si estoy contigo todo es más divertido —me estaciono a un lado y agarro su rostro —no puedo más ser tu mejor amigo —estrello mis labios con los suyos y rápido escucho el bullicio de los hombres fuera del juego.
—Es hora de bajarse.
Salgo con ella de la mano y le hago una seña al monitor —Gracias, hermano.
—¿Kurt y Leonard?
Me encojo de hombros —Creo que se fueron. Leonard mencionó algo de un trabajo y tu amiguito lo acompañó.
—Entonces, ¿qué hacemos tú y yo? —se cruza de brazos —sin ellos dos aquí mi misión a terminado —muerde sus labios y me observa de reojo, camina conmigo en silencio hasta los oscuros estacionamientos, miro el lugar sin ningún rastro de alma y estrello su cuerpo contra la camioneta.
—Lo que yo diga es lo que harás —susurro—recuerda que lo prometiste —agacho mi cuerpo a su altura, mis dedos van a su cuello y trazo una fina línea en mi marca.
—Yo dije: tal vez.
—Pero un tal vez puede ser un sí —pego mis labios a la parte más externa de su cachete y bajo hasta su cuello.
—Amir... No —sus manos empujan mi pecho y me separo de ella.
—Está bien, aquí no —desbloqueo el auto y ella lo rodea, sube y cierra la puerta.
¿Cómo es que siempre termino en las mismas?
Acomodo un poco a mi amigo en proceso de medio despertar y subo al coche, cierro mi puerta y prendo el auto —Ya era hora, pensé que no ibas a subir —junto mis cejas y trato de mirar su cara, pero me veo afectado por su blusa más arriba de sus pechos, su pantalón ha desaparecido y veo su cuerpo con apreciación. Bloqueo el auto y trago grueso, mi miembro palpita bajo mis pantalones y ella pasa a mi lado, coloca sus piernas al rededor de las mías y tiro la silla hacia atrás para tener más espacio —¿Esto era lo que querías? —sonríe victoriosa al ver mi estado y sus manos viajan a mi cabello —¿te comió la lengua el ratón, lobito? —estampa sus labios húmedos con los míos y aventuro mis manos por sus curvas.
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