Capítulo cuarenta y tres
Pov Irina
En cama una vez más por culpa de Amir.
No hay otra explicación.
Jalo la manta y lo escucho suspirar —Irina, ¿podrías dejar de comportarte como una niña pequeña y dejarme un pedazo de colcha?
Me volteo en su dirección —No. Esta es mi cama, mi cuarto. El que se tiene que ir eres tú —garabateo con mis manos al aire —es más, tú no deberías estar aquí.
Alza sus brazos y toma asiento en la cama —esta bien, entiendo tus indirectas tan directas —se levanta —me voy.
—¿A dónde?
Detiene sus pasos y gira —la verdad no te entiendo, me haces sentir que me quieres y luego siento que te resbalas de mis manos, ¿a qué jugamos, Irina? Para ver si yo también puedo jugar.
—No estoy jugando a nada.
Llega al borde de la cama y cruza sus brazos —¿ah no? ¿Entonces que fue eso en el auto?
Muerdo mis labios. Esa camioneta nunca lo volveré a ver igual.
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Flashback
Subo al carro tan rápido como mis cortas piernas me dan.
Hoy tendrás un regalo, Amir Dhall.
Un bonito regalo que te hará ver que no sólo tú mandas.
Saco mis botas y las tiro a los puestos traseros, imito la acción con mi pantalón y observo mi ropa interior a juego con mi ropa.
No es la mejor, pero tampoco la peor.
Alzo mi blusa y desato mi brasier liberando mis pechos, el viento frío al abrir su puerta pega de lleno contra mi caliente cuerpo y suspiro pesadamente.
No puedo creer que este haciendo esto.
Cierra su puerta y prende el auto, observo su perfil y mis ojos lo escanean —Ya era hora, pensé que no ibas a subir —paso la lengua por mi labio inferior al ver su mirada intensa, cruzo mis piernas y lo rodeo con ellas, siento su miembro duro a través de su pantalón y cierro mis ojos disfrutando de la sensación placentera —¿Esto era lo que querías? —sonrío y dirijo mis manos a su cabello para atraerlo a mí —¿te comió la lengua el ratón, lobito? — digo al ver su cara de impresión y pego mis labios con los suyos, sus manos suben por mi espalda y me despega de él, alza mi camisa y la lanza a los puestos traseros —¿ansioso?
—Como no tienes idea —su boca encuentra mis pezones y los muerde ligeramente, aprieta mis nalgas y mis caderas empiezan a moverse en un va y ven con él —¿te acuerdas de lo que dijiste esta tarde? —enreda sus manos en mi cabello y tira de mí —ya llegó la hora de que me montes —su mano libre me pega a su pecho y atrapo sus labios calientes, juego con ellos y su lengua entra en acción con la mía.
Agarro su chaqueta y tira su cuerpo hacia delante, la bajo y está sale disparada al puesto de copiloto, tomo el dobladillo de su suéter, se despega de mí con mala gana y alza sus brazos, lo saco y lo dejo en el tablero del auto. Mis manos exploran su cuerpo y Amir vuelve a buscar mis labios con desesperación.
Se siente bien después de tanto, diablos.
Jadeo sobre su boca al sentir sus dedos tocando y llenando mi intimidad, acomodo todo mi cabello a un lado y muerdo su oreja —dime, —susurro —¿quieres estar dentro de mí, uh? —paso mi lengua hasta su cuello y pego mis labios de este —¿Quieres sentir lo caliente que está mi intimidad por ti? —desabrocho su pantalón y meto una de mis manos dentro, toco su miembro y tira su cabeza hacia atrás, cierra sus ojos y muevo mis manos tomando el control de la situación.
Bingo, esto era lo que quería.
Quito parte de su pantalón y me asiento sobre la punta que se asoma por su bóxer, siento mis fluidos empaparlo y muevo mis caderas frenéticas, llevo mis manos a sus hombros, estampo mis labios en la marca sobre su cuello y sus manos sujetan fuerte mi cintura—Irina, para —su voz sale casi inaudible y sonrío victoriosa.
—No quiero —baja el respaldo de su silla hasta abajo, me voltea y queda encima de mí.
—Te voy a follar tan duro que te va a costar caminar —muerde sus labios y por sus ojos pasa un breve destello rojo.
Oh no.
Necesito hacer mi cometido antes de que termine de verdad haciendo lo que dice.
—Ya te dije que solo quería enseñarte que no solo tú mandas.
—No sé qué estás tratando de hacer —coloca sus rodillas sobre el borde del colchón —pero estás jugando con fuego, lobita.
—¿y eso qué? —lo reto y sonríe en mi dirección.
—Y como disfrutaré cuando te haga gritar mi nombre en esta cama, cuando estés tan dispuesta y accesible para mí —muerde sus labios y desvío la mirada —cuando esa boquita me pida por más —toca mis labios con su pulgar y salta de la cama —en fin, me voy de aquí antes de que termine haciéndole cosas a la sexy señora de la casa —camina a la puerta y me da una última vista antes de salir del cuarto.
Yo no he dicho que no quiera hacer esas cosas.
...
Despierto por la conmoción en el piso de abajo y estiro mi cuerpo adolorido, dejo que mis pies toquen el frío suelo y con la joroba más grande que he hecho en mi vida camino hacia la planta baja, restriego mis ojos y doy un gran bostezo —¿qué pasa?, ¿por qué hacen tanto ruido? —mis ojos verdes enfocan el canoso cabello de Amir y dejo caer mi mandíbula.
—Sí, nosotras también quedamos así al verlo —viene hacia mí y cierra mi boca.
—¿Te teñiste el pelo de blanco? —alzo mis manos y toco su sedosa cabellera.
—Estaremos en la cocina para desayunar, los esperamos —las chicas desalojan la entrada y miro atentamente sus ojos azules.
—Espero que esto no lo hayas hecho por lo que dije ayer —muerdo el interior de mis mejillas —porque lo dije solo para salir del paso —miento y dirijo mis pies a la cocina.
En realidad, si he tenido un extraño fetiche con ese tipo de cabello, pero era cuando estaba pequeña y soñaba con un príncipe azul.
—No me cambie el color de pelo por eso—habla —lo hice para que resalten mejor mis expresiones mientras te follo—me detengo abruptamente y Amir pasa a mi lado como si nada —¿vienes? —ladea su cabeza y puedo ver su sonrisa ladina en su boca.
—¿Sabes que eso está fuera de contexto? —niego sonriente.
¿Acaso te atreves a usar mis propias técnicas contra mí, Amir?
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