El Hijo Del Millonario © romance Capítulo 6

Capítulo cinco

¿Nunca les ha pasado que siempre, siempre, siempre se topan con el más bonito de su instituto y no saben que hacer?

Pues yo estoy en una de esas situaciones.

Ojos azules está de pie, frente a mí, con una sonrisa moja bragas de oreja a oreja, sus manos están acorralando mi tan grande, pero enano cuerpo contra la pared del salón de español.

Y se preguntarán, ¿En el salón de español? ¿Qué tú no te habías ido de ese lugar?

Bien, voy a retroceder.

Flashback

¿Luna?

¿De qué estarán hablando?

Hago una mueca y sigo mi caminar cuando noto que mis pies no se mueven, tal vez lo que ellas piensen no debe importarme y más cuando hablan cosas de adultas.

Cruzo la puerta y en cuanto mi pie derecho da un segundo paso soy arrastrada hacia adentro nuevamente por unos fuertes brazos.

Alzo mi vista para encontrarme con ojos azules, su rostro está rígido y notoriamente molesto. Algo me dice que se las viene a descobrar por hacer caer a su novia.

Estoy frita.

Él baja la mirada a mí y la vuelve a subir para formular una sola palabra —Salgan—¡Dios! Que voz tan gruesa y autoritaria.

Las profesoras recogen sus cosas y con la cabeza baja abandonan el salón.

¿Qué no se supone que ella debería haberme salvado de esta?

Cierran las puertas y todo queda en absoluto silencio, su agarre poco a poco se afloja hasta que ya no siento su mano en mi antebrazo, por instinto retrocedo y él da un paso a mí, vuelvo a retroceder y él vuelve a dar otro paso, mi espalda choca con la pared del salón y muerdo mis labios.

De esta ya no puedo salir.

Fin flashback

Y así fue como terminé con él pegado encima mío.

Trago grueso y aprieto las mangas de mi mochila —¿Qué...qué es lo que necesitas? —aplasto mis labios y sus ojos van directo allí.

—Solo vengo a decirte tres cosas, pequeña oompa loompa, la primera es que no te quiero ver cerca de Omar Gettiov —junto mis cejas y abro la boca para reclamar, pero pone su dedo índice en mis labios —lo segundo que quiero es que te fijes por donde vas a mover tu cuerpo —alzo una ceja—y, por último. Joder, deja de estarme provocando—¿Qué?

Quito su dedo de mi boca bruscamente y ruedo mis ojos —Yo decido con quién o no entablar una amistad, ¿solo porque vienes tú supuestamente a decirme que le deje de hablar tengo que dejarle de hablar? Y sí, tengo un gran cuerpo, pero si te molesta, entonces ¿qué haces cerca mío? tienes todo el salón para allá y vienes a tirarte prácticamente encima mío, pie grande —lo empujo y su cuerpo solo rebota contra mí —Quítate que me asfixias, y por esta razón siempre huyo de las personas como tú, son tan creídas con su ego que piensan que pueden aplastar a cualquiera cuando se les de la gana —piso su pie y lo empujo con todas mis fuerzas logrando salir de su aprisionamiento —Y para estar más francos, yo sé que debo pedirle disculpas a tu novia, pero como que su voz lastima mis oídos —abro la puerta y la cierro de un portazo llamando la atención de más de cuatro en el pasillo.

Camino directo al gimnasio y subo las gradas para agotar mi energía impulsiva.

¿Pero ese quién se cree que es para venir a mandarme como si yo fuera su sirvienta o algo así?

Me asiento con toda la brusquedad del mundo y meto mi cabeza entre mis brazos, tomo respiraciones profundas una y otra vez hasta que la ira abandona mi cuerpo por completo.

Oh no, aquí vamos miedo.

¿Cómo es que se me ocurre decirle eso a ese niño? ¿acaso soy bruta? ¿en qué estaba pensando?

Ahora me van a molestar y más si él es un super popular.

—Soy una inútil —me pego en la frente.

—Eso no es cierto—ya no sé porque no me sorprende ver a Omar aquí.

—Claro que sí, vengo o acabo de discutir con ojos azules —él nota mi confusión y suspiro—el niño por quién tú dices que caí hipnotizada el primer día y el que me dijiste que me seguía viendo esta mañana —cruza sus brazos detrás de su cabeza y silba ligero.

—Con que peleaste con el hijo del dueño del instituto.

No, no me digas eso.

—¿Con quién? —vuelvo a preguntar con el corazón en la boca.

—Con Amir Dhall, el hijo del dueño de esta institución —trágame tierra.

Ahora si estoy frita.

Si a él le da la gana de decirle a sus padres que me expulsen estaré en graves problemas.

Muerdo mi labio inferior, ¿pero y que tiene?

Él comenzó todo primero.

Bruto ese.

—Me da igual. Sabes que fue lo que dijo el muy arrogante, ¡QUE TE DEJARA DE HABLAR! ¿Él quién se cree para venir a mandarme? soy Irina y yo mando quien me habla y quién no, ¿qué le pasa a ese tipo? —Omar se levanta y me tiende la mano.

—Ya para tu rabieta, estás llamando la atención de todo mundo —observo la cancha llena de estudiantes mirando hacia mi dirección —levántate de ahí y ya vámonos —extiende su mano y la tomo con rapidez, bajamos más escaleras y caminamos fuera del gimnasio.

—¿A dónde me llevas? —cuestiono.

Entra al vestidor de hombres y sale corriendo con su bolsa en la mano —a un lugar —toma mi muñeca y tira de ella.

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