El precio de tu Amor romance Capítulo 33

Las lágrimas estaban casi abarrotadas en sus ojos sin poder quitarle la mirada encima de Grace, pero la mujer bajó la cabeza colocando una mano en su brazo escudándose de su hecho.

Ese acto era repetitivo en su madre, de esa forma huía cuando Charles le gritaba o le reclamaba sobre algo, ya Natali le podía adivinar sus gestos, y aunque no quería que esto le doliera, le ardía como el infierno.

Le dolía muchísimo que su propia madre hiciera esto con ella.

De un momento a otro sintió como si tocaran su hombro, y en cuanto giró hacia su lado izquierdo una lágrima salió de su ojo haciéndole notar a Andrew que estaba conmocionada.

Los ojos de él se pusieron oscuros, estaba segura de que iba a decir algo cuando el móvil de Andrew sonó rompiendo con el silencio.

El hombre sacó el teléfono de sus pantalones y Nat pudo ver que decía “hospital”.

Parpadeando rápidamente limpió su ojo mientras susurró.

—Debe ser importante…

Andrew asintió, pero antes puso una mano en su mejilla para susurrarle.

—No dejes que te lastimen… solucionaremos esto pronto, ¿de acuerdo?

Natali asintió forzando una sonrisa, entre tanto lo vio levantarse, caminar, abrir y cerrar la puerta de su apartamento, y luego de que desapareció de su vista, giró completamente eufórica hacia Charles que aún la miraba divertido.

—Parece que estás en problemas… y creo que me equivoqué pensando que ese don juan te mantenía…

—¿Por qué hacen esto? —deslizando la mirada hacia Grace alzó más la voz—. ¿Esto es realmente lo que necesitabas hacer?

Grace levantó la mirada con el ceño fruncido.

—Solo queremos el dinero, Nat… nadie pidió entrar en…

Natali se levantó de un tirón interrumpiéndola buscando su billetera donde tenía lo que había sacado anteriormente del cajero, y con manos temblorosas fue hasta el sofá de nuevo.

Tomó la mano de su madre colocando los billetes y luego la cerró.

—Espero que… esto solucione tu necesidad Grace, y espero volver a creerte en cuanto me llames de nuevo para pedir mi ayuda… —fue imposible que no derramara lágrimas y que un nudo no se formara en su garganta estrangulando su voz.

Y aunque el rostro de su madre se enterneció ante su reacción, no fue así con Charles quien avanzó un paso en tono amenazante.

—¡Tú eres una mal agradecida! —le dijo pegándose a su cuerpo y llevando la mano a su boca para pellizcarla—. Esa mujer que está aquí, te parió… y adivina ¿qué?, no te botó porque no le dio la gana, pues se lo pedí incansables veces…

Los ojos de Nat se agrandaron tanto, que amenazaron con salirse de su órbita.

El pecho le ardía lo suficiente como para querer gritar así que aun sollozando manoteó la mano de Charles.

—Déjame… —intentó en un susurro, pero su garganta apretada no la dejó gesticular mucho y el hombre volvió a agarrarla del cuello mientras que Grace le tomaba el brazo.

—Vámonos, Charles, ya tenemos el dinero… —sin embargo, el tipo empujó a Grace hasta que ella quedó sentada en el sofá de nuevo.

—Esta maldita tiene que saber que fui yo, el que pagué su comida por años… ¡Yo! Así que no nos está haciendo un favor, ¡debe pagarnos lo que le dimos!, si no quiere problemas severos.

De un momento a otro, esa mano que sujetaba su cuello con presión, fue quitada de inmediato, y solo unos brazos y un aroma conocido invadió su cuerpo de un tirón.

—¡Suéltela! —el grito de Andrew estremeció todo su cuerpo cuando intentó aspirar el aire.

Nat se soltó de su agarré cuando sus piernas flaquearon y se dejó caer en el suelo, totalmente avergonzada y lastimada.

—Váyase —vio como Andrew empujó a su padre, y en como Grace tomando el dinero lo llevó a sus bolsillos para apresurarse en salir.

Charles por supuesto solo miró a Andrew achicando sus ojos, y acomodando su camisa, le dio una última mirada a Natali.

La puerta se cerró de golpe y hasta ese momento ella dejó de reprimir un fuerte sollozo que se escapó de su boca.

—No, no… no llores —Andrew llegó a su lugar recogiéndola del suelo y envolviendo sus piernas en su torso.

Nat metió el rostro en su clavícula permitiéndose llorar todo lo que pudo hasta que sintió que Andrew se sentó en el sofá con ella encima. Sus manos acariciaron su espalda mientras le quitaba el cabello de la cara.

No quería ver su rostro, estaba muy avergonzada y lastimada. No quería hablar de la situación, porque todo la iba a llevar a ese negocio sucio que había hecho con Jarol.

—Cariño… —escuchó el susurro, pero negó de inmediato.

—No quiero que me veas, eso fue muy vergonzoso para mi Andrew…

—No… no pienses de esa forma —él la obligó a levantar la cara mientras espacia besos en su rostro húmedo—. Los únicos que deben sentir pena, son ellos, tú no…

Los labios de Nat temblaron, y luego parpadeó varias veces entre tanto los dedos de Andrew secaban sus mejillas.

—No vuelvas a darle dinero a tu madre, Nat…

Ella lo observó expectante.

—¿Cómo?, a veces ni siquiera tienen para comer…

Andrew soltó el aire.

—Estoy seguro de que el hombre lo gasta todo menos en comida. Es evidente que usa a tu mamá para todo esto, y ella le gusta hacerlo. No se muestra nada arrepentida de lastimarte…

Nat negó.

—Andrew… escucha… con respecto al trabajo…

Las manos de Andrew tomaron su rostro y luego dio un beso suave en sus labios.

—No tienes qué explicarme nada, confió en ti —Nat parpadeó incrédula mirándolo fijamente y antes que dijera una palabra para responderle, él se mostró preocupado—. Nat, quisiera quedarme contigo, pero debo ir al hospital… un colega sufrió de una caída en su piscina cuando estaba en el cumpleaños de su hijo, y él desea que le dé mi opinión, parece que tiene una lesión comprometida en la cabeza…

—Claro, ya la anuncio señorita.

Nata dio dos pasos atrás frunciendo su ceño, y luego cruzó los brazos esperando entrar lo antes posible.

—Señorita Simmons, puede entrar, el señor White la espera…

Nat asintió con un “gracias”, y tomando el pomo lo giró.

Había algo familiar en el olor de esta oficina, incluso cuando vio girar al viejo, vio que en sus ojos había mucho de Andrew. Caminó unos pasos, y antes de llegar al escritorio se detuvo.

—Señor White…

Jarol le sonrió sin levantarse de su silla, al contario se recostó más.

—¿A qué debo esta grata sorpresa?, te he estado llamando, esperando informes y no he obtenido nada… sin embargo, debo decirte que has hecho un excelente trabajo.

Natali reprimió los ojos. Eso sonaba como la mierda y si le sentaba mal a ella, ni siquiera imaginaba como sería si Andrew lo escuchara.

—Escuche… lo que vengo a decirle es algo urgente, yo…

—¿Ya viste los periódicos? —el hombre la interrumpió con intensión—. Hay una foto muy linda tuya y otra… no tanto…

Ella se quedó inmóvil mientras observó como Jarol tomaba las hojas de periódico que estaban a su derecha, y le pidió que se sentara para que les echara un vistazo.

Sus manos tomaron rápidamente el periódico, y sus ojos se agrandaron cuando vio una foto de Andrew y ella en el festejo del cumpleaños de Sofía. Ambos reían, pero Andrew tenía la cabeza inclinada a su cuello como si le estuviese susurrando algo.

La otra imagen que aparecía más pequeña, se trataba del momento cuando ellos esquiaron. Por supuesto, sus rostros se veían más desenfocados, pero aquí el punto importante para la prensa era Andrew:

Andrew White, el médico más rico y cotizado de Durango ¿oficialmente en una relación?

“Lo hemos visto con cantidad de mujeres, pero esta misteriosa chica, entró en su círculo familiar cuando asistió al cumpleaños de la hermosa Sofía White. Y no solo con eso, podemos ver que se han escapado a las preciosas montañas de Gunnison, esquiando de una forma muy romántica. ¿Habrá atrapado al hombre de hielo? ¿O tendremos que esperar que alguno de los miembros de la familia nos confirme esta información? De lo único que sí estamos seguros es que nuestra candidata tiene un nombre, y ese es: Natali Simmons…”

—He recibido algunas llamadas… y no imaginas todo lo que ofrecen por darles una entrevista.

Nat negó.

—No, no creo que Andrew esté contento con esto. Señor White… por favor, necesito que me escuche…

Nat puso el periódico a un lado restándole importancia por el momento, pero estaba segura de que cuando Charles viera esto, le haría la vida imposible al saber quién era Andrew en realidad.

Dejando su pensamiento para otro momento, se sentó recta totalmente decidida.

—Yo… quiero desistir del trato…

En ese momento ella pudo ver como el rostro de Jarol cambió de un rostro feliz a uno amargo. Incluso podía pensar que estaba viendo los mismos ojos de Andrew cuando realmente estaba enfadado, y aunque sabía que esto no sería fácil, ya no tenía retorno…

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