Nat se detuvo en el espejo sin poder evitar que sus labios se ensancharan en una sonrisa amplia.
Se veía…
—Te ves hermosa —expresó Lana interrumpiendo sus pensamientos detrás de ella.
—Yo, estoy impactada, este maquillaje que hiciste, y este vestido… me hacen parecer como la cenicienta, ¡pero esta no soy yo!
Nat casi gritó de la emoción mientras Lana dio una carcajada acompañando su histeria.
—Eres tú, pero con un poco de maquillaje y un vestido. Sigues siendo hermosa, así no tengas nada de esto…
Nat se giró sintiendo un apremio en su pecho, «¿desde cuándo alguien era así con ella?, ¿Cuándo fue la última vez que recibió una palabra amable?»
«Mucho tiempo», pensó, pero parpadeó muy rápido para no dejarse llevar por todos sus cúmulos. No era el momento de arruinar las cosas.
Colocando la mano en el hombro de Lana, agregó:
—Gracias por todo lo que estás haciendo por mí.
—Con gusto —respondió su amiga como si se tratara de cualquier cosa, y fue a tomar su celular para teclear—. Le diré a Peter que estamos listas. Es mejor utilizar un solo auto.
Natali asintió con la cabeza mientras volvió a girarse al espejo, y se sintió complacida de estar teniendo un respiro en medio de todo su caos.
Sí, disfrutaría esta noche, lo haría.
En el momento en que salieron de la casa de Lana, Peter se despegó del auto para reparar en Natali mientras dio un silbido largo. Ella se rio ante su expresión, pasando de largo y tomando el asiento trasero antes de que se lo indicaran.
Ambos chicos afuera, entraron en el auto y colocando algo en la radio, comenzaron a andar rumbo a la celebración.
Decir que a Natali se le cayó la quijada cuando vio el club nocturno, era quedarse corto. Aunque estaba entusiasmada, se sentía pequeña y un poco fuera de lugar. Pero se había prometido no detenerse, ni dejarse amedrentar por las apariencias.
En el instante en que se bajaron, Peter les pidió que lo esperarán para estacionar el auto cerca, y Natali aprovechó de revisar su teléfono antes de que se ocupará completamente.
Había varias notificaciones del señor White, y ella no dudó en averiguar de qué se trataba.
“Natali, el piso está listo, es recatado, y pequeño, nada fuera de lo normal como pediste. Mañana podremos ir. Te enviaré una foto de mi hijo para que vayas conociéndolo físicamente, y debes saber que el lunes comenzaremos con el plan”.
Natali tomó una aspiración en el momento en que descargó la imagen y solo pudo recordar a ese hombre que había salido de esa oficina ese día, como si estuviese quemando su alma.
—Vamos… Peter nos llama.
Nat giró un poco nerviosa, guardó el móvil en su cartera de mano y caminó con Lana hacia el lugar de Peter que las esperaba ansioso.
El chico colocó sus brazos de gancho mientras ambas metieron su mano dentro de su brazo.
—¡Hoy seré el hombre más envidiado de la noche…!
Cuando entraron al club, la música hizo vibrar el cuerpo de Nat, ya les habían dicho que debían presentar el carnet de la universidad, y después que los revisaron un poco en la entrada, se encontraron con muchos conocidos que estaban haciendo un alboroto en el lugar.
Natali vio que su amiga movió los labios hacia ella, pero no pudo escuchar absolutamente nada de lo que dijo.
—¡¿Qué?! —gritó, pero la carcajada de Lana y un ademán de: “no importa”, la hizo mirar hacia todas partes para ver que la gente estaba como loca por estar en esta fiesta, y en este club nocturno.
La música era muy fuerte, las luces iban y venían, pero se acomodaron en un sitio genial, porque traían bebidas cada nada. Alzando la cabeza sentada en el sillón amueblado donde estaban sentados más de los que debían, vio una zona un poco más apartada del resto del club, no muy lejos de ellos.
Ella supo que era una zona VIP. No estaba muy arriba, pero había unos cinco escalones para subir al lugar que se encontraba más despejado del resto y que eran mejor atendidos que cualquiera.
—Allá esta Alexey, el cumpleañero… —la boca de su amiga pegada a su oído, hizo que girará la cabeza a donde ella señalaba.
El hombre estaba entre todos los chicos de la universidad y algunas chicas estaban restregándole el trasero en su pelvis. Pero él parecía no prestarles mucha atención. Quizás era del último año, porque parecía mayor que todos sus compañeros.
Un par de meseros llegaron nuevamente a su rincón para repartir bebidas y Nat aprovechó en tomar un cóctel de frutas para ella.
Sin embargo, cuando fue a llevarse la copa a los labios, todo el momento cambió de nuevo.
Varias personas se giraron para ver que dos hombres entraron al club. Uno de ellos vestía una camisa manga larga azul, y un pantalón de vestir ajustado a sus piernas. Se veía endemoniadamente bello, pero Nat solo reparó en el segundo, en aquel que era una exacta copia de la foto que Jarol White envió unos minutos atrás.
El hombre estaba vestido de negro, camisa negra, pantalón negro, y su piel blanca, su cabello rubio y sus facciones duras y enfurecidas, definitivamente lo hacían ver más que interesante.
Era apuesto, muy apuesto, con un cuerpo muy atlético, y algo en esa forma de mirar, que lo distinguía entre todos los presentes. Aunque estaba aquí, parecía no estar, o no pertenecer a este sitio.
Alexey Myers se dio cuenta de que esos dos llegaron al club, y apartándose del grupo de estudiantes, fue tras ellos para saludarlos y darles la bienvenida personalmente.
Nat evidenció que se dijeron algunas palabras confidencialmente, pero ese hombre enigmático parecía no tener interés en nada, ni en mostrar la mínima importancia por el cumpleañero. Alexey les indicó que pasarán a la zona VIP, y era una conciencia que antes de que llegarán a ese lugar, tuviesen que pasar por donde ella estaba sentada, primero.
No sabía si los nervios que experimentaba su cuerpo era debido a ese trabajo que debía hacer con este hombre. No sabía si su boca seca era por la ansiedad de pensar qué le esperaba cuando comenzara toda esta locura, pero en el momento en que el tal Andrew comenzó a caminar frente a ella, sintió que un río en crecida, comenzaba a revolcarla por todo el lugar.
«¡Jesús bendito!», gritó en su mente y su cuerpo sufrió una descarga de adrenalina.
Aún tenía la copa en su mano, pero todo fue peor cuando, no supo por qué, esos ojos claros se clavaron en toda ella.
Por un momento la música se hizo aguda, escuchó su propia respiración y sintió como si su mirada hubiese lanzado algo invisible, para chocar como un concreto contra su cuerpo.
Andrew estaba caminando rápido con miles de cosas en su cabeza, estaba seguro que no demoraría una hora en este lugar, pero cuando levantó la mirada se encontró con esos de nuevo, que ahora mismo no recordaba dónde los había visto, así que sus propias piernas redujeron su velocidad.
No recordaba conocer a esa chica, pero definitivamente era hermosa. «Mucho», se dijo en su mente sintiendo una reacción instantánea en su cuerpo. El brazo de su hermano llegó a rodearlo y sin esperar respuesta se detuvo por un momento frente a él.
—¿Qué pasa? —Adam habló cerca de su oído—. La zona VIP es allá…
Sin obtener respuesta, Adam giró para entender la mirada fija de su hermano, y detallando a la chica, sonrió.
Andrew ladeó la cabeza hacia un lado dejando de prestar atención a Alexey y a su hermano, y por supuesto a la chica que tenía sus piernas enredadas con las de él, para ver ese cuerpo moverse en mitad del club.
El idiota que tocaba sus caderas, ni siquiera coordinaba sus pasos cuando la chica trataba de llevarle el ritmo. Una sonrisa se torció en su boca cuando pudo evidenciar que ella trataba de quitarle las manos de encima disimuladamente, y en cuanto alzó la mirada a su rostro, parecía muy incómoda con el baile.
Sin embargo, ese no era su problema.
—¿Quieres bailar? —le preguntó la rubia que estaba sentada encima de su regazo, interrumpiendo la vista de esa mujer que, no le dejaba despegar sus ojos de ella.
Andrew no se giró, y solo respondió:
—No…
—¿Quieres que vayamos a otro lugar?
En ese momento las palabras hicieron que definitivamente girara a su rostro y detallara por primera vez en la noche su cara. Era bonita. Y deslizando en detalle para observar su cuerpo, hicieron que sus manos le apretasen las caderas.
—Tal vez…
En cuanto él se estaba levantando con la rubia, todos en la zona VIP, no pudieron evitar girar al montículo de gritos y risas que se suscitaron en el centro de la pista.
—¡Lo prometido es deuda, chicos! —gritó Peter haciendo que todos se detuvieran a su alrededor—. Nat ya consiguió trabajo y ella hizo una promesa.
Nat parpadeó varias veces y dio gracias a Dios por la interrupción de Peter, ese chico con el que estaba bailando la tenía al borde de la impaciencia por su constante manoseadora, y sonrió acercándose para seguir con el juego que pretendían seguir.
—Nat debe besar a un chico… —siguió Peter y ella se adelantó preocupada.
—Pensé que lo decía en broma, Peter… no…
—¡Que te bese a ti Peter, debe cumplir con la promesa! —Aarón, uno de sus compañeros se adelantó haciendo que tanto Peter como Nat abrieran los ojos.
Pero lo que vino a continuación, nunca se lo esperaron. Todos comenzaron a hacer porras para que lo hiciera y girando hacia Lana, Natali se sintió como la mierda. Ella se veía realmente afectada.
En varios pasos Nat fue hasta Aarón intentando conciliar.
—Chicos, Peter es como mi hermano…
Sus amigos comenzaron a reírse, pero Aarón agregó algo más alzando las manos.
—¡O es Peter, o debe ir allá, a la zona VIP y besar a Alexey, el cumpleañero!
La angustia de Nat se veía por encima, sus amigos estaban fuera de sí, y girando en dirección de Lana, y luego a la opción VIP, no tuvo otra opción, sino de matar dos pájaros de un solo tiro.
Su función había comenzado…
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