Mikhail, observó fijamente a Jarvis, quién sostuvo la mirada. El ruso pensaba en quién era realmente el hombre que tenía frente a él. Lo conoció como el hombre de confianza del italiano, no podía decir que lo conocía más allá de un saludo, era un hombre parco, reservado, y quizás algo meditabundo, parecía estar siempre al pendiente de todo lo que sucedía a su alrededor, sus ojos aunque fríos, evaluaban siempre el entorno.
—Me alegra saber que estás recuperado— dijo con sinceridad.
—Casi al ciento por ciento. Ha Sido un proceso más lento del que me hubiese gustado.
—Lo entiendo, no soy médico, pero concidero que te has recuperado bastante pronto, considerando lo cerca que estuviste de morir. Tengo algunas dudas Jarvis, y comprendo si no quieres aclararlas, estás en todo tu derecho— Jarvis lo miró fijamente y frunció un poco su ceño.
—Seguramente podré aclararlas. ¿A qué se refiere?
—Primero quisiera que me llamaras por mi nombre, yo te llamo Jarvis, que uses mi nombre de pila me hará sentir más en confianza, además somos casi familia, considerando el vínculo sanguíneo que une a las mujeres que amamos.
—De acuerdo— asintió— te llamaré por tu nombre, Mikhail.
—Bien, así está mejor. Jarvis, ¿ Dónde se escondieron todo éste tiempo?
—Tuvimos que huir de forma apresurada. Bellancinni nos encontró besándonos a Olivia y a mí. Todo fue un caos, afortunadamente ningún otro hombre de seguridad se alertó sobre lo que estaba sucediendo, Esteban quedó inconsciente ya que Olivia lo golpeó con fuerza, así que tomamos un bolso con efectivo y huimos. Fue muy duro, sé de primera mano quien es Esteban Bellancinni, y lo bien que se ha ganado su apodo, no tenía miedo por mi propia vida, sino que temía por lo que le pudiese hacer a Olivia, sabía que de encontrarnos nos mataría, pero pensaba que primero nos torturaría, y la verdad me aterraba la idea de que pudiese hacerle daño a Olivia. Escapamos de su casa en una isla privada, así que tuvimos que deshacernos el yate y sus prendas, Bellancinni tenía GPS en sus joyas para siempre tenerla localizada, aunque ella no lo sabía.
—¿Por celos, desconfianza o seguridad?— preguntó curioso.
—Yo diría que un poco de todas. Si bien quería saber dónde estaba para cuidarla, también era para tener el control y conocimiento de dónde está estaba.
—Bien, aunque parezca algo muy loco— aseguró — no lo es del todo.
—No, eso lo entiendo. Me ocupé de no dejar pistas y nos dirigimos a una isla que pertenecía a mi familia, realmente allí estuvimos tranquilos por mucho tiempo, pero había una desventaja, debía ir a algún muelle o pueblo cercano, cada cierto tiempo para poder surtirnos de algunas cosas necesarias.
—Esteban los encontró — dijo en una aseveraciones.
—No del todo, un hombre llegó a la isla, pretendiendo negociar, dijo que Bellancinni estaba ofreciendo una recompensa para quien lo ayudará a descubrir nuestra ubicación, y en una de mis visitas al pueblo, me reconoció y colocó un GPS muy pequeño en mi bote, un error de principiante no haberme percatado de eso, pero me sentía muy seguro de que él no nos encontrarían.
—¿Qué sucedió con el hombre?— preguntó sereno.
—Tuve que deshacerme de él — lo miró fijamente — bien podría haberle dado todo el dinero disponible que teníamos, pero eso no me hubiese asegurado que al obtener nuestro dinero, no le vendería nuestra ubicación a Bellancinni, por una cifra mayor.
—Hiciste bien— le aseguró asistiendo.
—Aún así, no pude evitar sentirme mal por el pobre hombre. Pero no podía arriesgarme, aún así, abandonamos la isla, vendimos el bote y buscamos un juego lugar, fue allí cuando descubrimos la isla. Pensamos que podríamos cambiar un poco nuestra apariencias, modificar nuestros nombres y nuestra historia, de ese modo lograríamos mezclarnos entre los isleños.
—¿Por qué nunca aceptaron venir aquí?— le preguntó confundido— en más de una oportunidad Violeta se los ofreció, yo mismo le pedí que lo hiciera.
—Lo sé y te lo agradezco mucho, Mikhail, pero la verdad quería protegerla por mi cuenta, me creía capaz de brindarle seguridad.
—Eres muy bueno en lo que haces, pero un poco de ayuda nunca está de más. Aquí en Rusia, gozan de la protección de mi familia, Esteban jamás intentaría lastimarlos estando aquí, él sabe que sería un suicidio.
—Si, aunque también existía el motivo de que realmente no quería sentir que estaba comprometiendo su seguridad y la de la señora Violeta, me hace sentir culpable.
—Nada de culpas, somos familia, y estamos para apoyarnos y protegernos, aquí pueden hacer una vida, eres un hombre de estratégia y muy buen conocimiento, no me vendría mal ayuda de tu parte. Nikolay, es uno de mis hombres de confianza, pero tú podrías ayudarme, claro, si lo deseas, tengo muchos negocios que podrías dirigir.
—Sé que quizás suene estúpido, ilógico, pero yo necesito ir por él.
—¿Por quién?— Mikhail frunció el ceño—¿De qué hablas?
—Por Bellancinni.
—Tengo un motivo enorme para no dejar que me asesinen, mi amor por Olivia me impulsará a hacerlo bien y volver sano para ella.
—¿Y si no es así?— se cruzó de brazos.
—Si no es así, entonces te ruego que la protegas,ella estará bien si permanece junto a la señora Violeta.
—Será difícil, es una misión suicida — le advirtió.
—Lo sé, pero nunca he sido un hombre que se atemorice ante las dificultades.
—De acuerdo, tendrás mi apoyo en todo lo que necesites, Fenton.
—Lo primero que necesito es conseguir es una nueva identidad— lo miró fijamente— ¿Me ayudarías con eso?
—Dalo por hecho— sonrió malicioso— escoje el nombre, la nacionalidad, la edad que quieras, yo me encargaré del resto.
—Bien, te lo agradezco.
—Solo tengo una condición — Jarvis entrecerró los ojos y lo miró con perspicacia.
—¿Cuál?
—Te daré todo cuánto necesites, no solo una nueva identidad, te ayudaré con todo lo necesario para conseguir tus planes. Muerto Esteban Bellancinni, te dedicaras a una vida tranquila junto a Olivia. La paz de ella, representa la felicidad de mi adorada Violeta.
—Es lo que más deseo en este mundo— dijo asintiendo.
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