ENTRÉGATE romance Capítulo 23

Esteban, tuvo un viaje largo y agotador, quería ir a ver a sus hombres de inmediato, pero prefirió pasar por su casa y tomar una ducha, descansar un poco antes del encuentro, ya habían esperado lo suficiente, no creía que un poco más de espera le haría daño.

Fue recibido por su frío y distante personal, tomó una larga ducha y durmió un par de horas. Al despertar tomó una rápida comida y luego llamó a su hombre.

—Jefe, bienvenido a casa— dijo con su voz ronca y profunda.

—Siempre es bueno poder venir, ya sabes que me gusta supervisar todo de cerca.

—Asi es, señor.

—Quince minutos y estoy en la guarida, Cadáver.

—Por supuesto, será un placer recibirle, jefe.

—Bien— respondió y sin más, cortó la comunicación. Seguido de Bernardo y Ricardo, se dispusieron a ir al lugar de encuentro. Para Esteban, viajar a Italia siempre le dejaba un sabor agridulce en la boca. Era bueno volver a casa, por supuesto que sí, sin embargo, aquel ambiente le recordaba a su padre. . . a su madre misma y resultaba algo inquietante para su ya abatido espíritu.

Al entrar al galpón alejado de la ciudad, y que servía como guarida y escondite, fue recibido por sus hombres, comandados por Cadáver, quién se encargaba de sus asuntos allí, había Sido su hombre de mayor confianza en Italia.

—Bienvenido— dijo Cadáver, con una tétrica sonrisa.

—Ya me hacía falta pisar éste lugar— sonrió, alisando invisibles arrugas en su impoluto traje de etiqueta, color azul marino, mientras sus ojos brillaban intensamente — cuéntame Cadáver, ¿cómo van mis negocios por aquí?

—El nuevo cargamentos de armas, está listo para ser exportado, mañana por la noche saldrán rumbo a su nuevo destino.

—¿Has cuidado en detalle el proceso de envío y recepción de nuestra carga?

—Por supuesto, jefe, todo está en órden y dispuesto.

—Bien, cuéntame sobre aquel asunto pendiente, El inspector de la policía. . .

—Asunto resuelto señor, como era de esperarse aseguró que su honor y su honra estaba muy por encima de cualquier cifra con la que quisiéramos poder sobornarlo.

—Ni siquiera se imagina lo generoso que puedo ser— dijo con burla— dejó ir su premio mayor de lotería.

—Así se lo dejé saber, señor— aseguró en delgado hombre mientras asentía.

—¿O sea que no lograste nada?— frunció el ceño.

—Soy persistente — sonrió malicioso— bien sabe que necesitábamos de su colaboración para seguir teniendo todo bajo órden, es por ello que. . . he usado métodos más. . . convincentes— la malvada sonrisa iluminó su rostro.

—Esos métodos son mis favoritos — sonrió también.

—Asi que después de todo su honor es grande, pero no tanto como su amor por la familia, una amenaza directa, para su esposa, sus tres hijos, sus padres y hasta para su perro. Le aseguré que no se sintiera mal, cualquier padre de familia aseguraría el bienestar de los suyos. Le he asegurado que tengo personal vigilando a cada miembro de su familia, que manejo sus rutinas, horarios, y le he recordado un par de fallas del pasado, cuando su "honor" no era tan importante — sonrió — le he advertido que a sus superiores les encantaría enterarse de un par de cosas.

—Bien, bien, Cadáver — le palmeó la espalda con orgullo — eso quiere decir que, ¿ tenemos nuevo amigo en la policía?

—Lo tenemos— aseguró — con esto, podemos estar tranquilos de que nuestra carga no tendrá contratiempos por parte de la policía, claro que siempre habrá algún otro departamento o división que quiera incluirse y dañar nuestros planes, pero créame que ya he resuelto todos esos pequeños detalles, y si alguno otro surge, podré con él.

—¿Qué dices?— lo miró con ojos enormes.

—¿Recuerda que la vez pasada la policía casi nos descubre?— Esteban asintió — me pareció muy conveniente que llegara justo al lugar exacto y la hora exacta por la que enviaríamos el oro blanco, con lo que no contaba el soplón era con que yo cambiaría los planes sin notificación previa, así que cuando me enteré que cayó allá una comisión especial antidrogas, comencé a dudar de todos y me he dado a la tarea de encontrar al traidor.

—¿Y?— lo miró fijamente — ¿Lo has encontrado?, ¿ lo tienes?

—Lo encontré, y lo tengo, en vista de que usted llegaría hoy no he tomado una decisión drástica sobre él, así que está esperando por usted— sonrió — hasta el momento no ha dicho gran cosa, solo que no quería traicionarnos y que fue obligado.

—Asi que tenía una rata dentro del equipo— dijo pensativo— No es la primera vez que me pasa— pensó en Jarvis— y seguramente tampoco será la última. Dime qué le has dado un justo trato.

—Justo el que se merecía, soy buen anfitrión — dijo elevando ambas manos— lleva dos días y dos noches sin dormir, golpizas tres veces al día, ya perdí la cuenta de cuántos litros de café ha ingerido, es magnífico privar del sueño y alterar el sistema nervioso de alguien, está atado por cadenas, baños de agua fría cada seis horas, con pequeñas descargas eléctricas.

—¡Un puto hotel cinco estrellas!— dijo Esteban sonriendo.

—No quise estropearlo tanto, preferí esperar a su llegada.— aseguró.

—Indudablemente quiero darle un trato más. . . personal. Y bien, ¿Cuál es su nombre?

—Maurizio.

—Maurizio, Maurizio seguramente estará deseando no haber nacido, y eso que es solo el inicio— sonrió, aunque externamente estaba sereno, su interior bullía de ansiedad por comenzar a torturar al hombre personalmente— vamos a hacerle una visita a nuestro pequeño traidor.

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