La ambulancia rápidamente llegó y cuando los paramédicos estaban sacando a Maya de la casa, los niños se despertaron, ellos habían estado tomando una siesta con su niñera, pero el ruido de abajo y la ambulancia, lograron despertarlos, por lo que sigilosamente salieron de la habitación y tratando de no ser vistos, se asomaron para ver que estaba pasando abajo.
Cuando hicieron esto ya los paramédicos habían sacado a Maya y Victor cerró la puerta luciendo preocupado para ir detrás de ellos sin darse cuenta de la presencia de sus hijos, los niños al ver esto, ansiosos se apresuraron rápidamente hasta la puerta para detener lo que estaba sucediendo, pero ya era demasiado tarde, cuando salieron la ambulancia ya estaba empezando a moverse.
— ¿Mamá volvió a enfermar? ¿Por qué se la llevaron? — Preguntó Jake, lleno de preocupación, no entendía nada del porque su padre de nuevo había venido aquí ni porque se la llevaba de esa manera.
— No sé, pero tenemos que hacer algo, él le pudo hacer algo a mamá, vamos a buscar el teléfono. — Susurró Marcus, abatido y preocupado.
Al tener el teléfono en sus manos, llamaron a Jacob, pero este no les respondió y ellos recordaron que él ya debía estar en el avión, no les respondería en un buen tiempo, así que solo podían contar con su niñera.
— Nana Lorena despiértate. — Gritaron los dos niños ansiosos moviendo a la mujer mayor, haciendo que está abriera los ojos sobresaltada.
— Niños les he dicho que no pueden asustarme así, no sean tan ruidosos. — Los regañó, poniendo una mano en su corazón por el susto, a pesar de que ellos ya lo habían hecho antes, ella aún no se acostumbraba a que ellos la despertarán así.
— Se llevaron a mamá, ese hombre se la llevó en una ambulancia, hay que ir a buscarla. — Explicó Marcus, con sus ojitos cristalizándose.
— ¿Qué? ¿Cómo es posible? — Cuestionó Lorena mirándolos desconcertada.
— Nana muévete, hay que hacer algo de prisa, vamos al hospital. — Gritaron los dos ansiosos.
— Niños tienen que calmarse, no sabemos que hospital es, ni quien es en realidad ese hombre, ¿Cómo pudo llevársela? Lo mejor es que llamemos a la policía. — Dijo Lorena preocupada, a ella no le habían dicho nada acerca de quién era Victor.
Buscó su teléfono y estaba por marcar el número de emergencias cuando su mano fue sostenida.
— No, no llames a la policía, deben estar en el hospital más cercano, si no están ahí podemos llamar, pero debemos averiguar que sucede, mamá y él se conocen desde hace mucho. — La detuvo Jake, no estaba seguro si su padre le había hecho algo malo o no a su mamá, así que no quería llamar a la policía aún.
— Esta bien. — Aceptó Lorena. — Cambien su ropa, no pueden ir en pijama, yo me necesitó lavar la cara.
Los niños fruncieron el ceño, no querían perder más tiempo, pero al ver que ella se metía al baño, con rapidez solo se pusieron unas chaquetas y los zapatos, pero lo más importante fue que tomaron unos lentes y unas mascarillas que su mamá los hacía usar cuando estaban resfriados y tenían que ir al jardín de infantes. Después que Lorena salió, se fueron directamente.
Mientras tanto en el hospital, Victor caminaba de un lado a otro nervioso y preocupado, esperando que él doctor finalmente le dijera cómo estaba ella.
— ¿Cómo está? — Se apresuró a preguntar, acercándose, apenas el doctor salió.
— La señorita Maya tiene anemia y lupus, ella ya tiene un historial abierto aquí, vino hace unos días por lo mismo, debe empezar a cuidarse como corresponde, seguir con su tratamiento para que esto no vuelva a ocurrir. — Respondió él doctor y el corazón de Victor de inmediato se sintió mucho más adolorido.
Odiaba el hecho de que ella estuviera enferma y más aún que tuviera que lidiar con una enfermedad como esa, prácticamente sola, porque Jacob no estaba la mayor parte del tiempo con ella.
— ¿Quién es usted?
— Yo soy empleada de la señorita Maya y usted no tiene porqué estar aquí, yo me encargaré, puede irse. — Respondió Lorena acercándose con los niños, que no le quitaban los ojos de encima a su madre, querían saber cómo estaba ella, pero sabían que debían mantener cierta distancia mientras su padre estuviera cerca, porque si querían fingir que no tenían nada que ver con Maya, era mejor no acercarse.
— No me iré, quiero estar con ella. — Aseguró Victor y Lorena al igual que los niños fruncieron el ceño al escucharlo.
Maya al recordar que los niños se suponía que debían estar con Lorena abrió los ojos preocupada y nerviosa, sintiéndose aliviada de que sus pequeños estuvieran con ella y que además estaban cubriendo gran parte de sus caritas, estaba muy orgullosa de lo inteligentes que eran.
Victor miró a los niños con cuidado, a pesar de que no podía ver bien sus rostros, tenía un sentimiento que no podía describir al tenerlos cerca y simplemente no podía apartar su mirada de ellos y los gemelos ante la mirada de su padre también comenzaron a sentirse extraños, era la primera vez que estaban tan cerca de él y no sabían cómo sentirse, pero sus pequeños corazones estaban muy acelerados.
— Señor Myers, creo que ya debería irse, no lo quiero aquí. — Dijo Maya, acomodándose para sentarse, al notar la forma en la que Victor miraba a sus gemelos.
— Maya, ¿Ellos quienes son? — Preguntó él volteando a mirarla con su corazón latiendo a toda prisa y haciendo que el corazón de Maya latiera de igual manera, no se sentía capaz de mentir en este instante, no cuando él le estaba preguntando directamente y mirándola a los ojos. La mirada de él siempre lograba desarmarla, aunque quisiera no podría mentirle a sus ojos inclementes, por eso una vez más se quedaba muda, sin saber cómo contestar a su pregunta.
— Son mis nietos señor, mi hija está trabajando, no pudo cuidarlos hoy y por eso los traje conmigo, a la señorita Maya no le molesta. — Intervino Lorena, mientras iban en el auto, los niños le habían explicado lo que debería decir y como debería comportarse, para que su mamá no tuviera problemas.
Ella no estaba segura de esto, pero había decidido confiar en los niños, aunque a veces eran un poco traviesos, sabía muy bien que adoraban a Maya y eran muy inteligentes, si le decían esto era porque debía ser asi.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Obligada Del CEO Paralítico