Los días continuaron transcurriendo y mientras Aria se hacía mucho más cercana a Luna, con Lucien era todo lo contrario, ya que él parecía estar muy frío cuando estaban cerca y ella intentaba ignorar esto, después de todo se había dado cuenta de que estar aquí con ellos no era tan malo, Lucien no la molestaba en lo absoluto y Luna llenaba su vida de alegría, todos los días se divertía mucho con ella.
— Aria vamos al jardín a jugar. — Pidió Luna con una dulce sonrisa.
— Esta bien, vamos entonces. — Aceptó Aria devolviéndole la sonrisa y las dos empezaron a caminar hasta ahí.
Cuando llegaron al jardín Luna se puso a jugar con los varios juguetes que tenia ahí y Aria estaba al pendiente hasta que su teléfono comenzó a sonar con una llamada de su madre.
— Hola mamá.
— ¿Ya hablaste con tu esposo? ¿Aceptó invertir en la empresa de Noah? — Preguntó Melissa de inmediato y Aria sonrió con ironía al darse cuenta de que ella no era ni siquiera capaz de saludarla primero.
— Si, él no está dispuesto a invertir porque como les dijo, ya les dio mucho dinero a ustedes que aún no recupera.
— Somos familia, no tiene nada que recuperar, es su deber ayudarnos, se casó con una hermosa chica cuando está así, ¿Qué más quiere? Tú tienes que convencerlo, seguro que no supiste hacerlo bien ni fuiste insistente. — Gritó Melissa histérica.
— Mamá, es él quien toma las decisiones y para él soy un simple objeto que ustedes le vendieron a un precio demasiado alto, no les dará más dinero por este matrimonio. — Declaró Aria molesta, se sentía bastante cansada de su familia, aunque tenía cierto agradecimiento con ellos por haberla adoptado a pesar de que nunca la han tratado bien, al menos la habían salvado de quedarse toda su vida en un orfanato y nunca hubiese conocido a su abuela, pero ya sentía que al casarse con Lucien les había pagado.
— No nos va a dar dinero a nosotros, es una inversión, también lo va a beneficiar, no seas tonta y habla con él, me estoy cansando de que no obedezcas. — Replicó Melissa furiosa.
— Y yo de que creas que siempre me puedes manejar a tu antojo…— Murmuró Aria, pero antes de que pudiera decir algo más escuchó un pequeño grito y miro a su alrededor para darse cuenta de que Luna ya no se encontraba en el mismo lugar que hace un momento, así que miró hacía la piscina que no estaba muy lejos y tiro el teléfono para empezar a correr hasta ahí de prisa, con todo su corazón latiendo desesperado.
Escuchar a Luna gritar una vez más y verla en la piscina intentando no ahogarse le causaba una enorme desesperación y sin pensar en nada más que en salvar a Luna, Aria se lanzó al agua de inmediato y aunque tampoco sabía nadar, hizo todo lo posible por llegar hasta Luna y mantenerla arriba para que no tragara más agua, a pesar de también sentirse desesperada ya que no podía respirar, su prioridad era Luna e intentó llevarla hasta la orilla de la piscina a salvo.
Lucien que se estaba acercando al lado de Max al notar lo que ocurría se tensó de inmediato, sintiéndose desesperado e impotente porque sabía que no podía correr hasta el lugar y ayudar a su pequeña bebé y a Aria.
— Max saca a Luna de la piscina ya. — Ordenó y Max corrió hacía el lugar y se lanzó también para arrebatarle de las manos a Luna que se encontraba llorando asustada.
— Todo está bien pequeña. — Dijo Max entregándosela a Lucien quien ya estaba esperándola en el borde la piscina y la abrazó rápidamente.
— Ayuda a Aria. — Espetó Lucien al darse cuenta de que después que le quitaron a Luna ella no había salido del agua y a pesar de que ya tenía a su hija en sus brazos, al saber que Aria estaba en peligro su corazón dolía.
Max al escuchar las palabras de Lucien volvió hacía donde Aria estaba y la saco desmayada.
— Papi ayuda a Aria, ella está así por mi culpa. — Sollozó Luna al verla así.
— No es tu culpa mi amor, ella va a estar bien, cálmate. — La consoló Lucien apretándola un poco más y besando su frente. — Princesa te voy a soltar un momento, Max tráela aquí. — Ordenó Lucien señalando al piso frente a él, al mismo tiempo que dejaba a Luna en el piso para bajarse de su silla con ayuda de sus manos, mientras Max dejaba a Aria frente a él.
Luego se dirigieron al interior de la casa y poco después llegó el doctor para examinarlas a las dos, cuando terminó les explicó que las dos estaban bien y que solo necesitaban descansar y después de dejar a Luna dormida, él volvió a su habitación donde se encontraba Aria.
— ¿Por qué dejaste que Luna cayera en la piscina? ¿Por qué no la estabas mirando? Luna es lo más importante para mí, no puedo tolerar que le ocurra nada. — Espetó Lucien acercándose un poco a ella.
— Lo siento mucho de verdad señor Gray, no quería que eso ocurriera, solo me descuidé por un momento, no imaginé que ella iría hasta la piscina y podría caer, de verdad lo lamento, sé que me equivoqué y estoy dispuesta a aceptar el castigo que usted me imponga. — Dijo Aria bajando la cabeza con sus ojos cristalizándose, ella se sentía culpable por lo ocurrido con Luna, nunca se hubiese podido perdonar que a ella le pasará algo por no estar cuidándola como debería, pero al mismo tiempo también se sentía un poco asustada, sabía que cuando hacía algo muy malo normalmente era castigada y por primera vez sentía que sí merecía un castigo.
Lucien al escucharla hablar sobre un castigo se sorprendió, no entendía porque ella esperaba recibir algo asi.
— ¿Qué clase de castigo estás dispuesta a recibir? ¿Cómo debo castigarte? — Preguntó él para ver si ella le revelaba algo y lograba entender su comportamiento un poco más.
— Lo que usted decida estará bien, solo no me encierre en su sótano, eso me da mucho miedo. — Respondió Aria al mismo tiempo que una lágrima caía por su mejilla al recordar cómo Oliver cada vez que ella ofendía a Michelle de alguna manera, la castigaba golpeándola y luego la encerraba en el sótano por un día o dos sin comida y en la oscuridad.
— ¿Por qué piensas que te voy a encerrar en mi sótano? — Preguntó Lucien tomándola del mentón para alzar su rostro y verla a los ojos, quería ver si ella hablaba en serio, porque se sentía totalmente confundido, sabía que habían muchos rumores acerca de él, pero nunca había escuchado uno sobre que encerrará a personas en sótanos, por eso no entendía de dónde ella sacaba algo así.
— Yo pensé… pensé que usted podría hacer algo así, es como se castiga a las personas que hicieron algo mal. — contestó Aria sintiendo como el miedo la embargaba más y más, lo que más miedo le daba era que la volvieran a encerrar en la insufrible oscuridad.
— Yo no te voy a encerrar en mi sótano y tampoco te voy a castigar, ¿A ti alguien te castigaba de esa manera? — Preguntó Lucien frunciendo el ceño al darse cuenta de que ella había comenzado a temblar y las lágrimas caían por su rostro, causando que su corazón doliera.
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