Jacob miró el rostro golpeado de Maya que se había quedado mirando hacía al vacío aturdida, con su mirada llena de dolor y en ese instante él sintió que una mano fuerte no dejaba de apretar su corazón.
Negó con la cabeza y decidió alejarse con Meryl que no dejaba de forcejear en su agarre, como una loca. Subió las escaleras y la llevó a su habitación.
— La estás defendiendo de nuevo, no lo merece, mira como terminó tu padre porque nosotros la consentimos demasiado. — Gritó Meryl con sus ojos inyectados en sangre, luciendo cada vez más neurótica, intentando salir de la habitación, pero Jacob tapando la puerta se lo impedía.
— Mamá nada de esto es culpa de Maya, debes calmarte, cada vez estás peor. — Dijo Jacob abatido, se había dado cuenta hace un tiempo que su madre no estaba del todo bien, ella había sufrido mucho estos años y antes. Se había casado demasiado joven con su padre y él era realmente difícil, era demasiado bueno manipulando, cuando su madre le reclamó por expulsar a Maya, él la culpó, dijo que era su culpa por no educarla bien una y otra vez, dejo de ser amable con ella y su madre empezó a vivir solo para ganarse el poco amor que ella creía que le daba antes, porque era todo lo que conocía y tenía, ya a Maya no la podía ver y él estaba demasiado ocupado ayudando a su padre en los negocios, viajando para ver a Maya y a los niños, esto hizo que su madre se sintiera demasiado sola y prácticamente viviera solo por su padre, por eso perderlo parecía haberla quebrado.
De alguna manera esto había afectado mucho más su mente, porque aunque su padre nunca había sido muy bueno, para ella él era muy importante.
Parecía que había olvidado las cosas que él había hecho antes, siempre que estaba furioso perdía el control, lo había perdido en el pasado con su madre y la había golpeado, también a él y la única vez que verdaderamente lo hizo con Maya, ella estuvo demasiado lastimada y por eso él y su madre intentaron que esto nunca volviera a ocurrir.
Después de que él creció lo suficiente pudo enfrentarse a su padre y no permitir que este lo lastimara de nuevo ni a él ni a su madre, empezó a tomar un poco más el control de las cosas y de como se manejan y como su padre lo necesitaba, porque sería su heredero, se calmó, dejo de comportarse tan mal, pero quizás ya era demasiado tarde, porque ya su madre no era la misma y su padre era lo único que ella conocía, por eso se negaba a quedarse tranquila y solo aceptar la perdida, necesitaba culpar a alguien.
— No, quítate ya, quiero darle una lección, debí dejar que tu padre le diera una lección antes, él me culpa mucho, no quiero que lo haga más. — Sollozó Meryl y Jacob la cargo y la llevó a la cama, con su corazón apretado.
No pensó que la muerte de su padre podría volverla así.
— Él no te culpara, ya nada de eso importa, tomate la pastilla para dormir. — Pidió Jacob abrazándola para consolarla y aunque ella en un principio se negó, él finalmente logró convencerla y luego de que ella se durmiera bajo las escaleras para ver cómo estaba Maya, estaba muy preocupado por ella y ansioso por bajar, pero no lo había hecho antes porque debía calmar a su madre primero para que no hiciera nada estúpido.
— ¿Se calmó? — Preguntó Maya con su voz muy baja y agotada al verlo acercarse. En este instante se sentía totalmente perdida, no solo su padre había muerto, si no que su mamá la odiaba profundamente.
— Si, está dormida, lo siento mucho, no debí dejar que las cosas llegarán tan lejos. — Suspiró Jacob sentándose a su lado, se sentía realmente cansado. Estos días había tenido que lidiar con los negocios, el secuestro de Maya primero, luego la búsqueda de su padre, con su madre que no estaba bien y ahora con la muerte de su padre, todo era demasiado difícil y agotador, pero aún así no tenía otra opción que seguir adelante, porque tenía que apoyar a su madre y a Maya.
— Nada de esto es tu culpa, siento mucho lo de papá, aunque él hizo algo muy malo no debió morir de esa manera, lamento que Victor hiciera ese intercambio. — Se disculpó Maya mirando a Jacob, hoy finalmente se había dado cuenta que su vida ni sus padres eran lo que ella creía, solo que había vivido en una burbuja todo el tiempo, pero a pesar de saber esto ella no podía dejar de amarlos, incluso si la habían lastimado profundamente, aún seguían siendo sus padres, por eso lamentaba mucho la muerte de Jerome.
— No lo lamentes, fue lo mejor, tú no deberías pagar por sus errores. — Susurró Jacob y la envolvió en sus brazos mientras el rostro de Maya se llenaba de desconcierto.
Jacob poco a poco le explicó cómo se habían desarrollado las cosas todo el tiempo y Maya sintió su corazón muy pesado, le dolía mucho que su madre y hermano habían tenido que sufrir tanto a causa de su padre y por protegerla.
— Jacob lo siento, viví una buena vida gracias a ustedes, tú te has sacrificado mucho por mí, de verdad lo lamento. — Susurró sintiendo que su alma dolía, había sido muy afortunada por tener un hermano tan bueno, él nunca le había fallado.
— No, no tienes porque sentirlo, yo nunca voy a arrepentirme de haberte protegido, me hacía muy feliz de que tú fueras feliz, que vivieras tu infancia con inocencia y me gustaría haberte protegido más, que no sufrieras nunca dolor, pero no pude hacerlo.
— Hiciste más de lo que deberías, muchas gracias. — Dijo Maya abrazándolo con fuerza, ella estaba infinitamente agradecida con él y más bien le gustaría poder regresarle todo lo que él había hecho por ella.
— No tienes nada que agradecer eres mi hermana y te amo, traeré el botiquín para curar tus heridas. — Dijo Jacob antes de soltarla, para luego levantarse del sofá, no le gustaba verla lastimada y su madre se había excedido.
Maya asintió y lo vió caminar, preguntándose si también podría curar las heridas en su corazón que ya eran demasiadas, doliéndole a cada instante.
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