Hoy era el funeral de su padre y tal como Jacob había dicho sería con su ataúd cerrado, él ni siquiera había dejado que ni ella ni su madre lo vieran y ella lo acepto, tampoco quería ver a su padre en un estado tan lamentable.
Maya había ayudado con la organización y mientras Jacob estaba consolando a su mamá y tratando de mantenerla tranquila, ella se aseguraba de que todo estuviese perfecto, sentía que era lo menos que podía hacer.
— Disculpe señorita, acaban de dejar esto para usted, dicen que es muy importante. — Dijo uno de los empleados que la estaba ayudando con los arreglos, extendiéndole lo que parecía ser una carta.
— Gracias. — Dijo tomándola y estaba por guardarla, ya que no se sentía capacitada para darle importancia a nada más, pero algo le decía que tenía que leerla, así que se fue al baño y la abrió.
“Lo siento, me disculpó por hacer esto a pesar de saber que te haría daño, pero las cosas solo podían terminar de esta manera, era lo justo, no sé si me puedas perdonar e igual eso ya no importa, solo espero que puedas sanar, dejar esto atrás y también espero que no culpes a Víctor, ese día no había manera de que escaparan con vida si yo no lo permitía, había bombas enterradas por todo el lugar, yo se lo advertí, así que si me atacaban e intentaban llevarse a Jerome me aseguraría de que todos muriéramos ahí, solo te digo esto por si tenías dudas y para que no pierdas el amor, solo por algo que ninguno de ustedes dos podía controlar, si quieres culpar a alguien, cúlpame a mí, adiós niña bonita, te deseo felicidad.” Después de leer esto las lágrimas de Maya empezaron a caer, sintiendo como su corazón se contraía con fuerza, aunque quería odiar a Killian, no podía porque entendía el por qué él había hecho todo y ya tampoco era capaz de seguir culpando a Victor.
Él estos días no había dejado de llamarla, pero ella nunca lo dejaba hablar, solo pedía que le pasará a los niños y él sin otra opción lo hacía, pero podía sentirse su desgana y tristeza en su voz. A veces le mandaba mensajes de texto también, pidiéndole disculpas, que le diera una oportunidad, pero nunca había mencionado lo que su captor le estaba diciendo, él simplemente había asumido la culpa, diciendo que todo era porque la amaba.
Ella sabía que él no merecía que ella lo tratara así, porque efectivamente había hecho las cosas por ella, al menos debería darle una oportunidad para hablar, de que él diera su versión de las cosas.
Logró calmarse y después de unos minutos secó sus lágrimas, lavó su rostro y salió.
Pronto comenzó a saludar a las personas presentes, que venían a darle sus condolencias y sintió como su corazón se aceleraba cuando vio a Víctor acercarse con un traje elegante, al igual que sus pequeños hijos, ellos venían tomados de la mano de él y apenas la vieron lo soltaron para correr hacía ella.
— Mami. — dijeron los niños al unisonó y ella acuclillo para abrazarlos, sintiendo como todo el dolor en su corazón se comenzaba a disipar, sus niños siempre lograban reconfortarla con solo un abrazo, le llenaban su corazón de amor.
Jake y Marcus también estaban muy felices por ver a su madre de nuevo, estos días aunque se habían hecho muy apegados a su padre, no dejaban de extrañarla.
— Mis bebés, los extrañe mucho. — Suspiró ella conmovida, sin quererlos soltar, no esperaba verlos aquí, ella no le había pedido a Víctor que los trajera porque aún las cosas estaban inestables, entonces nunca pensó que él lo haría, pero de nuevo él lograba sorprenderla, parecía saber cuánto los necesitaba.
— También te extrañamos mucho y te amamos mami, sentimos mucho lo del abuelo.
— Son los mejores niños, los amo con todo mi corazón. — Dijo Maya y sintió como una mano acariciaba su cabello y dirigió su vista a él.
— Lo siento mucho Maya, lamento todo esto. — Espetó Victor y Maya asintió antes de soltar a los niños.
— Gracias por traerlos, pero creo que debiste decirme que lo harías, me preocupa su seguridad.
— No te preocupes por eso, traje mi propia seguridad, los niños y tú estarán a salvó, no les pasará nada. —Aseguró Victor mirándola con ojos ardientes, él se moría de ganas por abrazarla, la había extrañado mucho y aún se negaba a perderla.
A pesar de que ella se negaba a darle una oportunidad, él no quería rendirse, estaba decidido a esperarla, esperar que ella algún día decidiera aceptarlo de nuevo, ya que no quería a nadie más, solo a ella y si era necesario esperarla toda su vida, lo haría gustoso, porque solo podía casarse en su vida con ella, la madre de sus hijos, el amor de su vida.
— Gracias. —Susurró Maya y él junto a los niños se quedaron a su lado durante todo el funeral, llenándola de fuerza para seguir de pie, para no derrumbarse y cuando todo finalmente terminó, ella se veía muy cansada y triste, por lo que Victor decidió llevarla al hotel con él y los gemelos, la había logrado convencer diciéndole que se podía quedar en una habitación solo con los niños y Maya como en este momento sentía que necesitaba alejarse de su madre, aceptó.
Jacob ni siquiera intento detenerla, porque estaba demasiado ocupado tratando mantener a Meryl tranquila.
Los cuatro disfrutaron de la deliciosa comida felizmente, como una familia feliz y el peso en el corazón de Maya cada vez disminuía más, porque estaba junto a sus hijos y el hombre que la amaba, él no había apartado la mirada de ella en ningún momento.
Al terminar de comer Marcus se levantó con rapidez y luego volvió con una bolsa de regalo.
— Mami, los tres escogimos esto para ti. —Dijo él, aclarando que su padre también había participado porque esperaba que su madre se empezara a conmover por esto.
A los dos le gustaba pasar mucho tiempo con Víctor, él se había logrado ganar su corazón en este poco tiempo, les había demostrado lo mucho que los amaba y esperaban que sus padres pudieran estar juntos de nuevo, porque les encantaría tenerlos siempre cerca a los dos.
— Gracias mis niños y gracias Victor. —Murmuró Maya antes de comenzar a abrir la bolsa.
En ella había un hermoso collar de hermosas flores con pequeños diamantes de color rosa, era perfecto, le encantaba, pero se veía que era demasiado costoso.
— Es hermoso, pero no puedo aceptar esto, es demasiado. —Se negó Maya guardándolo de nuevo para extenderlo hacía Victor, aunque le había encantado, no podía aceptar algo así.
— Maya, es un regalo de nuestros hijos, no es demasiado costoso y si lo es no importa, porque mi dinero es tuyo y de nuestros hijos, les pertenece, no importa lo que quieran si tengo, pueden comprarlo, además creo que no es tan costoso como el auto que me regalaste y aún conservo, me encanta ese Lamborghini y nunca te lo devolvería, bueno incluso si lo que me hubieses regalado fuera uno de juguete también lo amaría y conservaría, porque es un regalo tuyo, así que por favor acepta esto, que no es solo mío, si no de nuestros hijos también. —Declaró Victor mirándola con tanto amor que Maya no pudo evitar que su corazón se descontrolara, queriendo salirse de su pecho para saltar hacia su dueño.
No imaginó que él conservaba aún ese auto, le había costado mucho conseguir ese dinero sin que su padre se molestará, pero Jacob la había ayudado y ella pensó que valía la pena por regalarle algo que le gustará al hombre que amaba, en un principio él se había negado a aceptarlo, pero ella aclaró que si no lo hacía, ella tampoco le aceptaría nunca más sus regalos y le devolvería los que le había dado y como él también le habia dado un auto, no tuvo más opción que aceptar, pero a diferencia de él, ella no tenía ese auto ya.
— Está bien, muchas gracias. —Susurró Maya con una sonrisa, dejando la bolsa en su regazo, después de esas hermosas palabras y esa mirada, había logrado enloquecer su corazón, no podía negarse.
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