Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 37

— Mami que bueno que ya estás aquí. — dijeron los niños al unisonó con una enorme sonrisa cuando la vieron entrar junto a Víctor.

— Que bueno verlos mis bebés. — Dijo Maya sonriendo también y abriendo sus brazos para que ellos se acercaran, feliz de ver los contentos que ellos se veían y también muy emocionada de ver que había un cartel pequeño hecho por ellos mismos, con las palabras: “Bienvenida a casa mami”.

Los dos niños se pusieron uno a cada lado con cuidado, para abrazarla también y ella los sostuvo con su corazón muy cálido y dándose cuenta de que también había una mujer mayor mirándola con una pequeña sonrisa.

Victor al ver esto alboroto el cabello de los dos con cariño, a modo de saludo.

— Que bueno que está aquí señorita, me alegra ver que esta mejorando. — Dijo Lorena con una sonrisa.

— Gracias. — Dijo Maya, un poco apenada por no recordar su nombre y aún no se lo había preguntado a Víctor.

— Lorena, ¿Los niños ya almorzaron? — Preguntó Victor, entendiendo los pensamientos de ella y Maya sonrió.

— No señor, ellos quisieron esperarlos.

— Perfecto, entonces vamos todos a la mesa. — Dijo Victor y los niños asintieron y empezaron a caminar, mientras sus padres los seguían.

Todos disfrutaron de la comida alegremente y los niños hablaron de cosas fugaces con Maya y ella los escuchó a los dos siempre con una sonrisa. Cuando terminaron de comer, Victor llevó a Maya a la que sería su nueva habitación, ya que como ahora ella tenia su pierna aún enyesada no podría caminar, él pensando en esto mando a prepararle una habitación en la parte de abajo, lo que aún no sabía era si ella estaría bien con que compartieran habitación o aún no estaba lista para esto.

— ¿Qué te parece? Es un poco más pequeña porque las mejores habitaciones están en la parte de arriba de la casa, pero mientras tu pierna esta así, es más cómodo si te quedas aquí y si quieres hacer algún cambio en la habitación puedes decírmelo.

— La habitación está bien, no te preocupes, me gusta, pero yo no quería venir aún, quiero pasar más tiempo con los niños. — Suspiró Maya, quería ver si pasando más tiempo con ellos lograba que al menos uno de sus recuerdos volviese a su memoria, porque por más que había estado intentando recordar, no había podido.

— Tienes que descansar, no puedes esforzarte tanto, recién hoy saliste del hospital, deberías acostarte. — Dijo Victor y estaba por levantarla de la silla para dejarla sobre la cama, cuando la voz de ella lo detuvo.

— Ya he pasado demasiado tiempo en cama y he dormido mucho, estoy cansada de estar todo el tiempo acostada, además me siento bien y no tengo que esforzarme demasiado porque estoy en esta silla, llévame con los niños por favor. — Pidió Maya y Victor suspiró, no podía negarse a ninguna de sus peticiones a pesar de que le preocupaba que ella se esforzara mucho.

— Está bien, pero solo por un rato más. — Dijo él antes de robarle un pequeño beso y recomponerse para llevarla.

Los niños estaban en el jardín de la casa, así que él la llevo allí y ellos rápidamente se acercaron a ella para llenarla de atención y mientras los tres sonreían alegremente, Victor se alejó un poco para llamar a Lucien.

— ¿Ya llegaste? — Preguntó Victor de inmediato apenas Lucien atendió su llamada.

— Si, ¿Cómo está Maya? Siento mucho que esto ocurriese, no pensé que todavía estás personas quisieran seguir molestando. — Respondió Lucien.

— Su cuerpo se está recuperando bien, pero sigue sin recordar nada, aunque ella es increíble y se está adaptando bastante bien a todo. — Aclaró Victor mirando como los niños habían recogido algunas flores para ella y se las entregaban y ella las recibía con una enorme sonrisa.

— Lo siento mucho, ella no debería tener que pasar por todo esto.

— No debería, pero ella es maravillosa y se va a recuperar, te llamaba porque se que te vas a encargar de ese bastardo, así que espero que lo hagas sufrir mucho y quiero que le rompas ambas piernas. — Espetó Victor, quería que ese hombre sufriera lo más que se pudiera, el doble o mucho más de lo que Maya estaba sufriendo.

Victor pronto volvió y la ayudo a quitar su ropa, intentando no verla demasiado para que no se sintiese incómoda y luego de que la dejó en la bañera, se dio la vuelta rápidamente.

Al terminar de bañarse, ella le dijo y él la sacó, le puso una bata de baño y la llevó a la cama con cuidado y empezó a buscarle un camisón de seda.

Cuando la estaba ayudando a quitarse la bata para ponerle el camisón no pudo evitar fijarse de nuevo en la piel blanca de ella y sus ojos brillaron con deseo.

Maya se dio cuenta de esto y se sonrojó mucho más, pero se sintió un poco aliviada, se había sentido un poco insegura porque estos días había engordado un poco ya que estaba todo el día en cama y además su pierna estaba enyesada, así que al darse cuenta de lo mucho que él la deseaba le encantó.

— Lo siento. — Se disculpó Victor recomponiéndose al terminar de ponerle el camisón.

— No te preocupes, gracias por ayudarme con todo esto. — Le dijo Maya con una pequeña sonrisa.

— Muñequita, ¿Puedo quedarme aquí a dormir contigo o prefieres que lo haga en otra habitación? — Preguntó un poco tenso, extrañaba volver a dormir junto a ella y quería poder ayudarla si necesitaba algo durante la noche, no quería que ella lo mandara a otra habitación, pero tendría que aceptar lo que ella decidiera.

— Por supuesto que si, debemos dormir juntos en la misma habitación, somos una pareja. — Respondió Maya con cierta naturalidad, aunque aún con sus mejillas muy sonrojadas, ella quería ver cómo se sentía dormir en la misma cama con el hombre que amaba.

Al escuchar esto Victor sintió que un enorme peso se quitaba de su corazón y suspiró aliviado y encantado.

— Muchas gracias mi cielo. — Susurró antes de besarla con dulzura.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Obligada Del CEO Paralítico