La mimada del Alfa romance Capítulo 18

Xander Cohen

—Inés es mi Tua cantate, —susurra Dereck a lo que suelto un jadeo, mierda, mierda, no puede ser. Aunque Dereck no es un mal hombre pero ¿Inés? No podría ser otra persona. —Habla Xander que me pones lo nervios de punta, —pide mirándome serio.

—Inés no sabe nada del mundo sobrenatural… solo te pido que seas bueno con ella o te dejo sin bolas, —señalo serio a lo que el asiente.

Ambos están claro de que sobreprotejo a mi secretaria, ya que es tan inocente y no quiero que nadie se aproveche de eso.

—Bien ya todo aclarado, —anuncia Felicia llamando nuestra atención. —Ya Dereck y yo sabemos por lo que está pasando tu empresa, por eso ofrecemos nuestra ayuda para resolver este problema de una vez por toda, —añade a lo que asiento bastante agradecido.

Son vampiros viejos y saben más de todo esto.

—¿Qué tienen en mente?—Pregunto tomando asiento en una de las doces sillas que tiene la larga mesa de cristal de la sala de juntas.

—Pues...

(...)

Después de una hora discutiendo el plan para poder capturar a los implicados en el déficit de mi empresa salí para ir a otra junta en un restaurant de comida italiana con los inversionistas del hospital que se está remodelando y que estará listo en uno dos meses.

Cuando termine la junta fui directo a una joyería donde le compre a mi luna un hermoso collar de oro con un colgante de media luna invertido que lleva una estrella en el centro.

La media luna y la estrella tienen diamantes incrustados, lo que lo hace ver más elegante y perfecto para mí pequeña. También decidí comprarle un oso de peluche negro gigante.

—Tenías que comprar un lobo, —reprocha Bruno por el enlace mientras camino la plaza del centro comercial mirando que más le puedo comprar a mi luna, no soy de los que siempre salen de compra pero sé que mi Camila está enojada conmigo y no entiendo el porqué de su enojo.

—Ya tiene uno para que llevarle otro, —es lo que se me ocurre responderle.

—Cierto —murmura cerrando nuestro enlace y dando por finalizada nuestra pequeña conversación.

Cansado de que las mujeres me miren como si fuera un trozo de carne salgo del centro comercial para ir directo al Jeep donde ya Carlos esta con la puerta abierta esperándome.

Entro y coloco el oso a un lado mío, el collar lo guardo en el bolsillo de mi chaqueta, Carlo sube al auto y se pone en marcha hacia la manada.

—¿Camila ya está en casa?—Cuestiono mirando por la ventana «¿Cómo le abra ido a mi pequeña luna en su primer día de clase?» pienso mientras los edificios se van perdiendo cada minuto que pasa.

—Si alfa, la luna llego sana y salva… según la maestra todo fueron amable con ella y que Camila es una niña muy inteligente, —detalla y por primera vez decide no ser tan formal, no me molesta que diga el nombre de la pequeña.

—Lo sé.

(...)

Cuando Carlos se estaciona frente a la casa salgo del Jeep tomando el oso. Entro a la mansión, subo las escaleras siguiendo el olor de mi pequeña el cual me lleva directo a su habitación.

Toco la puerta y escucho su tierna voz:

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