La mimada del Alfa romance Capítulo 38

Camila Albora

Despierto sintiendo un pequeño dolor en mi entrepierna el cual me provoca que suelte un pequeño jadeo por la molestia. Despacio abro mis ojos, pero lo vuelvo a cerrar porque la luz que se filtra por el ventanal pega de lleno en mis retinas «¿Quién dejo la ventana abierta?» interrogo en mi mente.

Nuevamente los abro hasta acostumbrarme a la luz que entra por ella, observo como Xander me mira desde un pequeño sofá que tiene en su habitación, sus ojos están rojos, con cuidado me siento en la cama y cubro mis pechos con la colcha para mirarlo sin entender que sucede.

—Xander, ¿Qué pasa?—cuestiono muy preocupada porque este me observa con sus ojos rojos y puedo sentir a través de nuestra conexión su enojo y dolor por lo que no comprendo nada «¿Por qué se siente de esa manera?» pienso. —Lobito, por favor dime que pasa, me estás preocupando, —añado mientras miro su rostro inexpresivo.

—¿No te das cuenta de que te lastime Camila?—Interroga serio mirándome con tristeza.

Estoy confundida y por lo tanto miro mi cuerpo en busca de herida, no veo nada diferente. Solo tengo una pequeña molestia en la entrepierna, pero es normal que una mujer en su primera vez tenga esa sensación extraña.

—Xander, mi amor, estoy bien. —Murmuro con voz suave mirando sus ojos y demostrándole con ellos que no pasa nada malo.

—No, —gruñe. —Te lastimé, —suelta con desesperación pasando su mano por su cabello. —Mira las colchas Camila, —señala la cama.

Observo las colchas blancas y estas tienen mancha de sangre esparcida en un lugar en específico.

Lobo tonto, sonrió.

—Amor, esto es normal en la primera vez, —le digo mirando sus ojos con cariño. —Recuerda que siempre he esperado por ti para esto y es común que en algunas mujeres suceda eso, —añado. —Ven aquí, —estiro mi mano hacia él.

Inseguro se levanta del sofá dejándome apreciar su cuerpo desnudo, es sin duda espectacular este hombre. Toma mi mano y se coloca con cuidado sobre mí, suspiro y deslizo mi mano desde su amplia espalda hasta su nunca.

—¿Segura que estás bien?—Pregunta con sus ojos cargados de preocupación, ya están celeste de nuevo.

—Estoy bien, solo tengo una pequeña incomodidad, pero supongo que es normal, eres muy grande tonto, —suelto, sintiendo mucho calor en mis mejillas que de seguro deben estar rojas.

—Te amo princesa, —murmura dejando un casto beso en mis labios, suspiro y deja una caricia en mis mejillas.

—Yo también te amo, —respondo tocando su cabello para luego acariciar su nuca.

—Hora de tomar un baño, —anuncia pegando sus labios a los míos por un breve segundo y luego salir de la cama, me carga con cuidado con una sonrisa que se me contagia.

Cuando estamos en el baño, me coloca sobre una la meseta que cubre parte de la pared de este lugar y luego se pone a preparar la bañera dejándome apreciar su lindo trasero, es envidiable.

(...)

—Así es alfa, la sangre de la luna fue como un antídoto para contrarrestar el veneno, —anuncia el doctor mirando a Xander mientras estoy sentada en sus piernas.

Nos encontramos en la oficina porque el doctor nos dijo que ya tiene información acerca del veneno.

—Los cazadores son inteligente, es de admitir que es ingenioso y supongo nunca harían un veneno del cual todos supieran sobre la cura, —murmura Xander—¿Algo más que tenga que decir?—Pregunta.

—No alfa, —responde.

—Puede retirarte, —le dice y este hace una reverencia para salir de la oficina dejándonos solo, me levanto de las piernas de Xander para luego sentarme ahorcajada y así poder mirar su rostro.

—Cuando fui a la cabaña del cazador, —murmuro sintiendo como se tensa al saber que pude haber salido herida, suspiro y llevo mi mano a su mejilla dejando una caricia para que no se preocupe, ya todo paso y solo espero que no se vuelva a repetir. —Este tenía muchas fotografías tuyas saliendo de la empresa y en restaurante con tus socios, él te estaba vigilando y su misión no estoy segura cuál era, —añado mirando sus ojos—Ese hombre pensó que yo era como él, supongo que es porque soy una cazadora, pero nunca te haría daño, ni a ninguna especie sobrenatural, —hago una pausa para analizar mis palabras.

»Al menos de que ellos no intente lastimarte, —mascullo, nunca dejaría que le hagan daño—. Estaba llena de odio porque él te lastimó y no lo pensé ni siquiera una sola vez para quitarle la vida, —susurro sintiéndome mal por haberle quitado la vida a alguien, pero haría lo que fuera para mantener a Xander vivo.

—Yo haría lo mismo por ti princesa, —supongo que leyó mis pensamientos. —Mataría a cualquier persona que intentara lastimarte, —añade. Nos quedamos en silencio cada uno metido en su pensamiento—¿Ya no sientes incomodidad?—Pregunta de repente Xander provocando que lo mire con el ceño fruncido—¿Qué si ya no te duele ahí?—Interroga señalando mi entrepierna, lo miro seria.

—Chucho pulgoso ¿Qué clases de pregunta es esa?—Interrogo intentado no darle un zape por su interrogatorio fuera de lugar en este momento, Xander frunce el ceño mientras me mira serio.

—Eres mi luna, mi mujer y mi deber es saber si estás bien en todo momento. —Protesta. —Y no me digas chucho pulgoso, si no quieres que te castigue, —añade con un brillo extraño en sus ojos y sonrió retadora.

—Chucho, —suelto lento. —Pulgoso, —termino de decir con la misma lentitud, Xander gruñe y sus ojos cambian a color plata, se levanta conmigo colgada de su cintura, no sé cómo, pero estoy recostada en su mesa de la oficina.

—Te lo advertí luna, —gruñe con su voz ronca.

—Xander, —me quejo al escuchar como rompe mi pantalón.

—Shh...—sisea mientras baja mi braga. —Tranquila, tu castigo será dulce por ahora, —susurra lo último para pasear sus manos por mis nalgas y luego retirarla para estrellarla contra esta, grito por la sorpresa y luego gimo al sentir como uno de sus dedos acaricia mi clítoris, maldito alfa.

—Xander, —gimoteo su nombre y luego siento como su mano impacta contra mi nalga derecha—¡Ah!—Chillo, este introduce uno de sus dedos en mi vagina «Dios, pero que hace este hombre» pienso.

—Estás tan mojada y caliente mi luna, —ronronea con su voz ronca mientras sigue acariciando, entra y saca su dedo de mi interior. —Estás lista para mí, —añade soltando un gruñido.

Escucho que baja su bragueta y luego como un abre y cierra uno de los cajones de dónde saca algo plateado, lo rompe con los dientes y saca un condón. Pasan algunos segundos para luego sentirlo presionar su glande contra mi entrada e introduce de a poco su miembro en mi vagina donde logro sentir cada centímetro entrar en mí hasta que ya está todo dentro, Xander gruñe y jadea mientras que gimo al sentirlo tan caliente.

»Mía, —gruñe para comenzar a embestirme despacio por unos minutos y luego acelerar sus embestidas chocando con dureza contra mí.

—¡Ah!—Gimo escuchando ese sonido morboso que hacen nuestro cuerpo al chocar.

La mano de Xander toma mi pecho para levantarme de la mesa y caminar hacia atrás y sentar en su sillón dejándome todo el control, pero no me siento cómoda con la posición por lo me levanto sintiendo el vacío que deja dentro de mí, giro y él me observa esperando mi siguiente movimiento.

Subo ahorcajada sobre este, tomó su miembro para colocarlo en mi entrada y bajar despacio por todo su falo observando como cierra sus ojos y contrae su mandíbula.

—Oh… luna, mía, —ronronea colocando sus manos en mis caderas para guiarme en mis movimientos los cuales son algo torpes hasta que logro tomar el ritmo.

Hago palanca con mis piernas y salgo casi por completo para volver abajar por todo su falo, Xander gruñe con su boca entre abierta y no me puedo contener para bajar hasta ella a besarlo y morder sus labios.

—Mi alfa, —gimo cuando siento que estoy llegando a mi orgasmo, Xander lleva su mano a nuestra unión y estimula mi clítoris provocando que me contraiga a su alrededor, me dejo ir con un arrebatador orgasmo—Xander, —gimoteo dejando caer mi rostro en su cuello mientras que él se mueve despacio, prolongado mi orgasmo.

—Sujétate de mi cuello, —me dice y lo hago, se levanta y envuelvo mis piernas en su cadera, Xander recuesta mi espalda en la mesa para comenzar a embestirme rápido y fuerte, gimo con mis ojos cerrados.

—Sí... más, —pido sin vergüenza alguna mientras abro mis ojos observando como los suyos brillan por mi petición, se mueve rápido y de su boca salen algunas maldiciones y mi nombre acompañado de algunos gemidos y gruñidos, no se contiene y jadea.

—Vamos mi luna, córrete conmigo, —pide en medio de un ronroneo mientras estimula mi clítoris, mi cuerpo reacciona a su orden contrayéndose alrededor de su miembro. —Ahora, —gruñe y me dejo llevar de nuevo.

—¡Xander!—Gimo su nombre con fuerza mientras este sigue moviéndose hasta vaciarse por completo.

—Mía, —gruñe levantándome del escritorio para volver a sentarse aún enterrado en mí en su silla, coloco mi rostro en su cuello mientras que dejo un beso en la que es mi marca—Mi luna, —susurra respirando profundo sobre mi cuello y dejando un beso en su marca.

Estoy un poco agotada, creo que estos encuentros sexuales me dejan con poca energía, suspiro y puedo sentir el pene de Xander semierecto dentro de mío.

»Amo estar en tu interior y desde ahora me declaro adicto a ti, —anuncia acariciando mi espalda, es algo que me encanta y también soy una adicta, pero me lo reservaré para mi sola ese comentario.

—Lobito caliente.

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