La mimada del Alfa romance Capítulo 37

Camila Albora

Tomó la camiseta que tenía Xander puesta y me la colocó, observo en la mesa de noche donde descansa el libro que le quite al cazador, me acerco a este, lo abro encontrando todas sus páginas en blanco, me sorprende y a la vez me parece extraño.

—¿Qué clase de libro es este?—Cuestiono en un murmullo para luego cerrarlo y de esa manera poder mirar la tapa de este, pero nada interesante en ella.

Solo es una simple tapa de cuero, suspiro y lo coloco en la mesa de nuevo haciendo nota mental de que mañana buscaré información sobre este. Observo la puerta del baño y frunzo el ceño al solo escuchar el agua de la ducha caer desde hace rato, Xander no es de los hombres que duran mucho tiempo duchándose.

La curiosidad es muy grande por lo que salgo de la cama y oculto mi olor. Esto provoca que mis ojos cambien a uno más miel demostrando que soy una cazadora y como tal camino de manera sigilosa hasta entrar al baño donde puedo observar a Xander desnudo con su frente apoyada en la pared de la ducha mientras el agua cae sobre su espalda.

—Joder, no baja, —lo escucho murmurar mientras que gruñe y golpea despacio su cabeza contra la pared sin llegar a hacerse daño, con mucho cuidado para no ser escuchada por el alfa saco la camisa de mi cuerpo y la dejo en el suelo junto con mi braga, mis mejillas enseguida se calientan.

Entro a la ducha y mi piel se eriza por lo fría que está el agua, libero mi olor y abrazo a Xander por la espalda sintiendo como este se tensa al momento de sentir, no pasa mucho tiempo para que se relaje.

—Hablándole nunca bajará, lobito, —anuncio pegando mi frente a su espalda y colocando una de mi mano en su pecho en ese lugar donde está su corazón. Este late con fuerza, mi otra mano la colocó en la parte baja de su abdomen logrando sentir el escaso vello púbico de Xander.

—No quiero hacerte daño princesa, —escucho que susurra con su voz ronca, pero solo dejo un casto beso en su espalda para luego deslizar mi mano hasta sentir su dura erección, trago saliva al sentir el grosor, es duro, con algunas venas recorriendo su tronco, no hay forma de abarcarlo con una sola mano, Xander sin duda es enorme y eso me asusta.

—Sé que no lo harás, —le digo, Xander gruñe bajo cuando acaricio su pene de arriba hacia abajo.

—¿A caso no lo sientes princesa? No podré contenerme al momento de tenerte y puedo hacerte daño, —anuncia tomando la mano que tengo en su erección para ser quien marque el ritmo que quiere que lleve, Xander necesita esto y yo lo deseo.

—No tengo miedo, —susurro. —Si la diosa luna me destino hacer tu luna fue por algo, —le recuerdo, Xander se gira y me mira con sus ojos color plata cargado de deseo.

—Te deseo tanto, —suelta tomando mis caderas y pegándome más a su cuerpo para luego con sus grandes manos delinear mi cadera con ternura. —Mía, —gruñe posesivo pasando su nariz por mi cuello y besando su marca provocando que se me erice la piel y que de mi boca escape un gemido.

—Solo tuya, —susurro mirando sus ojos los cuales me miran con amor, deseo y sobre todo con una posesividad que me envuelve de pies a cabeza, con toda la delicadeza del mundo posa sus labios sobre los míos y los mueve con destreza.

Mi alma se regocija, me besa como si fuera el cristal más frágil del mundo y me gusta, me encanta sentir que soy lo más importante para él. Muerde mi labio, gimo lo que provoca que este gruña. Posa sus grandes manos en mis nalgas y hace que envuelva mis piernas en su cadera mientras me sigue besando, me pega contra la pared de la ducha la cual está muy fría.

Cuando estamos falta de oxígeno despega sus labios de los míos, pero estos no descansa porque rápidamente toma mi pezón derecho, el cual succiona y muerde hasta dejarlo erecto mientras que solo puedo gemir. Llevo mi mano a su cabello tirando de vez en cuando y escuchando sus gruñidos, Xander parece tener suficiente de mis senos los cuales torturo y mordisqueo a su antojo.

Ataca mi boca y su lengua entra a mi cavidad bucal hasta tocar la mía donde empiezan una guerra dominando la de él, es como una danza erótica, ya que se mueven en sincronía.

—Mi princesa, mi luna, —susurra en medio de nuestro beso mientras camina para sacarnos de la ducha, con mucho cuidado me deposita en la cama y se coloca entre mis piernas para volver a atacar mi boca.

Paso mi mano por su nuca y luego la llevo a su espalda donde entierro mis uñas cuando este frota su pene contra mi sexo y luego hace presión con su glande en mi entrada tentando y dilatando ese lugar.

Ese lugar que nunca ha sido descubierto por nadie más que por mí misma, esa zona la cual siento cada vez más caliente y húmeda, Xander inhala profundo y gruñe para seguir frotándose contra mi sexo.

»Puedo oler lo mojada que estas mi luna, me vuelve loco, —gruñe dejando besos húmedos por mi cuello, pasa su lengua por mis sensibles pezones para luego llevar su boca a mi abdomen.

Llega a mi monte de venus donde deja una pequeña mordida, gimoteo.

No pasa mucho tiempo para poder sentir como sus dedos separan mis pliegues dejándome expuesta, Xander no tarda en atacar con su lengua mi clítoris haciendo una jugosa presión sobre este, gimo y lloriqueo por tanto placer que me brinda.

—Xander, —gimo su nombre, es tanto el placer que me provoca con su lengua que trato de cerrar las piernas, pero él no me lo permite porque las coloca sobre sus hombros dejándome vulnerable, succiona mi clítoris y mordisquea, pero con cuidado de no lastimarme. —¡Ah!—Grito tira de este, su ágil lengua recorre todo mi sexo hasta detenerse en la entrada de mi vagina donde introduce su lengua y me embiste con ella.

Gimo y me remuevo al sentir un pequeño ardor en mi vientre, nunca había sentido algo así.

»Xander, —gimo desesperada por no saber qué hacer.

—Déjate ir mi luna, —su voz sale ronca para seguir atacar mi clítoris y hago lo que me dice, me dejo ir por esa sensación mientras dejo salir un fuerte gemido que de seguro escucharon varias personas en esta casa, Xander sigue lamiendo y succionando todo el líquido que corre por mi sexo. —Exquisito, —gruñe y sube dejando beso por mi cuerpo hasta llegar a mi boca la cual tengo ligeramente abierta por la falta de aire.

Eso fue arrebatador y bastante placentero, Xander me besa provocando que sienta mi sabor salado en su boca.

»¿Estás bien preciosa?—Pregunta apoyando todo su peso en su antebrazo y mirándome a los ojos.

—Sí, —respondo en un susurro mirando sus ojos plateados.

Puedo sentir su dura erección en mi muslo, latente y pidiendo atención por lo que llevo mi mano a ella y la toco, Xander cierra los ojos por un momento y se deja toca.

Sin saber que hacer paso la yema de mi pulgar por su punta y puedo sentir algo viscoso allí, es extraño, gruñe y su mandíbula se aprieta.

»Sé que no me harás daño, —susurro acariciando su rostro mientras que con la mano que sujeto su pene lo dirijo a mi entrada, esperando que este haga el resto.

Xander abre sus ojos plateados y asiente para separarse un poco de mí, toma su pene con su mano. Observo eso y en realidad es más grande de lo que pensé. Su polla tiene algunas venas marcadas y un groso que grita por todos lados que me dolerá, pero valdrá la pena sentir el dolor.

Conecto mis ojos con los suyos y asiento para sentir como presiona su glande con la entrada de mi vagina y este se desliza con lentitud y facilidad por la humedad de mi sexo hasta que llega un momento en el que duele y un gimo por el dolor, Xander se detiene.

—Creo que hasta ahí es suficiente, —gruñe, pero me niego.

—Continúa, —le pido enterrando mis uñas en las colchas y respirando profundo, no puedo dar para atrás ahora.

—Pero princesa....

—Joder, Xander continúa, —reprocho mirando sus ojos mostrándole con los míos que quiero seguir y tenerlo todo de él.

El alfa me observa por varios segundos para luego seguir entrando, Xander gruñe y gimo al sentir como me abre al ingresar por completo en mi interior, es placentero estar unidos por primera vez y sus emociones recorren mi cuerpo.

—Estás tan apretada y caliente, —gruñe, se mueve un poco y gimo.

Xander se queda quieto esperando que me a costumbre a su tamaño, ya no siento incomodidad después de un rato y muevo mi cadera para que se mueva, pero gruñe y me mira.

»Todavía luna, —reprocha, no quiere lastimarme, pero si sigue sin moverse enloqueceré.

—Ya estoy lista, —suelto envolviendo mis piernas en su cadera provocando que entre más profundo, gruñe y de a poco comienza a retirarse para volver a entrar. Sus embestidas son cuidadosas y controladas, pero no quiero eso.

Necesito que se deje ir y que se entregue por completo a mí, Xander es precavido con sus movimientos y su mirada no se despega de mi rostro.

»Más, —le pido sin vergüenza alguna.

—Camila, no puedo, —me dice mirándome con sus ojos que ahora se encuentran negros en su totalidad.

—No te contenga, por favor, Xander quiero todo de ti, —le digo mientras que lo atraigo por su nuca hacia mí y tomó sus labios los cuales muerdo sacándole un gruñido.

Gimo cuando se retira casi por completo para volver a entrar más rápido, Xander vuelve a repetirlo.

—¿Así?—Pregunta repitiendo varias veces el movimiento.

—Dios, sí, —suelo y eso lo incentiva a sacarlo por completo para volver a entrar de una sola embestida sacándome un jadeo de placer. —Xander, —gimo arañando su espalda.

El alfa acelera sus embestidas dando estocada más fuerte y profunda provocando un sonido morboso al chocar su cadera contra la unión de nuestro cuerpo.

—Mía, —gruñe besando mi boca robando todo el oxígeno mientras que sus embestidas son fuertes. Puedo sentir cada centímetro de su miembro entrar y salir de mi sexo llevándome de nuevo hasta ese punto en el que me hizo llegar con su lengua.

—So-lo tuya, —jadeo mientras que solo soy gemido debajo del gran cuerpo de Xander que estimula mi clítoris llevándome a otro arrebatador orgasmo. —Xander, —gimo dejándome ir, mientras que él continúa con sus embestidas.

—Mía, mía, —gruñe dando un par de embestida más para luego retirar su pene y correrse en mi muslo, con un feroz gruñido, siento como su semen caliente se desliza por mi muslo hasta caer en la colcha, es mucho lo expulsa de allí.

Cuando su orgasmo pasa deja caer su cuerpo aún lado del mío y me atrae a su caliente y sudado torso.

»Te amo princesa, —murmura dejando un beso en mi frente, me pego más a su cuerpo cuando una corriente de aire entra por la ventana que está abierta, Xander nos cubre con la colcha y dejo un beso en su fuerte pecho sintiendo el agotamiento llegar a mí después de ese orgasmo.

—También te amo lobito.

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