La mimada del Alfa romance Capítulo 9

Xander Cohen

Despierto sobresaltado al escuchar a mi pequeña luna sollozar, miro su rostro bañado en lágrimas y decido despertarla de su pesadilla.

—Pequeña despierta —murmuro moviéndola y logrando que despierte, sus ojos recorren la habitación hasta mirarme a mí, rápido me abraza por el cuello.

—Dañalon a mami, —susurra asustada y temblando, decido encender la luz y me fijo en mí reloj de mesa que son las 2:30 de la mañana, acarició su pequeña espalda para calmar sus sollozos, pobre niña.

Suspiro.

—Shh... ¿Quiénes quieren hacerles daño?—Le pregunto cargándola para dejarla en mi regazo y mecerla para calmarla.

—Moustlo, —susurra mirándome a los ojos mostrándome el miedo que le tiene—Tiene ojo lojo y son malos… —añade acurrucándose en mis brazos.

Vampiros, supongo que trae pesadillas de el día que mataron a su mama frente a ella.

—Ellos no te harán daño pequeña, estoy aquí para protegerte siempre, —le digo y le doy un beso en la frente—Sabes cuándo tenia pesadillas mi madre me daba leche tibia, —susurro captando su atención —Vamos a la cocina a buscar un poco, —propongo a lo que esta asiente.

La tomó en brazo y salgo de la habitación directo a la cocina.

Cuando estamos en la cocina enciendo las luces, no necesito luz para ver pero mi luna se sentirá más cómoda con la ellas encendida. Dejo a Camila en la encimera y después camino a la nevera de donde saco la leche, la cual vierto en unos vasos especiales para microondas, pongo el líquido blanco a calentar y busco unas galletas para acompañarla.

De un momento a otro se escuchan fuertes aullido pero esto no son de alerta sino de que ha llegado un invitado, mi padre tiene una reunión de alfas en tres días y los que viven más lejos de la manada llegan hoy y mañana.

—¿Son lobos?—Pregunta la pequeña a lo que me giro y asiento a su respuesta —¿Son malo como los de capelucita?—Pregunta asustada, me acerco a ella y sonrió.

—Pequeña los lobos no son malos, —le digo acariciando su mejilla a lo que ella asiente. Tendré que mostrarle a Bruno para que deje decir que somos malos.

¿Qué clase de historia les leen a estos niños?

Escucho el sonido del microondas y voy directo a sacar la leche la cual dejo en un lado en la encimera para que se enfríe un poco.

»Mañana te mostraré a Bruno, —comento y ella me mira confundida. —Es mi lobo, —murmuro y observo cómo abre sus ojos sorprendida.

—¿Tienes un pelo?—Me pregunta a lo que yo frunzo el ceño.

—No soy un perro, —suelta Bruno en mi mente soltando un gruñido que hace que gruña provocándole un sobresaltado a la pequeña.

—No pequeña no soy un perro, soy un lobo, —aclaro. —Y no digas que Bruno es un perro, no le gusta, —Añado a lo que ella asiente, tomó la leche la cual se encuentra tibia, coloco el frasco de galleta al lado de mi luna y le entrego su vaso con el líquido blanco.

(…)

Abro mis ojos al sentir unos toques en mi nariz que provocan que la arrugue, escucho que alguien a mi lado ríe y giro mi rostro uno para encontrar a mi luna la cual me mira con una amplia sonrisa.

—Que linda forma de despertar, —suspira Bruno como todo un adolescente enamorado.

—Es la mejor forma, —respondo para cerrar el link y prestarle atención a mi traviesa luna.

—Es para ti pequeña —anuncio a lo que ella abre los ojos sorprendida, nana es bastante especial, sin decirle ya ella tiene todo preparado.

—¿Todo esto? —Cuestiona alegre a lo que asiento y ella chilla feliz tomando el vestido, parece que le gusto.

—Y aún falta más pequeña, hoy iremos a comprar ropa para ti, —le digo a lo que ella aplaude emocionada.

—¿Y una tiala?—Me pregunta a lo que al principio no entiendo de que me habla hasta que Bruno me explica:

—Que si también le comprarás una tiara de esas que usan las princesas, —me sorprende.

—Oh, cierto—respondo.

—Es nuestra luna y además es la princesa de los lobos y futura reina por ser nuestra mate, —anuncia Bruno cerrando el enlace.

—Claro princesa… tendrás una hermosa tiara, —murmuro, ya se dónde puedo conseguir la tiara de mi pequeña.

En la mansión tenemos un lugar donde están los tesoros de la realeza, ahí se encuentra mi corona, la tiara de Mimy y otras joyas familiares.

—¡Sí!—Grita.

—Ahora hay que tomar un baño, ya que tenemos que bajar a desayunar para conocer el nuevo o nueva invitado, —le digo entregándole el traje de baño y saliendo de la cama—Entra ahí y colócate eso, —pido señalando el bañador y luego la puerta de mi closet, Camila asiente y entra mientras que yo entro al otro cuarto a preparar el Jacuzzi.

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