La mimada del Alfa romance Capítulo 10

Xander Cohen

Entre al baño a preparar el jacuzzi mientras mi pequeña luna se coloca el bañador, abro el grifo para que salga agua caliente y cuando tengo suficiente lo cierro para abrir el que hace salir la fría para que así esta quede a una temperatura agradable y que no le queme la piel a Camila.

De un pequeño cajón que se ubica en una esquina de el jacuzzi tomó algunas sales para que hagan burbuja con olor a fresa, lo abro y luego hecho un poco del contenido para después oprimir un botón en la parte de arriba del monitor para que comience a burbujear.

A mi olfato llega el olor a fresa y suspiro complacido por también olfatear el olor de mi luna el cual es de manzana, chocolate y fresa, me encanta como huele mi pequeña y como a la vez como está impregnado en la que será nuestra habitación en un futuro.

—¡Ayuda!, ¡Xandel! —Grita mi princesa sacando me de mis pensamientos abruptamente, rápido me pongo de pies y salgo del baño con mis manos transformadas en garras, agudizo mis sentidos y no escucho, ni veo nada fuera de lugar, así que entro a mi closet donde encuentro a la pequeña atorada con el traje de baño— ¿Xandel?—Pregunta ya a que no me puede ver porque tiene el rostro cubierto por la tela.

—Aquí estoy princesa —respondo agachándome a su lado para ayudarle con el traje de baño—¿Por qué no me dijiste que no sabías vestirte?—Le preguntó con el ceño fruncido y ayudándole a colocarse el bañador como va.

—Soy glande, —me responde con un puchero que provoca que la mire con ternura.

—Lo sé, pero pudiste hacerte daño, —regaño y gruño de solo pensar que pudo tropezarse y partirse la cabeza con algunas de las esquina de los cajones que adornan el closet.

—Lo siento, —susurra agachando su cabeza a lo sé la levanto y le doy un beso en la frente.

—Tranquila… ahora vamos a tomar un baño, —propongo cargándola, pero después me detengo al darme cuenta que aún tengo pantalón de pijama puesto. Así que camino a la cama y dejo a mi luna sentada en ella—Quédate ahí, —pido caminado al closet y cerrando la puerta detrás de mí, si fuera por mí entro desnudo, pero no quiero traumar a mi princesa.

Me retiro el pantalón de chándal y me coloco un bañador de los que tengo, salgo del closet y encuentro a mi princesa en el mismo lugar donde la deje, Camila me mira con sus preciosos ojos café, la tomó en brazo y camino con esta al baño, siento como su manitas tocan mi cabello.

—Hueles lico, —suelta de la nada provocando que me detenga abruptamente y la mire, observo cómo sus mejillas se tiñen de un preciso rosa.

—¿Puede sentir nuestro olor siendo humana?—Le pregunto confundido a Bruno por el enlace.

—Nunca he tenido mate, —dice con sarcasmo a lo que no me contengo para poner los ojos en blanco y cerrar el enlace, estúpido lobo.

—Así… y ¿A qué huelo? —Curioseo mirando sus hermosos ojos, Camila acerca su respingada nariz a mi cabello y huele.

—Dulce, —responde a lo que levanto una de mis cejas por su respuesta tan peculiar—¡Bulbuja!—Chilla cuando ve el jacuzzi repleto de estas.

—¿Te gustan?—pregunto mientras hago malabares con ella en brazo para no caer mientras entro al jacuzzi.

Camila asiente con la cabeza a mi pregunta y me acomodo en un lado de el jacuzzi mientras mi princesa juega con las burbuja, me encargo de quitar la trenza que tiene en el cabello para poder lavarlo.

—Ahola yo, —me dice señalando mi cabello a lo que le entrego mi champú y esta comienza a lavar mi cabellera con sus pequeñas manos, es gracioso ver su mueca de concentración. La lengua afuera y su ceño fruncido. —Listo, —anuncia cuando termina.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La mimada del Alfa