Las noticias de que el jefe del bajo mundo del Distrito Este, Tomás Dávila había atacado a Enrique López, el jefe del Distrito Sur y que todos los hombres de López habían sido destruidos, sacudió el bajo mundo de Ciudad Fortaleza.
Era el chisme de muchos en la cena y la hora de tomar té.
No obstante, solo repetían lo que habían escuchado a pesar de no saber la verdad.
No sabían que era Nataniel quien había asesinado a Enrique y pensaban que había sido un ataque estratégico por parte de Tomás.
En la mansión de José Miranda, Samuel y Pablo Sosa se sentaban junto a José y discutían la destrucción de López por parte de Tomás.
Hasta ahora Samuel estaba incrédulo y expresaba sus dudas con el ceño fruncido.
—Enrique gobernó el bajo mundo de Ciudad Fortaleza por muchos años. Debería de haber estado en mejor posición que Tomás Dávila. ¿Cómo pudo haberlo derrotado con tanta facilidad?
Al principio, todas sus esperanzas de José para obtener su venganza descansaban en Enrique López. Había esperado que este castigara a Nataniel y a Penélope. Sin embargo, todo se fue cuesta abajo cuando el imperio de López había sido destruido en tan solo una noche.
—Tomás Dávila es un astuto y despiadado hombre. En definitiva, estaba preparado en esta ocasión. Supongo que atacaron por sorpresa a Enrique y por eso fueron derrotados con facilidad —comentó intrigado.
Mientras tanto, Pablo añadió con ira.
—Tomás lo destruyó y ahora, Nataniel y su esposa están a punto de ganar mucho. Recuerden que queríamos que López se encargara de ambos. ¿Qué haremos ahora?
—Exacto, Natán y su esposa tienen tanta suerte —suspiró Samuel Sosa.
—Ja, ja, ¿y por qué creen otra cosa? —dijo José con sus ojos entrecerrados.
Los hermanos Sosa lo miraron y preguntaron con sus ceños fruncidos.
—¿A qué se refiere señor Miranda?
Se mofó y les explicó.
—Nataniel le pidió a Tomás que lo ayudara a derrotar a Enrique. Sin embargo, ¿saben quién es el hermano de Enrique? Es El Relámpago.
Pablo lucía confundido, era evidente que no sabía quién era ese hombre.
Por otra parte, una expresión de sorpresa apareció en el rostro de Samuel al exclamar.
—¿Habla de «El Relámpago»? ¿El despiadado hombre que tomó al bajo mundo por sorpresa en los últimos años? Está diciéndome que el hombre que hace que todos en el bajo mundo palidezcan, El Relámpago, ¿es el hermano de Enrique López?
—Exacto, ¿por qué crees que Enrique tenía su propia parte del bajo mundo? Era solo por su hermano.
—El Relámpago es frío e inmisericorde en extremo y también es muy protector.
—Tengan por seguro que estará furioso al descubrir que fueron Nataniel Cruz y Tomás Dávila quienes asesinaron a su hermano. ¿Creen que los perdone con tanta facilidad?
Los Sosa se llenaron de júbilo al escuchar las palabras de José Miranda.
—¡Alto ahí! —Su voz era ronca y grave, sonaba como un demonio que hablaba de entre las sombras.
El hombre de las gafas se congeló en donde estaba, se dio la vuelta y sus ojos lo miraron con terror al preguntarle.
—¿Puedo ayudarle con otra cosa?
El Relámpago acarició la cabeza del mastín y le preguntó con frialdad.
—¿Recuerdas la hora a la que te dije que regresaras el dinero?
La expresión del hombre cambió mientras replicaba.
—Antes de las nueve en punto de esta noche.
—¿Y qué hora es? —preguntó El Relámpago.
El hombre de las gafas comenzó a sacudirse y replicó con una voz temblorosa.
—Son las diez en punto.
El Relámpago alzó su fría mirada y la dirigió hacia el tembloroso hombre frente a él.
—¿Recuerdas lo que dije? ¿Que si me regresabas el dinero, aunque sea un segundo más tarde, te arrojaría del balcón? —añadió.
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