La venganza de un grande romance Capítulo 73

Su asesino número uno Cicatriz, miró de forma presumida a Nataniel mientras avanzaba hacia él.

—Joven, deberías haberlo pensado antes de agraviar al Relámpago. ¡Incluso te preparamos un ataúd! ¡Morirás en mis manos!

Él era uno de los mejores peleadores del Relámpago. Había matado a más de diez personas y, al recibir la orden, se abalanzó hacia Nataniel.

¡Tras! En cuanto se acercó a Nataniel, alzó su pierna y le lanzó una patada a su cabeza. Era obvio que quería matarlo justo en ese lugar y momento.

Atacó con tanta velocidad y fuerza que se podían oír sus movimientos.

Todos sus camaradas lo animaban.

—¡Muy bien!

—¡Buena patada!

—¡Excelente! ¡Acábalo!

En ese momento Nataniel se burló de forma ruidosa y le lanzó una patada voladora. Era mucho más rápido que cicatriz y su ataque parecía ser muy fuerte.

Extendió sus piernas y le dio una patada a Cicatriz directo en sus rodillas. Sus rótulas de este se rompieron. Ahora parecía que los hombres estaban animando a Nataniel.

—¡Ay! —gritó de agonía cuando Nataniel le lanzó una segunda patada, ahora hacia su cabeza.

En ese instante, Cicatriz perdió su vida. Su cuerpo voló por los aires y aterrizó encima de uno de los ataúdes, inmóvil.

Todos los hombres del Relámpago abrieron sus ojos de par en par y quedaron boquiabiertos. Algunos miraron a Nataniel con incredulidad. ¡No podían creer que Cicatriz fue asesinado por él en medio segundo!

Tomás lo miraba con orgullo. ¡Esta era la mirada de un hombre que estuviera viendo a un dios!

Mientras tanto, Javier y sus hombres también estaban asombrados por la proeza de Nataniel, aunque no era la primera vez que lo veían pelear. Era tan rápido y fuerte que fue una muerte instantánea.

La adrenalina corrió por sus venas y se sintieron aturdidos por tanta emoción. ¡él era en verdad grandioso!

Sorprendido, se agachó con rapidez y el pesado ataúd pasó justo por encima de su cabeza.

No obstante, cuando esquivó el primer ataque, vio una sombra que pasó a su lado. En ese instante, Nataniel estaba justo enfrente de él.

Estiró su mano y agarró el cuello del Relámpago, levantándolo del suelo, quien en ese instante se sintió como si fuera un pollo, estrangulado por Nataniel con una sola mano. Su agarre era tan poderoso como una garra de un tigre. Sin importar cuanto luchara, no había manera de escapar.

Sintiendo pánico, trató de atacar el rostro de Nataniel, queriendo dejarlo ciego para liberarse de su agarre.

Pero él solo bufó y apretó aún más su cuello. Se escuchó el sonido de algo rompiéndose en todo el vestíbulo y así, el cuello del Relámpago se partió en dos.

El Relámpago estuvo muerto en un instante. Parecía como un saco que Nataniel hubiera agarrado.

Arrojó su cuerpo sin vida a un lado, el cual aterrizó en el otro ataúd.

—Sé que hay algunos que buscan la muerte, pero esta es la primera vez que alguien trae un ataúd para cuando la encuentran. ¡Muy bien!

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