Me duele el amor excesivo romance Capítulo 2

Después de recibir el premio, Elisa bajó con compostura del escenario de regreso a su asiento. Cristóbal la miró con atención desde el momento en que se abstuvo de negar su relación con Benjamín en el escenario; la mantenía en vilo.

-¿Cristóbal? -Rebeca llamó al hombre con cautela. Al seguir su mirada sin disimulo, sus ojos se posaron de forma natural sobre Elisa-, Oh, es Elisa Valdés, que tiene todos los mejores recursos desde su debut. ¡Escuché que tiene un amante adinerado que la respalda!

-Aja -masculló Cristóbal con indiferencia.

Al ver que el hombre no retiraba su mirada, Rebeca frunció el ceño.

—En el pasado, ella y yo estuvimos en el mismo reparto, y a menudo se la veía salir de la habitación del director...

Sin embargo, antes de que pudiera terminar la frase, Cristóbal se incorporó.

—Voy al baño.

Al ver que Cristóbal fue en dirección a Elisa, el rostro de Rebeca se desfiguró; sin embargo, tuvo la astucia de quedarse callada.

Antes de que Elisa pudiera salir del baño, la arrastraron hacia el interior con una repentina fuerza. Luego, la puerta de uno de los cubículos se cerró.

El rostro de Cristóbal estaba muy tenso, y sujetaba el mentón de Elisa con los dedos.

-¿Por qué no lo negaste? -preguntó como si las palabras salieran de lo más profundo de su garganta.

El corazón de Elisa dio un vuelco. Tenía miedo de Cristóbal sin ningún motivo, pero no estaba dispuesta a demostrarlo frente a él. Tomó la iniciativa y enganchó su delgado brazo alrededor del cuello del hombre.

—¿Me siguió al baño de mujeres solo para preguntarme eso, señor Bermúdez? -preguntó con voz dulce y halagadora.

Cristóbal no respondió, pero su mirada se ensombreció.

-¿Está usted...celoso? -preguntó Elisa despreocupada, aunque en el fondo se sentía esperanzada.

-Elisa, jamás me provoques, ¿eh?

Sin embargo, observó a Cristóbal por el rabillo del ojo, que tenía a Rebeca en brazos al otro lado de la puerta.

Por su parte, Benjamín se puso alerta mientras fijaba su mirada en Elisa. Antes de que pudiera responder, esta rodeó su esbelta cintura con los brazos, y apretó su cuerpo contra el de él.

-¡¿Qué haces?! -Benjamín intentó apartar a Elisa, pero se sorprendió de que tuviera tanta fuerza y no pudo alejarla de él.

En lugar de eso, parecían una joven pareja de un drama, atrapados en un abrazo mientras coqueteaban el uno con el otro. Cristóbal, que no estaba lejos, también notó la conmoción. Benjamín se paralizó por un momento antes de pellizcar con fuerza la cintura de Elisa.

-Elisa, ¡¿no tienes vergüenza?! -preguntó con los dientes apretados a pesar de la sonrisa en su rostro.

-¿Qué es eso? No tengo idea de lo que dices -respondió

Elisa con una sonrisa traviesa.

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