Mi Resiliencia (COMPLETA) romance Capítulo 11

Anika

Las pérdida humanas quebrantan el espíritu, y más si la pérdida es de un ser querido, mi madre lo era todo para mí, su amor, sus palabras me hacen mucha falta, no hay un día en el que no piense en ella, en el que no quisiera devolver el tiempo y evitar que se fuera con mi padre en ese auto.

No vivíamos cómodamente pero para nosotras era el mejor lugar del mundo, era una casa rodante, solo teníamos una habitación con una incómoda cama, pero ese era nuestro hogar, pasé la mayor parte de mí vida ahí, pero ya nada queda de ese lugar, no logré recuperar casi nada, sólo una foto de mí madre y su camisa favorita la cual abrazo las noches en la que la soledad me rodea, me aferré a esa tela blanca de algodón.

Contarle sobre mis padres a Nikolas no fue tan difícil como creí, con el me siento a gusto, no me incómoda su cercanía, a pesar que soy muy evaluativa respecto a las personas que se me acercan.

Tener su hombro para llorar me da algo de alivio, es que su consuelo me hace sentir bien, sus caricias y besos encienden mis sentidos y me vuelvo un manojo nervios.

Durante la semana me concentro de lleno en mí trabajo, intervengo a mis alumnos con diferentes de Aprendizaje y conducta inapropiadas, les aplicó test psicométricos, socializó con ellos y sus familias, le brindo mí apoyo incondicional.

Realizó charlas y conferencias sobre la crianza positiva, he realizado encuestas sobre los lazos familiares y me molesta ver los números que arrojan, los padres se empeñan más por darle lo material que sus hijos necesitan, y pagarle a una institutriz para que les ayude con las tareas, que ellos pasar tiempo de calidad con sus hijos.

Me duele ver ese tipo de cosas, pero trato de hacerlos entrar en razón ya que muchas de las dificultades de los alumnos se deben a la falta de afecto.

Me bajo del taxi que me deja en la dirección que me envió Nicole, con mí bolso al hombro, hoy es sábado y Dániel junto a Nikolas me invitaron a pasar el día con ellos y su familia en la parrillada que organizaron, aprieto el lazo del bolso y camino a la casa frente a mí.

Es una hermosa propiedad, el jardín delantero tiene césped recién cortado, me aproximo a la entrada subiendo los dos escalones, suelto un suspiro y decido tocar el timbre, ya son las tres de la tarde llegó justo a la hora que se me hizo la invitación.

El timbre suena y yo espero, la puerta de madera clara se abre y mis ojos se conectan con el azul de ese hombre no sale de mis pensamientos — Hola—me dice sonriente — ven adelante, pasa— está súper coqueto con esa ropa que lleva, una bermuda color azul marino, una playera blanca y sandalias negras, su cabello está despeinado y me causa gracia verlo vestido así, las veces que lo he visto tiene trajes o ropa fina, pero hoy luce muy relajado, se ve fenomenal en cualquier estilo.

— Hola— se acerca a mis mejillas y deposita un cálido beso que me eriza la piel —gracias por la invitación— le agradezco cuando nos separamos.

—Es un placer que estés aquí— me dice — estás muy hermosa— su algo me sonroja, tengo un vestido floreado de falda circular que me llega hasta las rodillas, tengo una sandalias de tacón es bajos color amarillo.

—Gracias, tú también estás muy bien— le hago saber.

— Ven, quiero presentarte a mí familia, están muy ansiosos por conocerte— la timidez me invade y de repente las manos me sudan, sé que me presentará cómo una amiga de la familia, me he vuelto muy cerca a su hermana y sobrino pero también Nikolas y yo nos hemos acercado en otro plan, por ahora no tenemos claro lo que somos, solo besos y confesiones, acaricio la cola de mí cabello y sonrío.

—De acuerdo— el entre laza sus dedos con los míos tomándome desprevenida, su mano entre la mía calienta esa zona, no sé si él se ha percatado de que me ha tomado de la mano, pero decido no cortar el tacto y llevar mis pies hasta donde el me dirige.

La casa por dentro es muy acogedora, la sala de estar unida con la cocina, forma un hermoso concepto abierto, las puertas francesas que conectan con el patio trasero están abiertas llegamos y hay una piscina, Dániel está nadando con un salvavidas en su pecho, un comedor de mimbre relaja en ambiente, el patio está techado lo cual proporciona una sombra que no permite que el sol moleste.

Observo el lugar y hay alrededor de diez personas — Anika— grita Dániel y yo le sonrió, los presentes miran en dirección y yo me sonrojo.

— Bienvenida Anika, nos alegra mucho que esté aquí— suelto la mano de Nikolas, recibiendo un cálido abrazo por parte de Nicole, le correspondo gustosa, ella es una mujer muy fuerte a pesar de todo lo que le ha pasado.

— Gracias por la invitación.

— Gracias por venir.

— Ven te presentaré nuestra familia- me dice Nikolas, asiento y vamos hasta los demás integrantes que no conozco —mamá, papá ésta es Anika Brown, ella es la psicóloga de Dániel— me presenta a una pareja que la mujer está sentada sobre las piernas de su esposo, no puedo creer que sean sus padres, es que lucen como si fueran sus hermanos mayores, me acerco despacio y le ofrezco mi mano —está es mi madre Miranda Carrey y mi padre Demian Katunaric— ellos se ponen de pies.

La mujer que ahora sé que se llama Miranda me sonríe tomando mí mano y estrechando me contra su pecho, dándome un abrazo que correspondo feliz — es un placer al fin concerté Anika, lo que has hecho por mí hija y por mí nieto va más allá de terapias psicológicas, has cambiado sus vidas y les has mostrado un nuevo comienzo— me dice Miranda con los ojos aguados.

— Solo hago mi trabajo señora— le digo pero ella niego con la cabeza.

— No seas modesta cariño, eres un sol que iluminó la oscuridad de sus vidas y por ende las nuestras.

— Entiendo lo que es perder a alguien importante en la vida, creo que conectamos debido a eso— ella acaricia mí rostro y yo me siento tan feliz.

—Queremos darte las gracias por todo Anika— habla el señor Katunaric.

—Lo importante es vivir cada momento y disfrutar de ello— les dejo saber y ellos me vuelven a abrazar, el nivel de depresión de Nicole era algo alarmante, su agotamiento mental y físico era alarmante, pero ella ha podido ir saliendo de su proceso satisfactoriamente.

— Este es mi amigo Marcos y su hermana Marilyn— me presenta a dos atractivas perdonas.

— Muchos gusto— les saludo a ambos.

— Es un placer.

— Estos son mis tíos Edixon y Payper.

— Mucho gusto.

— Encantados.

— Me gustaría bailar está canción contigo- me pide y yo acepto poniéndome de pie, el corazón se corre a mil por horas, el patio está asfaltado y ahí cerca del comedor rodeados por estás hermosas personas bailamos.

Es una canción pop que escucho por primera vez, nuestras manos se unen, nuestros ojos se conectan y nos movemos al ritmo de la música.

— Eres perfecta — me dice Nikolas.

— No lo soy— le dejo saber.

Sus ojos me miran con ternura, nos continuamos moviendo acercándonos más al cuerpo del otro, la inercia de nuestros cuerpos es más que un imán, ya que unimos nuestras frentes con las letras que dice la canción, me siento en la nubes y como se le está volviendo costumbre el toca mis orejas acariciando las, me olvido de todos y cierro los ojos, puedo sentir los desbocados latidos de su corazón.

— Aaaawwww que tiernos— dicen y abro mis ojos, él me está observando fijamente, veo un flash y miro al lado Nicole nos ha tomado una fotógrafa con su cámara.

—Disculpa a mí hermana.

— Tranquilo.

La música se termina e inicia otra más movida, ya está oscureciendo, la tarde pasó muy rápido.

—Gracias por la tarde, me la pasé muy bien— le dejo saber a Nikolas, el frunce el ceño.

— Ya te quieres ir.

— Debo irme.

— Pero no quiero que te vayas— me dice —no quiero quitarles más de su tiempo en familia— le digo.

— No lo haces, hemos disfrutado mucho tu compañía, por favor quédate un rato más, prometo llevarte— me ofrece el sexy tío de mí alumno.

— Siempre encuentras la forma de convencerme- le digo sonriendo.

— Porqué siempre quiero estar a tu lado— sus palabras me llegan al corazón, Dios él es tan directo.

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