Mi Resiliencia (COMPLETA) romance Capítulo 13

Al despertar hago mí rutina de las mañana, ordenó un poco la habitación y me ducho, me pongo ropa casual ya que un par de horas inicio mí jornada laboral, miro el anillo de diamante negro en la mesita de noche y mi mente se transporta a ese inolvidable día cuando Nikolas me pidió que fuera su esposa, fue en la playa en aquel lugar donde nos dimos nuestro primer beso, se arrodilló en la arena sin importarle ensuciar su pantalón de lino blanco, las palabras “Quieres ser mí Esposa” , estaban escritas con pequeñas luces sobre la arena, fue un mágico momento para mí, después de siete meses de relación, donde creí conocerlo y dónde me enamoré perdidamente de él.

Tomo en mis manos la sortija, recuerdo haberle preguntado por qué un diamante negro, a lo que él contestó porque son una joya única e invalorable, es difícil de encontrar al igual que tú, eres el ser más impresionante que he conocido, eres única un joya difícil de encontrar, pero que yo tuve la dicha de descubrir.

Cuánta mentira había en esas palabras, él nunca me descubrió si lo hubiera hecho sabría que yo sería incapaz de hacerle daño a él o mí misma, sabría que mí trabajo era muy importante para mí, y nunca haría algo que me hiciera perderlo, pero cuando estamos sumergidos en la burbuja del amor no vemos más allá, yo siempre me mostré con el tal y cómo soy, pero el sólo miró y no observó que yo era real.

Pensar en el me lástima por múltiples razones, por eso decido enterar mí pasado con él, éste anillo que significaba tanto para mí lo meto a un sobre que doblo y guardo en la gaveta de arriba, algún día se lo entregaré en sus manos.

Termino de maquillarme sutilmente y salgo a la sala a desayunar, al llegar a ésta Homi tiene la mirada fija en su laptop y Cristian está preparando el desayuno —¡buen día!— saludo con amabilidad a mis amigos.

— ¿Dormiste bien?— pregunta la castaña, fijando sus ojos en mí mientras me sonríe y yo asiento con la cabeza.

—Ahora les sirvo el desayuno chicas— dice Cristian mientras mueve los panqueques en el sartén.

— ¡Ven! siéntate aquí— pide Nahomi señalando el sofá para que me siente junto a ella —el detective de la policía cibernética me envió el correo donde podemos poner la denuncia— de repente siento un ardor en el estómago — bien aquí pide una descripción de los hechos— continúa Homi —debes pensar bien todo, desde los acosos constantes de Carlos hasta la última vez que lo viste— me siento a su lado y sin rodeos le cuento todo en absoluto, sin dejar ningún detalle mientras ella digita todo en la laptop.

Después de media hora de relatos y digitación, desayunamos en el comedor y Homi pulsa el botón de enviar, para hacer oficial la denuncia de acoso, difusión y toma de imágenes sexuales sin consentimiento de la víctima, invasión a la propiedad privada, daños y perjuicios.

El mensaje se envía y rápidamente es respondido con un mensaje de automático que dice: Su denuncia está siendo analizada, uno de nuestros agentes se encargará de su caso, en cuanto se inicie la investigación, nos pondremos en contacto con usted.

Suelto un suspiro — ése infeliz no saldrá bien librado— dice Homi.

— Pondremos todo para que así sea— concuerda Cristian.

— Gracias chicos, solo me queda agradecerles todo lo que están haciendo— los tomo de las manos.

—Ya tranquila, ahora vamos a imprimir ese currículum para que lo lleves a tu nuevo trabajo— dice mi amiga.

Ya las fichas están sobre la mesa, ahora hay que esperar que la policía haga si labor, estoy segura que todo saldrá bien, confío en que así será Carlos invadió mí departamento, alguien que conozco es su aliado, mí dinero fue sacado por alguien que se hizo pasar por mí, con documentos reales y oficiales con mis firmas, mí departamento fue cerrado y sé que mi abuela nunca me dejaría en la calle.

Son tantos problemas los que están sin resolver en mí cabeza, pero que poco a poco se resolverán, debo estar fuerte porque no será fácil dar con los implicados, pero al menos ahora estoy más tranquila, no estoy sola tengo gente que me ama y me apoya y sobre todo tengo a mi bebé.

Al llegar a la librería la señora Ritha está tomando lo que supongo es café, de una taza blanca que dice su nombre – buen día Ritha- saludo con amabilidad —¿cómo está?

— Eres muy puntual— me dice, dejo mí pequeño bolso sobre el mostrador y le entrego el sobre que contiene mí hoja de vida — y responsable— termina por agregar cuando toma entre sus manos mis datos.

— Le prometí que le traería lo necesario, usted se arriesgó a contratarme sin saber nada sobre mí, eso es algo que valoro— le digo sonriendo.

— Eres psicóloga escolar— me dice mirando los papeles.

— Sí, me gradué……—no termino la palabra.

— Vaya, estaba buscando oro y encontré la gloria— me dice y yo la observo extraña.

— ¿A qué se refiere?— indago con curiosidad

— Tienes buena preparación Anika— me dice

—¡ Gracias Ritha!

Nos podemos a terminar de organizar algunos libros que nos faltan, el proceso nos toma la mañana, al medio día salgo a almorzar a la casa, cómo está cerca no es necesario que compre comida y que me la lleve al trabajo, prefiero ir a casa y almorzar, así despejo mí mente mientras admiro el vecindario.

— Qué no necesitamos tu ayuda— vuelve a decir la adolescente.

—Tengo novelas juveniles que te pueden gustar, en el estante de atrás— le digo a la chica quien frunce el ceño y se cruza de brazos —ahí está la historia de Nathalia Morris— le digo y ella agranda los ojos, de reojo pude ver qué tiene una foto de perfil en su celular de la joven escritora de novelas para adolescentes.

— ¿No estás bromeando?— me dice algo feliz, su cambio repentino de humor de intriga, le señalo con la mano la dirección y ella dale en busca de lo que quiere, me concentro en la nena que me mira, le limpio las lágrimas de sus mejillas rosadas con una servilleta, debe tener seis años más o menos.

—¿Qué pasa nena?— le pregunto con cautela.

— Soy una bruta— me dice y yo le sonrió.

— Y ¿por qué piensas eso de ti?— indago.

— Todo lo dicen, mi maestra, mi hermana, no sé leer ni escribir y tengo seis— efectivamente no me equivoque, ver su dolor me recuerda que todo estamos pasando por diferentes situaciones, quizás todos veamos que es una niña pequeña que no tiene nada de qué preocuparse, pero para ella es una reto aprender lo que necesita, y más si los que las rodean no colaboran posiblemente, guardo un mechón de su rojo cabello detrás de su oreja.

— ¿Cómo te llamas? yo soy Anika— me presento con la pequeña.

— Liliana, pero mi papi me dice Lili— dice y que sonriera al pensar en su padre me dice que es con quien se siente segura.

— WOW tu nombre es hermoso— vuelve a sonreír —tienes unos ojos peculiares ¿sabías?— le dejo saber admirando sus pupilas — sabes sólo el 2% de la población mundial tiene ese color de ojo— ella agranda los ojos — sabes lo que eso significa— ella niega con la cabeza — que eres muy especial, que dentro de un montón de gente tienes algo tan bello que muchos quisiéramos tener— le digo para elevar un poco su autoestima y ver sus mejillas rojas me confirman que voy por buen camino —conoces a alguien más con ese color de ojos— le digo

— Mi mami, qué ahora está en el cielo— me dice y mi cara se descompone, la sorpresa no pasa desapercibida para la niña que me mira fijamente —papá dice que yo tengo los ojos de mamá y Lissy tiene los ojos de el— no tienen mamá y la ahora entiendo mejor, el comportamiento de ambas niñas.

Nunca debemos tratar a los demás de una forma denigrante, a pesar de que se nos presenten con fachada de lobos, detrás de esa piel está un ser necesitado de afecto y cariño.

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