Liliana es una nena encantadora, en tan solo unos minutos que llevo conociéndola me a robado el corazón y es que a quién no, con esa sonrisa y esa carita de Ángel que tiene, Lissy su hermana mayor continúa enfocada leyendo el libro que le indiqué, no tiene lenguaje explícito, mí escenas eróticas que no pueda leer siendo menos de 18 años, la escritura trabaja un lenguaje coloquial con un toque culto, lo que ayuda a limpiar el vocabulario.
Por lo que Liliana me ha contado su mami se fue al cielo hace un año y viven solo ella con su papá, al tratarla con respeto ella se sintió en confianza conmigo y por ello me habla abiertamente sobre su familia, me duele que ambas tengan que pasar por tal situación, no conozco a su padre pero lo admiro y respeto, no ha de ser fácil criar a dos niñas solo.
— Es que las letras bailan en mí cabeza y no las puedo ordenar— me dice Lili algo frustrada debido a que no puede transcribir ni leer bien.
— Y ¿qué tal si bailas con ellas?— le digo y ella me observa extraño.
— ¿Cómo?— indaga.
La miro y tomo la caligrafía que antes ella tenía, ubico una página nueva y la animo a escribir, apoya el lápiz con mucha fuerza lo que me dice que le está poniendo empeño, pero vuelve a escribir al revés y letras muy pequeñas que no llenan la línea, por lo que deduzco que su autoestima ha sido lastimado y eso me duele, es tan solo una nena, levanta la mirada hasta mí y yo le sonrió.
—Vamos hacer un juego— se me ocurre una gran idea — sabes escribir tu nombre— le pregunto y asiente.
— Sí, así, mira— me dice mientras escribe en una hoja en blanco su nombre bien escrito.
— Perfecto Liliana— su sonrisa me enternece el corazón —ahora ¿sabes cuáles son las vocales?— le pregunto y dice las vocales —muy bien, ahora vamos a contar cuántas vocales tiene tu nombre Liliana— le indico y ella cuánta las vocales que identifica.
— Cuatro— me dice.
—Ok, ¿y se repiten?— indago.
— Sí, hay dos i y dos a- me dice y yo le aplaudo.
—Eres muy inteligente, me has impresionado— le digo —puedes señal en el círculo las vocales que encontraste— le digo y ella asiente y con el lápiz acata el mandato — bien ahora necesito que me digas que observes todo lo que está en éste lugar y me digas las que inician con la vocal i y con la a— le pido y ella recorre el lugar con su mirada.
— Imán— me señala el imán que están es la pizarra de metal que sirve de mural
— Azul— me muestra el color del libro que tiene su hermana.
— WOW eso fue rápido— le digo y continuamos con el juego, debido a los síntomas que manifiesta puedo creer que tenga Dislexia, que es la dificultad para leer por la que se dónde se confunden letras, sílabas o palabras. Es un caso que con mucha paciencia y ayuda Lili puede superar.
— Me encantó el libro— dice Lissy llegando hasta nosotras —lo quiero en alquiler— pide ella levanto mí mirada prestándole la atención que necesita.
—Los libros sólo se les alquilan a mayores de 18— le digo y puedo ver en su cara la molestia, ella cambia muy rápido de estado de ánimo.
— Pero estoy enganchada, no me puedo quedar así, has algo lo quiero si quieres que lo compre lo haré— le dice con altanería.
— ¿Cuántos años tienes?— le pregunto.
— 16— dice y sé que está mintiendo, me pongo de pie, me cruzo de brazos y la miro achicando los ojos —ok, está bien tengo 13— me dice.
— Sí vienes con alguien mayor, puede comprarlo para ti— le digo y deja el libro sobre la mesa, cerca de la caligrafía de su hermana.
— Y tú ¿qué haces?— le pregunta a Liliana.
— Mira Lissy, estoy aprendiendo— le dice la niña mientras le muestra lo que ha hecho.
— Bien por ti, pero debes hacer más que eso para dejar de ser una bruta— le dice Lissy y veo que la nena se intimida.
— ¿Pues venir conmigo Lissy?— le pido amable —continúa con tu juego Liliana — camino y ella me sigue la llevo al frente de la librería, cerca del mostrador.
— ¿Qué quieres?— me dice Lissy con arrogancia.
—Eres una chica muy hermosa— le digo y ella traga en seco — Liliana es tu hermanita pequeña y no merece que le hables así— me mira con incredulidad — sólo tiene seis años está en la mejor etapa para aprender— me interrumpe
— Pues no parece.
— Solo necesita que le tengas paciencia— le pido y me acerco a ella y le tomo ambas manos —sé que no es tu deber ocuparte de tu hermanita, también eres una pequeña— le hablo desde el corazón porque sé que es duro —pero si trabaja Juntas las cosas mejoraran— le digo y evito mencionar a su madre, ya que imagino es una fibra sensible.
—¿Por qué me dices eso?—le pregunta con los ojos aguados.
— Porque es la verdad, Liliana quiere aprender y si le sigues diciendo esa palabra tan desagradable, vas a hacerla sentir diminuta y su autoestima estará en el suelo, y debido a eso puede que no aprenda cómo lo debe hacer— le digo.
Hago la cena y cuando mis amigos llegan de trabajar cenamos como todas las noches, hablamos sobre proyectos y contamos anécdotas que nos hacen reír a carcajadas.
Las semanas transcurren y no tenemos ningún reporte sobre la policía, la espera me pone ansiosa ya que no sé qué ocurre y cómo no estoy en Utah es más complicado.
Mi bebé crece en mí vientre y a pesar de tener copas semanas puedo notar una pequeña hinchazón en mí zona abdominal, Ana, Homi y Cristian están muy enamorados de mí hijo, Homi le habla todos los días y me obliga a tomar las vitaminas todos los días, dentro de un par de semanas tengo cita con la ginecóloga para saber cómo va el progreso.
Con Ritha terminamos de organizar los libros y ahora la librería es un lugar bastante acogedor, tenemos clientes de compran, alquilan y leen nuestros libros de exhibición.
Liliana y Lissy van todos los días a la librería, la ortografía y lectura de la pequeña van mejorando, su hermana aporta a su desarrollo y eso la tiene muy emocionada.
—¡Papi!— grita Liliana a alguien que está detrás de mí.
—¡Princesa!— dice una voz grave y viril que me hace ponerme de pies y voltear llevándome una sorpresa al ver al hombre que carga a la pequeña Liliana.
—Viniste, viniste— dice emocionada Lili mientras esconde su rostro en el cuello del que asumo es su padre.
—Tu progreso y tu insistencia me motivaron a venir— le dice el hombre.
— Siii, ¡ven!— dice Lili él, la pone en el piso y le toma la mano – ella es Anika, la mejor maestra del mundo- le dice y yo le sonrío.
—No sea exagerada, nena— le digo y el hombre me extiende su mano.
—Arthur Jones— le dice y le estrecho la mano.
—Anika Brown— le digo.
—Ya sabía, mis hijas solo respiran su nombre señorita Brown— me dice y su galantería se hace notar, no puede negar que es un hombre inglés.
— Espero que sean cosas buenas— le digo y él me sonríe.
—Totalmente.
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