Mi Resiliencia (COMPLETA) romance Capítulo 15

Nikolas

Cuando conoces a alguien tan noble, buena y que encaje con tus gustos personales crees que encontraste a la persona correcta para pasar el resto de tu vida con ella, eso fue lo que creí cuando conocí a Anika, una dulce mujer que antepone las necesidades de las demás personas antes que las suyas, su carisma y simpatía me enamoraron de inmediato y supe que debía hacerla mí esposa, cuan engañado estaba, creyendo en sus palabras y en la forma de ser que demostraba, todo eso no es más que una fachada para ocular lo que en realidad es.

Me duele todo el cuerpo, tengo agotamiento mental y emocional tengo semanas sin dormir a gusto, no he comido más que comida chatarra y no he visto la luz del día desde que la vi en su cama, desnuda y con el cuerpo de ese maldito infeliz a su lado, las ganas de matarlos a ambos crecieron en mí interior, los pensamientos me segaron y me hicieron desatar la bestia que llevo dentro.

Mi mente no asimilaba la idea de ella siendo infiel, nunca me imaginé semejante atrocidad, cuando me llegaron las evidencias anónimas de los mensajes de texto que ella y Carlos se enviaban me enojé porque creí que alguien quería sabotear lo nuestro, por tanto lo me puse atención, hasta que me marche a Croacia a resolver unos asuntos de la fábrica que me demoraron un mes lejos de ella, hablábamos todo el tiempo que no estuvimos juntos.

Su inocencia fue como una venda sobre mis ojos, pero gracias a esa persona anónima pude descubrir su engaño, su maldita traición que me tiene al borde del abismo, porque a pesar de que sé que me utilizó durante todo éste tiempo yo la amé y aún la amo, me torturo con mis pensamientos, me odio a mí mismo por tonto, odio a ese maldito infeliz por tener lo que amo y la odio a ella por destrozarme la vida.

Espero nunca en mi vida volverla a ver, espero que nunca más volver a ver sus ojos color miel que me derretían con tan sólo una mirada, espero nunca más detallar su rostro de ángel bueno porque es solo una fachada, deseo nunca más amarla como lo hago.

Mi celular está a punto de reventar con llamadas de mis padres, hermana y amigos no respondo ninguna de sus llamadas no me interesa que me estén recordando que soy el cornudo del año, al que su prometida a tan solo días de su boda le fue infiel descaradamente, me preguntó cuánto tiempo llevaban engañándome viéndome la cara de imbécil, burlándose de mí.

Cuántas veces hicieron el amor a mis espaldas, me torturo una y otra vez no soporto la idea pero las imágenes de ella plácidamente dormida en brazos de él me hierven la sangre, juro de verdad que si hubiera tenido un arma los habría matado ahí mismo, no me habría importado ir a la cárcel y pagar una condena si con eso desaparecía el dolor que me está matando.

Las puertas del ascensor se abren — largo de aquí— digo arrastrando las palabras, no sé cuántas botellas me he tomado desde aquel maldito día

— Nikolas, ¡hijo!— dice la dulce voz de mí madre.

—¡No quiero ver a nadie!— digo y la veo acercarse a mí junto a mí padre.

— Levántate Nikolas— dice con voz firme mí padre —ya es hora de que dejes de revolcarte en tu miseria.

—Ya dije que no quiero ver a nadie…— digo tirado en el piso junto al mini bar que casi me e tomado por completo.

— Ya deja de hacerte daño mí amor— dice mi madre.

— Ustedes no me entienden— digo llorando de amargura, ambos me toman de los brazos y me sientan sobre el sofá, mí aspecto es deplorable llevo no sé qué tiempo sin ducharme, apesto a alcohol y estoy todo mugriento.

—Debes hablar con ella— dice mi madre, siempre le cayó bien Anika, y es que a quien no, si destella dulzura por todos lados

— Mamá, yo mismo los encontré— le digo furioso —si no los hubiera visto con mis propios ojos, ahora estaría casado con ella y engañado de por vida— suelto con dolor, mi madre se lleva sus manos a la boca debido a la impresión, no se esperaba tal barbaridad por parte de la víctima Anika Brown.

— Entonces es cierto— dice ella atónita.

— ¡Sí!— suelto — y siento que me estoy muriendo mamá— le digo y ella me abraza —me duele el alma y no sé cómo curar este dolor que me consume mamá— le digo y sus azules ojos me miran con ternura.

— No estás enojado conmigo, lo estás con ella— me dice haciendo que me enfurezca.

— ¡Vete!

—Te advertí que te estaba engañando pero no me hiciste caso— tiene razón debí creerle

— Sí viniste a echármelo en cara, ya lo hiciste ahora vete.

— No me iré Nikolas— se acerca más a mí – eres muy especial para mí y lo sabes— toma mis manos —yo solo quiero que seas feliz y que nadie te haga daño.

— Eso jamás pasará, no se puede dañar dos veces de la misma manera— acuna mis rostro en sus manos.

— Así me gusta, ese en mí Niko— me dice, intenta acercarse a mis labios para la alejo.

— Sí no necesitas algo más, quiero que te vayas, estoy ocupado.

Leo la decepción en sus ojos pero no me importa, vuelvo a sentarme en mí sillón y retorno a lo que antes hacía.

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