Mi Resiliencia (COMPLETA) romance Capítulo 9

Llegamos a la cafetería en donde comeremos, según los dos sujetos que me trajeron aquí es el mejor lugar para comer tacos y burritos, y coincido completamente con ellos, accedí a comer solo un taco de pollo ya que cenaré con mi abuela ésta noche y no quiero llenarme demasiado.

— ¿Qué tal está? — pregunta Nikolas mientras muerde el suyo, tragó el contenido que mordí y procedo a contestar.

— Delicioso— le dejo saber mientras miro a Dániel comer, una sonrisa se escapa de mis labios al mirar su mejilla, tiene salsa de tomate, por lo que tomó una servilleta de papel que está sobre la mesa en la que estamos comiendo —permíteme— le pido permiso a el pequeño para limpiarlo, el asiente y deja que lo haga — y listo— le digo cuando ya terminé.

— Gracias— me agradece y vuelve a degustar su taco, lo miro comer y me deleito en ello, no es el mismo que conocí hace un mes, su socialización con los demás es más fácil de sobre llevar para él, miro a Nikolas unos instantes me causa risa su manera de comer, tiene el ceño fruncido y mueve la nariz mientras mastica, es graciosos verlo así.

—¿Qué?- Nikolas me descubre viéndolo — ¿quieres él mío?— me dice refiriéndose a su plato, me pongo algo nerviosa cosa que es muy frecuente cuando lo tengo cerca, no sé si eso sea bueno o malo.

— No, gracias estoy bien así—digo enfocándome en mí última mordida — además no quiero comer tanto, como ya les dije tengo una cena está noche- les recuerdo y no sé por qué desde que menciono la cena Nikolas se pone más serio, no sé si son imaginaciones mías y mi percepción está mal, pero esa es la impresión que me transmite.

— Entiendo, no queremos que tu cita no salga como quieres— me dice con un tono algo burlón.

— Así es— digo devuelta.

La comida que compartí con ellos estuvo deliciosa, los tres estuvimos satisfechos, Nikolas interviene cuando quiero pagar mí cuenta, dejo que lo haga y salimos del lugar, me agradó socializar con Dániel en otro entorno que no sea la escuela, él comparte una complicidad con su tío que me llama la atención, no voy a negar que la primera impresión que tenía de Nikolas es que era un irresponsable e irreverente, pero luego de ver cómo apoya a su hermana y sobrino e cambiado completamente de parecer.

Estos hombres no quieren dejarme ir a mí casa, luego de comer me hicieron acompañarlos al lago salado, que es una de las maravillas de Utha, es un hermoso lago cuyas aguas se tornan de un color rosado muy peculiar, esto se debe a qué tiene una parte muy salada en el que sólo habitan microbios, algunas algas y bacterias es muy hermoso y está cerca de la playa.

Nikolas estaciona el auto a la orilla de la carretera —¿has estado aquí antes?— me pregunta él

—¡Sí!— le dejo saber, bajamos a el niño y caminamos con el hasta el lago.

— Es la primera vez que traigo a Dániel.

— Es un hermoso lugar, nos muestra que no conocemos al 100% la naturaleza, cuando creemos que ya lo hemos visto todo, es cuando se descubren nuevas especies entre otras cosas— le digo mientras caminamos tomando las manos del niño.

—Estás en lo cierto, los misterios de la naturaleza, son como las personas, nunca terminamos de conocerlas en su totalidad— dice Nikolas y siento que sus palabras tienen mucha verdad, lo miro y asiento.

Caminamos un par de kilómetros alrededor del lago, ambos le explicamos a Dániel lo fantástico que es ese lugar, él está muy contento por la excursión.

— ¿Tío Anika puede venir con nosotros?— dice de repente el niño.

—Pero ella está aquí — contesta Nikolas.

—Cuando hagamos la barbacoa en tu casa— dice el pequeño.

—Claro está más que invitada, éste sábado mis padres y abuelos vendrán a pasar tiempo con nosotros, Nicole dijo que quería que vinieras, claro si no estás ocupada— su invitación me hace mirarlo, nunca he compartido tanto con ningún alumno, esto no sería parte de la terapia y creo que no es prudente hacerlo — claro, no es parte de la terapia, te invitamos como amiga de la familia— me aclara Nikolas mirando fijo, "Dios el azul de sus ojos combinan perfecto con el miel de los míos" sacudo mí cabeza de esos pensamientos ¿pero qué me pasa?

— Por favor Anika— Dániel pone las manitas en señal de súplica, no debo tener este tipo de interacciones, puede afectar la manera en la que evalúe a él pequeño, ya que no sería muy objetiva, pero su adorable puchero me hace acceder, no podría decirle que no a eso.

— Mmmmm, bien acepto— les dejo saber y ambos me sonríen.

—Sisisisisisii— se emociona Dániel.

— Gracias, te prometo que no te arrepentirás— me dice Nikolas cuando llegamos devuelta al auto — y puedes llevar a tu pareja si quieres— me dice él y yo lo mío extrañada.

— ¿Pareja?

—Oh bueno tu cita— aclara.

— No entiendo de qué estás hablando—

—La cena que tendrás hoy con tu pareja, tu cita— dice como si fuera obvio, entonces los engranajes de mí cabeza empiezan a trabajar y una carcajada sale de mí — ¿qué de qué te ríes, qué están gracioso?— él a mal interpretado mis palabras.

— Dije que saldría con alguien muy especial,.. Y asumiste que era mí pareja o una cita para tener una— le digo.

— Sí, eso.

—Y piensas que solo especial debe ser una pareja.

— ¡No!...¿pero cómo?

— Pues no Nikolas, no es una pareja, es mi abuela— le digo y su semblante se relaja.

— Que estúpido soy— me dice avergonzado — bueno es que eres muy hermosa y asumí que tenías pareja.

—No está en mis planes por ahora- le digo mientras vemos a Dániel correr por la arena de la playa a pocos metro de nosotros.

— ¡Y! ¿Qué puedo hacer para cambiar esos planes?— es un hombre muy directo, escucharlo me provoca un hormigueo por todo el cuerpo, sé que le gusto durante el tiempo que lo conozco ha sido muy obvio, y es que sus indirectas son bastante directas.

— Nikolas..— digo su nombre y él se posa frente a mí.

— Me gustas Anika— coloca sus manos en mis orejas y une nuestras frentes, es un acercamiento muy íntimo, por lo general no le doy acceso así porque si a los hombres en mí vida, pero Nikolas tiene una forma tan sencilla de tratarme que me gusta.

Las caricias de sus dedos en mis orejas se siente muy bien — tú también me gustas— le dejo saber, cierro mis ojos disfrutando de la intimidad, de la paz que provocan las olas del mar, del olor a mar que impregna el aire, se la risa de Dániel que suena de fondo y me dejó llevar, uniendo sus labios con los míos, Dios es un beso lento el contacto de nuestras lenguas me suave, me eriza la piel el sin fin de sensaciones que estoy sintiendo, nos separamos y lo veo a los ojos, muerde su labio inferiores.

— Disculpa ... Es que desde aquel día que te vi en tu oficina.. Yo quería saber el sabor de tus besos.

— Jajajajajaj...en serio— le digo — ¿y a que saben?

— Es un sabor indescifrable... A tacos— le pegó en el brazo a modo de broma.

— Oye...

— Lo siento, es broma.

Le sonrío, miro la hora en mí reloj de muñeca y son más de las cinco- creo que debemos irnos- le digo y el asiente, llamamos a Dániel quien estaba haciendo un castillo de arena, nos subimos al auto y nos ponemos en marcha.

(*)

Entro a la ducha y dejo que el agua caiga sobre mí cuerpo, lavo mí cabello, limpio mis dientes y me observo al espejo, tocó mis labios y la sensación del beso anterior me hace sonreír, nos besamos, ambos queríamos hacerlo las ganas pudieron más, no me gustan las decisiones apresuradas, me gusta conocer bien a las personas antes de confiar en ellas, solo conozco a Nikolas cómo tío y hermano, no sé qué clase de hombre es con las mujeres, pero quiero saberlo.

El taxi me deja en el restaurante favorito de mí abuela, muevo mí cabello a un costado de mí hombro y dejo que el camarero me guíe hasta la mesa en donde me espera mí dulce abuela, ésta al verme se pone de pie y yo voy hasta a ella abrazándola y besando su mejilla — abuela— le digo y tomo sus manos para besarlas, es una mujer muy mayor pero su elegancia y sabiduría es innegable, a su edad gracias a Dios tiene sus habilidades cognitivas funcionando bastante bien.

— Quisiera saber que tienes debajo— sus palabras me ponen alerta, por lo que rápidamente saco el gas pimienta que cargo en mí bolsa.

— ¡Aléjate!— le pido.

—Tiene garras la gatita— el corazón me late muy fuerte.

— Qué te alejes— le vuelvo a decir pero el intenta quitarme el frasco.

— Qué te alejes te dijo— una voz detrás de mí hace que me voltee, Nikolas está parado en medio del pasillo vestido impecable como siempre, miles de preguntas vuelan por mí cabeza.

—No te metas— dice Carlos furioso.

— Vete— le digo segura a Carlos, el mira a Nikolas quien se interpone entre nosotros, me dedica una última mirada y se marcha.

Vuelvo a respirar y veo a Nikolas —¿estás bien?— indaga preocupado.

— ¡Si!.. Gracias— le digo — ¿y tú qué haces aquí?

—Dejaste tus cosas en el auto, asumí que los necesitarías mañana— me dice y es cuando me doy cuenta que mi maletín y algunas carpetas las olvidé en su auto.

—Ajammmm y no podías esperar hasta mañana para entregarlo— le digo obvia.

—Pero ya estoy aquí, me dije Nikolas Anika, puede necesitar con urgencia sus cosas— me hace reír abro la puerta y lo dejo pasar.

—Gracias, pasa— le pido porque me hizo el favor de traer mis cosas, eso es muy dulce de su parte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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