My Last Sigh romance Capítulo 18

Llegamos a la casa de Marina después de comprar ropa. Esta chica tiene un poder de convencimiento muy grande. Me está haciendo usar la ropa que me compró, solo porque se me ve muy bonita y ella me la regaló. Ya se hizo tarde y decidimos que lo mejor es que yo me vaya a mi casa. Marina llama a Felipe y nos vamos los tres en su auto. Llegamos a mi casa y nos bajamos. Deciden acompañarme para saludar a mis padres.

Entramos y todo está muy silencioso, me parece extraño.

—Hola, ¿hay alguien? —pregunto y enciendo las luces.

—¡Sorpresa! —gritan las personas presentes.

Y con eso me refiero a mi mamá, mi papá, Isaac, Hazel, Ezequiel, Felipe y Marina. Esos dos no sé en qué momento se fueron de mi lado. También están una señora y una chica que no conozco, pero se parecen mucho a Ezequiel.

Al parecer si recordaron mi cumpleaños. Sonrío y mi mamá se acerca.

—Feliz cumpleaños, cariño —me abraza y yo correspondo su abrazo.

Mi papá hace lo mismo.

—Oye, Violet. Feliz cumpleaños, menor —Isaac me abraza y desordena mi cabello.

Yo ruedo los ojos sonriendo.

—Feliz cumpleaños, hermanita —Hazel me besa en la frente para luego abrazarme.

—Feliz cumpleaños, castaña —dice Felipe llamándome como solía hacerlo antes y besa mi mejilla.

— ¡Amiga! Todo el día estuve aguantándome. Feliz cumpleaños, terca —se abalanza sobre mí y yo me rio.

Nos separamos y veo a Ezequiel. Me sonríe y camina hacia mí.

—Feliz cumpleaños, enana de ojos violetas —nos reímos y besa mis labios. Cuando nos separamos veo a la señora y a la chica, que no conozco, detrás de él —. Ella es mi mamá, Valentina Dallas —dice señalando a la señora.

Ella me sonríe amable y me saluda con la mano.

—Feliz cumpleaños —le devuelvo la sonrisa un poco nerviosa.

—Y ella es mi hermana, Nora Harrison —la chica me mira de pies a cabeza como si estuviera evaluándome y luego sonríe.

—Feliz cumpleaños, cuñada —me guiña un ojo y yo sonrío más abiertamente.

—Gracias a todos, me hicieron sufrir pensando que no se acordaban de mi cumpleaños —digo para todos, hago puchero y ellos se ríen.

—Nunca nos olvidaríamos de tu cumpleaños, cariño —Eze me besa en los labios.

Escucho un carraspeo por parte de mi papá y nos separamos. Me sonrojo.

—Ezequiel tiene razón hija —dice mi papá y le sonrío.

El resto de la tarde pasa muy rápido para mi gusto. Me encanta compartir con las personas que quiero.

—¡Hora de los regalos! —grita Nora, la hermana de Ezequiel.

Es una buena chica me cayó súper bien, además, es muy directa. Y creo que a otra persona le cayó mejor que a mí. Miro a Felipe y él la está mirando embobado, me rio internamente y hacemos un circulo para que me entreguen los regalos.

Después me cantan el cumpleaños y partimos el pastel. Me divertí mucho. Ya todos se están yendo solo queda la familia de Eze y la mía. Nos sentamos todos en la sala. Ezequiel y yo nos sentamos juntos en un sofá.

—Bueno, nosotras ya nos vamos. Fue un gusto conocerlos; Claire, nos encantaría que cenaras con nosotros un día de estos —dice mi suegra y yo asiento.

—Sería un placer —Eze besa mi mejilla.

La señora me sonríe abiertamente.

—¿Te parece el sábado? —yo asiento y ellas se despiden con un beso en la mejilla.

Luego de planear la cita, se van y los demás desaparecen de la sala, dejándome sola con Ezequiel.

Nos acomodamos mejor en el sillón, de forma que él queda sentado y yo quedó encima de él como si estuviera cargando un bebé. Mi cabeza reposa en su pecho y mis piernas en el brazo del sillón, el pone sus manos alrededor de mi cintura.

—Mi amor, ¿me ayudarías con un proyecto de la universidad? —le pregunto sonriendo y él asiente.

—Claro, ¿sobre qué? —acepta y acaricia mi cabello.

—Tú solo debes quedarte quieto con tu hermosa sonrisa, en ese bello rostro — hago muecas y él se ríe.

—¿Cuándo?

—Mañana, no me queda mucho plazo para entregar el proyecto. Vas a ser algo así como mi Monno Liso —le informo con un ademán mirando al horizonte y él se ríe.

—Como diga, mi Leonarda da Vinci —le guiño un ojo y éste me besa en los labios.

—Creo que es muy pronto para decir esto, pero te amo. En serio te amo, nunca había sentido esto por una chica antes, eres especial, ojos violetas —me sonrojo completamente.

Lo atraigo hacia mí y lo beso nuevamente. Este hombre es genial y también me atrevo a decir que lo amo. No en voz alta aún, pero en mi mente sí.

Te amo, Ezequiel Harrison.

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