Llegamos a la casa y me siento cansada. En la sala veo a mi hermano y a Marina viendo una película.
—¿Te traigo algo de comer, hija? —me pregunta mi padre mientras me siento al lado de ellos y niego.
—Se me quitó el hambre —digo, Isaac me mira preocupado.
—¿Te sientes bien? Estas pálida, más de lo normal y tus labios casi blancos —se escucha preocupado y yo le sonrío.
—Efectos secundarios del tratamiento, tranquilo —cierro los ojos y me recuesto en el sofá.
—¿Me muestras el trabajo? —pregunta Marina.
—Después —es lo único que sale de mis labios.
—Claire, come, estás muy delgada —sugiere Hazel.
Abro los ojos y la veo comiendo frutas en la cocina.
—Nunca voy a engordar, esa es mi contextura, futura mamá —se sienta a mi lado y toco su pequeño vientre abultado.
—Como digas, honey —besa mi cabeza y cierro los ojos.
Poco a poco me voy quedando dormida.
***
Despierto y estoy en mi cama. Miro el despertador y son las 4:30 p.m. Abro los ojos con sorpresa y me levanto. Busco algo que ponerme para la cena. Elijo una falda negra larga con una abertura en la pierna y una blusa escotada en la espalda, con unos tacones plateados. Voy al baño y me cambio. Al salir encuentro a Hazel sentada en mi cama.
—Buena elección. ¿Necesitas ayuda? —me pregunta y yo asiento.
—Con el maquillaje y el cabello.
Me siento frente al tocador y ella comienza su magia. Me deja el cabello suelto con algunos rizos y me maquilla no tan producido, resaltando mis ojos.
—Listo —dice y le sonrío.
—Muchas gracias, Hazel, me encantó —la agradezco, ella sonríe.
—Termina de vestirte y bajas —dice.
Me miro al espejo, me gusta lo que veo y sonrío. Tomo una cartera plateada, meto dinero y mi celular. Bajo las escaleras y veo a Ezequiel con un traje típico de un empresario y le sonrío.
—Te ves hermosa, mi amor —me dice al estar al lado de él y yo sonrío.
Valentina me mira expectante y Ezequiel le lanza una mirada de advertencia.
—Su belleza es una de las cosas que atrajo a mi hermano; mírala, es hermosa mamá —responde Nora y me sonrojo.
—Gracias por el cumplido, tú no te quedas atrás, Nora —ella sonríe y yo miro a su mamá—¿Que quiere saber sobre mí seño-Valentina? —pregunto y ella se acomoda en la silla.
—Pues, ya conocí a tu familia y sorprendentemente me cayeron bien. Dile a tu madre que están invitados un día de estos a comer a mi casa. Pero contigo no pude hablar mucho —dice y yo le sonrío.
—Le haré llegar su invitación —la comida llega y la primera en comenzar a comer es Nora.
—¿Por qué tus ojos son de ese color? Ninguno de tu familia los tiene así — pregunta Valentina y voy a responder, pero Eze se me adelanta.
—Se debe a un síndrome no muy conocido, madre, por eso ella es así físicamente. Y así es hermosa, perfecta y sus ojos me encantan, toda ella me encanta —responde mientras besa mi mano y yo le sonrío.
—Todo de ti también me encanta, cariño —le digo, él me sonríe un poco ruborizado.
—Se nota que quieres a mi hijo, sólo eso quería comprobar, provecho —dice y comienza a comer, miro a Nora y ya casi termina su plato.
Suspiro, al parecer les estoy cayendo bien. Eso es bueno.
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