My Last Sigh romance Capítulo 23

Después de la cena, Valentina nos invita a mi familia y a mí a un viaje ahora en las vacaciones y me dice que le confirme después.

Hoy es el día de la entrega del proyecto y no hice el de fotografía, la verdad no encontré algo muy bonito para fotografiar, ojalá el profesor nos dé otro plazo. Entro a la universidad y veo a lo lejos a Felipe.

—Hola, Felipe, ¿qué tal? —pregunto mientras empiezo a caminar junto a él por los pasillos de la universidad.

—Todo bien —responde.

—¿Que harás en las vacaciones? —pregunto y él suspira.

—No lo sé, supongo que nada —responde encogiéndose de hombros.

—Te invito a un viaje que haré con mi familia y la de Ezequiel, Marina irá, no puedes negarte — le digo y sonríe.

—Esta bien, iré con ustedes —acepta, yo sonrío.

—Marina te pondrá al tanto de todo, adiós —beso su mejilla y entro corriendo al salón.

Al sentarme siento un leve mareo.

—Llegué yo —dice mi amiga y se sienta a mi lado.

—¿Ya me dirás que hiciste? —pregunto y ella en respuesta se encoge de hombros.

—Ya lo verás en la exposición, no seas curiosa —me responde con una sonrisa, yo ruedo los ojos y en ese momento entra el profesor.

Después de saludar pide que cada uno muestre lo que pintó y diga porqué lo hizo. Todos lo hacen y llega mi turno.

—Como todos saben, mi nombre es Claire Walker —saco el lienzo de mi bolso y lo muestro—. Quiero compartirles el dibujo que hice, como pueden observar dibujé un rostro. Es el rostro de una de las personas que más quiero en la vida, mi novio, y para dibujarlo utilicé la técnica del sombreado que nos enseñó el profesor.

Todos aplauden y pongo el dibujo junto con los demás. Ahora es el turno de Marina.

—Hola, yo soy Marina Esquivel, el dibujo que hice significa mucho para mí. Nos dibujé a mí y a la persona que más admiro en este mundo. Ella ha pasado por cosas difíciles y nunca se ha dado por vencida a pesar de los obstáculos y por eso la admiro, porque yo no podría. Para hacerlo utilicé la técnica de las acuarelas y el contraste —me intriga lo que dijo.

Se hace a un lado y muestra su dibujo, al verlo derramo una lágrima. Me dibujó a mí y a ella el día en que me diagnosticaron el tumor, más bien dibujó una foto que nos tomamos ese día. Ella me hizo olvidar por un momento mi enfermedad y mi hermana nos sacó esa foto distraídas. Ella está haciendo una mueca con su cara y yo sonriendo.

—Claire, eres mi mejor amiga y te amo mucho, pero más que todo te admiro. No todo el mundo reacciona como tú ante una situación difícil como esa —me guiña un ojo, todos la aplauden y yo derramo lágrimas sonriendo.

Se sienta y la abrazo.

—Yo también te amo mucho, amiga. Eres de las pocas personas que me hacen sonreír en cualquier momento —ella derrama una lágrima—. El dibujo te quedó hermoso —la halago y se sonroja.

—Es tuyo. Cuando el profesor lo entregue claro está — me rio y ella igual.

La clase termina y llega la de fotografía. Le explico a la profesora por qué no traje la foto y ella me da plazo para después de vacaciones, pero sobre 9,0. No me queda más remedio que aceptar, es mejor eso que un 0.

***

Llego a mi casa y lo primero que hago es ir a mi cuarto y le mando un mensaje a Valentina confirmando que sí iremos con ellos de vacaciones. Aún no le he dicho a mi mamá, pero ya no se puede negar. Me acuesto en la cama y suspiro. Me siento algo cansada y con dolor de cabeza; cierro los ojos un momento.

—Oye floja, baja a almorzar, tienes visita —escucho la voz de Isaac del otro lado de la puerta y abro los ojos.

—¿Quién? —pregunto cansada, sin ganas de ponerme en pie.

—La hermana de mi cuñado, Nora, creo que se llama —hace una pausa y abre la puerta— no te ves bien, si quieres le digo que se vaya... —lo detengo.

—Tranquilo, solo es dolor de cabeza, dile que suba y a mi mamá que me suba la comida, por favor —asiente y yo me siento en la cama.

A los minutos sube Nora y le sonrío.

—Hola —dice y se sienta a mi lado —, debes preguntarte que hago aquí, pero no tengo motivo. Solo quiero conocer a mi cuñada, a la persona que me roba la atención de mi hermano. También me gustaría ser tu amiga —me mira divertida, guiña un ojo y yo rio.

—No te preocupes, eres bienvenida cuantas veces quieras y me encantaría entablar amistad contigo —digo y ella sonríe.

—Gracias. Tienes buen gusto, no solo en hombres, también en moda y decoración —dice mirando mi habitación y yo sonrío.

—Pues, gracias —tocan la puerta.

Al dar permiso para entrar, veo a Felipe cruzar la puerta y en vez de mirarme a mí, mira a Nora, que también lo mira sonrojada, pero como si estuviera desinteresada e indiferente.

A estos dos me late que ya cupido los flechó.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: My Last Sigh