My Last Sigh romance Capítulo 25

Hoy es el día.

Hoy nos vamos de vacaciones con la familia Harrison. Optamos por ir a una cabaña que tienen ellos en Cancún, mis padres no pudieron venir. Mi papá por su trabajo y mi mamá no quiso dejarlo solo; la mamá de Ezequiel tuvo unos contratiempos y tampoco pudo venir. Íbamos a cancelar el viaje, pero ella insistió en que viniéramos y no pudimos negarnos. Así que solo vinimos Hazel con su prometido, Isaac, Marina, Felipe, Nora, Ezequiel y yo.

—Dios, estoy entumecida —se queja Marina cuando llegamos a nuestro destino.

Mi hermano besa su cabeza.

—Pronto te ayudo con eso, mi amor —le propone mi hermano y le guiña un ojo pícaro.

Marina se sonroja y le da un golpe suave en el hombro.

—No quiero saber más —se queja Felipe, mientras hace el gesto de taparse los oídos.

—Por favor, eso es muy normal. No te hagas el virgen —lo reprende Nora y me rio.

Vamos caminando hacia la cabaña. Ezequiel pasa su brazo por mis hombros.

—No me hago el virgen. Solo no quiero saber sobre la vida sexual de mi hermana, o a ti ¿te gustaría saber cuántas veces Ezequiel se lo hace a Claire? —se defiende Felipe y yo me sonrojo.

Ezequiel se ríe.

—No muchas —contesta y yo muero de la pena.

¿De verdad era necesario hablar sobre esto?

—Hermano, resérvatelo, por favor —se queja Nora y Felipe alza una ceja burlona mente.

Ella rueda los ojos.

— Bueno… en conclusión, nadie quiere saber la vida sexual de nadie. Así que ya cállense que tengo hambre —se queja Hazel, mientras acaricia su estómago.

—¿Qué tiene que ver el hambre con que ellos hablen, amor? —pregunta Dom divertido y Hazel le da una mirada fulminante.

—Deberías apoyarme, Mackenzie, sino hoy duermes en el sillón—lo amenaza Hazel y él se ríe, haciendo que ella frunza el ceño.

—Uh, noche sin sexo, cuñadito —se burla Isaac y todos reímos, menos mi hermana. Ella mantiene su ceño fruncido.

—Ya déjenla, no se metan con una embarazada —la defiendo.

—Escuchen a Claire y sean inteligentes, no me conocen enojada —los mira mal y todos volvemos a reír, menos ella.

—Tiene razón, yo la conozco —aporta Marina y llegamos a la cabaña.

Es de decoración rustica, pero acogedora, de dos pisos.

—Bueno. En la casa solo hay 4 habitaciones —empieza a decir Ezequiel —, una para los prometidos, otra para Isaac y Marina, otra para Claire y para mí y la última...

Nora lo interrumpe.

—Me rehúso a dormir con este —señala a Felipe.

—¿Tienes miedo, Norita? —se burla este mientras pasa su brazo por los hombros de Nora.

—Te prohíbo que me llames así y no te tengo miedo —responde mi cuñada y quita el brazo de Felipe de sus hombros, con asco.

—Ni modo, hermana, te tocó compartir el cuarto con Felipe —le dice Eze y ella rueda los ojos.

—Prefiero dormir en el mueble de la sala antes que contigo —replica mirando a Felipe por encima del hombro.

—Ya veremos, Norita, ya veremos —suspira Felipe y sube las escaleras.

—¡Que no me digas así! —grita Nora y lo sigue.

—Bueno, ahora todo el mundo para su cuarto —dice Dom aplaudiendo y Hazel niega.

—No, no, no, tu me vas a conseguir comida, cariño. Se me antojan unas enchiladas.

Dom hace una mueca y abre la boca para hablar.

— Ni te atrevas a quejarte. Culpa a tu hijo —dice y sube las escaleras, yo me rio.

Dominick hace una mueca divertido y sale de la cabaña.

—Yo voy a subir al cuarto —digo.

—Te acompaño —dice Ezequiel y me ayuda con las maletas.

Subimos a nuestro cuarto. Miro el reloj y son las 6:30 p.m. Siento los brazos de Eze rodear mi cintura.

—Eres hermosa —me dice al oído y besa mi cuello.

—Lo sé —le respondo.

Me volteo y lo miro sonriendo.

—Eres hermoso —le digo y se ríe.

—Lo sé —responde y yo me rio yo también.

Besa mis labios como si su vida dependiera de ello. Juntamos nuestras frentes y él acaricia mi espalda.

—Te amo, preciosa —me dice y yo lo beso, este beso se torna más salvaje.

Caminamos a la cama entre besos y caricias.

—Yo también te amo, amor, que nunca se te olvide —nos besamos.

El tiempo corre en caricias y besos.

Ojalá nunca se vaya de mi lado.

***

Abro los ojos, estoy desnuda y sola en la cama. A mi lado, en la mesa de luz, hay una nota.

Salí con tu hermano, Felipe y Dom a conseguir comida para el tiempo que estaremos aquí. Eres una dormilona o ¿te dejé muy cansada ayer? Ni te percataste que me levanté. Te amo, preciosa. No nos demoramos mucho, un beso.

Ezequiel.

Este hombre es único, me hace sonrojar y sonreír solo con una nota. Es un amor.

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