Ezequiel me mira esperando una respuesta y yo no sé qué responder, en verdad lo amo y quiero perdonarlo. Además, no debería perder el tiempo, porque ese sí que no me sobra.
—Ezequiel yo... —empiezo, pero él pone su dedo índice sobre mis labios interrumpiéndome.
—Entiendo si no quieres perdonarme, pero yo me voy a volver a ganar tu corazón —dice, y yo sonrío.
Me muerdo el labio inferior.
—Quiero ver como haces eso —digo divertida y él se ríe.
—Te amo, Claire, no tengo duda que eres una mujer muy especial. Te prometo que nunca más me voy a separar de ti, estaré contigo hasta tu último suspiro —acaricia mi mejilla y cierro los ojos al sentir su tacto.
—Y yo también te amo a ti, como nunca amé a un hombre —le confieso y él sonríe.
Siento un movimiento extraño en mi vientre. Lo toco rápidamente.
—¿Pasa algo? —pregunta con semblante serio.
Tomo sus manos y las guío a mi vientre, vuelvo a sentir ese movimiento y a Ezequiel se le iluminan los ojos.
—Nuestros hijos se están moviendo, Claire —dice emocionado y yo asiento.
—Sí, mi amor —digo y se me sale una lágrima de alegría.
Junta sus labios con lo míos, por la sorpresa me demoro en reaccionar. Extrañé mucho sus besos.
—Me dijiste, ¿mi amor? —asiento— Llevo ventaja —hace un baile extraño y yo me rio.
—Te extrañé demasiado, Ezequiel —digo mientras lo abrazo y él me rodea con sus brazos.
—Y yo a ti, cariño, como no tienes idea —nos separamos.
Besa mi frente y pongo mi cabeza en su pecho.
Volví a los brazos del hombre que amo, ahora me siento completa.
***
—Vaya, se van peleando y regresan riendo. Es buena señal —comenta Marina cuando nos ve llegando a la casa.
—Yo sabía que eso iba a pasar —dice Nora.
—¿Lo perdonaste? ¿En serio? —pregunta Isaac incrédulo.
—No me ha perdonado del todo, pero haré lo posible para volver a ganarme su corazón —dice Eze y yo le sonrío.
—No lo puedo creer —dice molesto mi hermano.
—Isaac, por favor —lo freno, sé lo que viene.
—Isaac nada, él te hizo daño, ¿y así como así lo perdonas? Te desconozco —replica y me mira enojado.
—Cariño, ¿me escuchas? —pregunta.
Abro los ojos y veo que me mira preocupado y con miedo.
—Estoy bien —trato de sonreír, pero me sale una mueca de dolor.
—Se nota que no lo estás —derrama una lágrima y como puedo se la seco con mi mano.
—Oye, no llores, voy a estar bien —le digo, él toma mi mano y la besa.
—Esperemos que sí. Te amo demasiado, no quiero que nada te pase —dice y me abraza.
Yo cierro los ojos y recojo toda la fuerza de voluntad que me queda para evitar que las lágrimas salgan de mis ojos.
—Tu y yo sabemos que me estoy muriendo, Ezequiel —afirmo y él me mira.
—No digas eso —niega y veo miedo en su mirada.
Pero eso es lo que yo siento, cada vez me siento peor.
—Siento que mi final está cerca y no me quiero morir. Yo te amo y no te quiero dejar, no los quiero dejar —digo con tristeza y él solo me abraza con fuerza.
—No nos vas a dejar, tú eres fuerte y vamos a superar esto juntos —besa mi cabeza y lo escucho sollozar.
Un cansancio se apodera de mi cuerpo y me hace quedar inconsciente en los brazos de Ezequiel.
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