My Last Sigh romance Capítulo 8

Despierto por el sonido de un mensaje en mi celular. No sé en qué momento me quedé dormida. Tomo el celular para ver la hora, son las 6:40 p. m. No puedo creer que haya dormido tanto. También me percato que hay un mensaje de número desconocido, lo abro.

+57 3007896898 6:35 p. m.

Hola chica de ojos violetas, soy Ezequiel, tu casi secuestrador ;)

Sonrío al leer el mensaje e inmediatamente agendo su número.

Yo 6:42 p. m.

Hola, Ezequiel, ¿cómo estás?

Escribo el mensaje y dejo el celular en mi mesa de noche para dirigirme al baño; tengo el cabello revuelto, me peino y me hago una cola de caballo, cepillo mis dientes y salgo para ir a mi habitación. Escucho mi celular sonar y lo agarro; es un mensaje de Ezequiel.

Ezequiel 6:45 p. m.

Desde que te vi en el antro por primera vez no he podido estar mejor y tú, ¿cómo estás preciosa?

Su mensaje me hace sonrojar y como era de esperarse se lo respondo.

Yo 6:50 p. m.

Un poco somnolienta, acabo de despertar de una siesta.

Bajo las escaleras y me encuentro a Isaac y a mi papá muy animados viendo un partido de fútbol en la sala, mi madre está en la cocina y Hazel leyendo un libro, el cual supongo que es de psicología. Me siento a su lado y ella me sonríe, llega un mensaje de Ezequiel.

Ezequiel 6:55 p. m.

Ohm, espero haber estado en tus sueños, preciosa. Me gustaría conocerte más, ¿qué te parece si mañana almorzamos juntos?

Yo 7:00 p. m.

Me parece muy bien, Ezequiel, a mí también me encantaría conocerte. Salgo de la universidad a la 1:00 p. m.

Ezequiel 7:02 p. m.

Vale, preciosa, paso por ti. Nos vemos mañana, que tengas buenas noches.

Yo 7:05 p. m.

Tú igual, Ezequiel, descansa.

—Vaya, parece que la conversación está muy entretenida —dice Isaac quitando los ojos del televisor al darse cuenta de la expresión en mi rostro —. Esa sonrisa de idiota que tienes lo demuestra —se burla y le tiro un cojín, este lo esquiva fácilmente y sonríe victorioso.

—Idiota tus calzones, pelmazo —contraataco y se hace el ofendido.

—No insultar a tus mayores, Violet, anótalo en tu lista y menos si son así de guapos como yo — ruedo los ojos ante su egocentrismo.

Este chico tiene un ego impresionante.

—Cabeza hueca querrás decir —digo y escucho las risas de Hazel.

—Oye, Capulina, no te rías —dice Isaac apuntándola acusatoriamente con el dedo y deja de reírse de inmediato.

Ahora la que ríe soy yo.

—Muy chistoso, ricitos de oro —responde mi hermana.

Rio aún más fuerte e Isaac se hace el ofendido.

—Bien que te encantan estos ricitos, cariño; estarías conmigo de no ser porque soy tu hermano — ella rueda los ojos con fastidio, pero visiblemente divertida.

—Sigue soñando, ricitos, sigue soñando —responde esta.

—Siempre sales con la misma, ricitos.

Me mira ofendido. Se tira al piso haciéndome reír, es muy dramático, pero casi siempre es con el objetivo de hacernos reír.

—La traición, Violet, la traición, hermana —sigue en el piso arrastrándose como si estuviera apuñalado, me parece muy divertido.

—Isaac deja el drama y levántate del piso pareces un gusano —regaña mi mamá y estallo en carcajadas junto con mi hermana.

—Un gusano muy hermoso y con estilo —se levanta.

Hace como si tuviera el cabello largo y se lo quitara de la cara para desaparecer de la sala. Mi mamá rueda los ojos. Mi padre mira la escena con una expresión de diversión, al igual que Hazel.

—Gusano hermosos y con estilo, ¡a comer! —lo llama mi padre y en menos de 30 segundos lo tenemos sentado en el comedor.

Mi papá me pregunta cómo me he sentido y digo que bien, para no preocuparlos.

—Hija, ¿ya tienes terminada la decoración de la boda? —pregunta papá y todos miramos a Hazel.

—Faltan los centros de mesa y arreglar unos últimos detalles, también tenemos que ver lo de los vestidos, el de mi dama de honor, la madrina y mi vestido de novia —responde.

Yo soy la madrina de la boda y el padrino es el mejor amigo de Dominick. Marina y unas amigas de mi hermana son sus damas de honor.

—En estos días vemos eso, Hazel, la boda es después de las vacaciones —le recuerdo y ella asiente.

—Ni que lo digas —dice suspirando, parece nerviosa.

Y la verdad, ¿cómo no estarlo?

—¿Estás nerviosa? —pregunta el gusano hermoso y con estilo.

—Un poco, pero feliz porque me caso con el hombre ideal para mi vida —dije con una sonrisa.

Me alegra escuchar eso, ojalá algún día yo también pueda tener esa sensación.

—Espero seas muy feliz, hija —dice mi papá.

—Yo también, papá, de eso no tengo duda —responde segura de sí misma.

Estos momentos con mi loca y unida familia son los mejores. Los amo demasiado y no los cambiaría por nada.

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