Enarco ambas cejas ante la profundidad de su declaración, sus mejillas se sonrojan. No sé si preocuparme de lo que se niega a reconocer como un enamoramiento, es decir, ni siquiera con Joseph la vi así de risueña y dando tantas palabrerías profundas.
»Sé que suena raro. Solo olvídalo.
—No, no te avergüences. Está bien que sientas pasión hacia algo, solo me sorprende cuán profundo es. Casi parece que solo esperas saber quién es el tipo para darle todo de ti.
—No lo exageres.
—Ajá, soy yo exagerando—sonrío— ¿Quieres de nuevo ir a ver el cuadro que me regaló Paul?
— ¡Sí, por favor!
Río mientras ella sola va hacia la sala de estar en donde está el cuadro que Paul me regaló justo el día que Elise apareció, cuando fue internada la primera vez. Valeria lo ama, pero es porque Valeria ama todo de su pintor.
Supongo que a algunas nos gustan los escritores, a otras los animadores, unas los pintores y...Volteo a ver a Ágatha ¿Los actores? Sacudo mi cabeza, como sea el caso, supongo que siempre habrá alguien que despierte pasión de una manera que nadie más pueda hacerlo.
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Hay velas esperando que yo las sople mientras mis amigos terminan de cantarme cumpleaños. De alguna manera pensé que yo no obtendría un pastel de cumpleaños, pero en último momento Joseph y Andrea aparecieron con uno para mí. Estoy muy sensible y cuando me indican que pida un deseo siento unas inexplicables ganas de llorar. No es la manera en la que esperé transcurriera mi cumpleaños, pero eso no quiere decir que sea infeliz.
A pesar de todo, mi cumpleaños no ha resultado malo, solo diferente a como me hubiese gustado. Hace unos meses si me hubiesen preguntado cómo celebraría mi cumpleaños las cosas serían muy distintas y ahora, aún, cuando tengo a mis amigos conmigo, hay una añoranza en mí así como una esencia de tristeza que no me deja disfrutar del todo de este momento.
Así que cierro mis ojos y pido la cosa que más ronda por mi mente: quiero mi felicidad. Quiero ser feliz.
Soplo cada una de las velas y río cuando Dexter consigue ensuciar mi rostro con crema pastelera. Mi familia de Notitardes24 está aquí y me llena de abrazos; de alguna manera me han ayudado a ordenar mi casa y han pasado todo el día conmigo. Andrea es quien se encarga de repartir el pastel que comemos sentados en el suelo.
Summer aclara su garganta la cual es una indirecta nada sutil de que reclama nuestra atención. Ella lame la crema de su boca de bebé y nos sonríe. Rayan murmura algo como "se avecina", pero Summer no se detiene.
— ¿No quieres hacer que Andre llame por teléfono a la fábrica de bebés, tío Jos? —pregunta Summer sentada a su lado. Contengo las ganas de reír por la mirada alarmada de Andrea. Joseph ríe.
—Aún no, nena.
—Nada de bebés. No, no, bebés lejos por ahora—asegura Andrea sacudiendo mucho la cabeza.
—Pero papi no quiere llamar, ustedes tampoco ¿Quién va a llamar entonces? —Ve alrededor— ¿Ága, tú quieres llamar y pedir un bebé?
—Me temo que tampoco puedo, Summer.
—Nadie quiere llamar a la fábrica de bebés—hace un puchero afligida.
—Yo propongo regalarle una mascota—susurra Harry a mi lado—, creo que eso podría poner en pausa toda la cosa de fábrica de bebés.
—Sugiéreselo a Rayan.
—Lo haré un día en el que no esté tan distraído ¿Tienes alguna idea de qué le sucede?
—Yo no sé absolutamente nada—y llevo un gran trozo de pastel a mi boca.
Aún estoy un poco nerviosa sobre mi metedura de pata. Si Sabrina se entera no sé qué pasará conmigo; y Rayan está actuando tan raro que todos lo notan. Luego está Valeria siendo rara viendo el cuadro cada vez que puede.
Mis amigos no actúan muy normal.
Compartimos otro momento más hasta que todos comienzan a irse. Rayan comienza actuar más normal cuando se despide de Sabrina y de mí, mi Barbie se queda conmigo. Mientras lavamos lo que ensuciamos me doy cuenta que apenas son la siete y media. Me dejo caer en el sofá y Sabrina se sienta a mi lado. Sonrío.
— ¿Te puedes creer que en enero volvamos a estar en televisión?
—Extraño mucho la rutina—me dice sin quejarse cuando subo mis pies a su regazo. Me sonríe—. Francamente estoy feliz de que tengamos la oportunidad de volver con nuestro programa y con buenas reformas.
—Yo también. Me hace falta toda esa chispa y locura.
Permanecemos en silencio por unos minutos en los que por mi cabeza pasa una pregunta fuera de lugar para mi actitud: ¿Paul olvidó mi cumpleaños? Creo que es una de las cosas que no he podido sacar de mi cabeza.
— ¿No crees que Rayan estaba un poco extraño? Cuando me veía sentía que iba a derretirme, algo era diferente.
—Creo que solo estaba despistado—evado su mirada y aclaro mi garganta—. Pero solo es Rayan en una de sus fases.
—Todas sus fases lo hacen ser él—hace una mueca— ¡Dios! Lo tengo tan mal. En lugar de ir superándolo parece que mi enamoramiento se vuelve solo más molesto. Creo que va a hacerme bien seguir viendo a Gabriel.
— ¿Si es factible eso de reunirse con un ex?
—Tú lo hacías con Cristian—me recuerda—, de igual manera no se trata de sexo. Solo que luego de tantos años manteniendo contacto, hemos estado preguntándonos por qué nunca lo volvimos a intentar.
— ¿Por qué te rompió el corazón cuando te engañó en la universidad estando estaba ebrio?
Cubro mi boca con una de mis manos viendo estrellas, de esas que brillan en la oscuridad, aquellas que en la habitación de casa de papá Elise me hizo pegar. Las estrellas que una vez quise recrear y que solo mi hermana sabía.
No, no solo ella lo sabía.
Mis ojos se humedecen porque las estrellas que brillan en la oscuridad son algo infantil, pero para mí significa tanto que me pone sensible. Río mientras giro viéndolas esparcidas en el techo de mi habitación. Me siento de nuevo como la adolescente que se dejó convencer por su hermanita de pegar estrellas en el techo. Me siento de nuevo esa adolescente en crecimiento que antes de dormir pensaba en sus sueños y lo que quería lograr mientras veía las estrellas hasta dormirse.
Siento alegría. Me siento bien.
La pintura, mi techo y entonces noto una cantidad considerable de hojas empastadas en mi mesita de noche, justo al lado de mi Tablet, la cual no he tocado desde hace mucho tiempo. No sé cómo llegó ahí.
Tomo el empastado y pesa. Cuando lo abro para ver la primera página, tiene una nota adhesiva escrita a mano; y aunque muy pocas veces he visto esa letra, yo la reconozco totalmente.
«No es la historia completa. Solo el borrador.
Nos falta escribir el final.
Con amor, el escritor versátil.
Gracias por ayudarme a escribir mi primera historia de romance»
Impresionada acaricio la hoja en blanco, en donde en el título se encuentran signos de interrogación. Leo la dedicatoria más hermosa que hace que mis ojos se humedezcan y mi corazón lata rápido; y sus agradecimientos ¡Dios!
Sus agradecimientos son hermosos, son fuertes, inspiradores y llenos de tanto amor para el mundo. Abrazo el borrador contra mi pecho intentando procesar todo esto.
—El paisaje, el techo...El manuscrito... Todo, fue...
—Paul—sonríe Sabrina—. Habló conmigo hace una semana y todo lo que hice fue tomar mi juego de llaves y dejarlo entrar. Bueno, y salir porque había un gran misterio sobre el pintor anónimo.
—Esto es demasiado. Esto... Él solo...Se siente como mágico—río sin poder evitarlo—. Yo solo...
—Estás sin palabras.
—Lo estoy.
Mi Tablet brilla, suena y vibra sobre la mesita de noche. Reconozco el sonido, es un correo electrónico. Río sin creérmelo mientras dejo el borrador de la novela de Paul en la cama. Me siento y desbloqueo mi fiel amiga para leer un correo que no esperaba.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras