No más palabras romance Capítulo 24

Camino siendo consciente del constante sonido de mis tacones, su vista se clava en ellos antes de volverla a mi rostro y ofrecerme una copa, se llena la suya y en silencio tomamos un trago. Hay algo en los ojos de Paul que parece guardar misterios y secretos. A pesar de tener unos ojos preciosos hay que felicitarle el hecho de que su mirada es buena escondiendo las emociones que desea.

—Nunca vi unos ojos como los tuyos— comenta rompiendo el silencio—. Fue difícil describirlos.

—Recuerdo que dijiste algo como ellos pareciéndose al whisky— sonrío.

—Al más delicioso de los whiskeys— me corrige—. Parece que hay motas doradas en ellos, tendría que verlos de cerca.

—Tendría que dejarte acercarte lo suficiente y me temo que por ahora eso no va a suceder. Sin embargo, gracias por el cumplido, a tu lindo vecino también parecieron gustarles— enarca una de sus cejas—. Michael.

—Oh, es un buen chico.

—Eso me pareció, casi me sentí mal de manipularlo con mi coqueteo, pero necesitaba entrar y saber cuál era tu apartamento.

—Podrías haberme preguntado.

—Lo hice, pero no respondiste. Era seducir a Michael o irme.

—Pobre Michael— la comisura izquierda de su boca se alza en una media sonrisa antes de inclinar su copa y beber el resto del vino—. No pensé que vendrías, pero debí deducir que tú nunca puedes declinar un reto.

—Exactamente.

Recargo mi codo de la repisa dejando la copa a un lado, apoyo mi barbilla de la palma de mi mano y lo observo. ¡Maldita sea! ¿Por qué es que resulta tan atractivo? Todo en su rostro parece correcto, incluso su nariz algo triangular y no precisamente perfilada, pero en su rostro parece idónea.

Creo que lo que me resulta más encantador dentro de su físico son las ondas casi rulos de su cabello castaño... su boca... sus ojos... esas geniales cejas pobladas... el rastro de barba...De acuerdo, todo su físico es encantador.

— ¿Qué te tenía tan confundido? ¿Tan mal terminó la escena del beso?

—Yo no diría eso—imita mi posición y casi quiero reír—, pero me temo que no puedo dejarte leer ¿Dónde está la sorpresa luego de leer un libro por primera vez cuyas escenas importantes ya conoces?

—Me gustan los spoilers.

Mentira, los odio. No soy una lectora aplicada, de hecho leo muy pocas veces y cuando el libro me atrapa con fuerzas. Admito que si voy a leer prefiero que sea una novela a algún texto con fines de estudio, cosa que no admito frente a Joseph quien siempre parece estar recomendando libros que suenan interesantes pero que sé no acabaré leyendo.

Eso no me hace sentirme menos inteligente, comprendo que cada persona tiene sus temáticas para leer y a mi ese tipo de libros se me hace pesado.

Si de por si soy bastante lenta leyendo una novela, con uno de esos me llevaría un mes o hasta más y te apuesto que para el final no recordaría ni la mitad de lo que leí.

Soy sincera sobre ello.

La cosa es que aunque odio con fuerzas que me cuenten lo que sucederá en un libro, con este puedo hacer una excepción.

—No puedo dejarte leer, pero...

— ¿Pero?

—Puedo mostrarte.

Se incorpora y flexiona su cuello antes de dar los suficientes pasos que lo acercan a mí. Por instinto me incorporo y alzo mi barbilla porque aun siendo alta, y con tacones, Paul me saca al menos unos 5 cm, no es que tenga una regla para contar los centímetros, pero es mi suposición.

— ¿Exactamente, qué vas a mostrarme?

—Recrearé la escena.

—Así que ahora eres actor.

—Apuesto a que soy uno muy malo, pero voy a intentar.

Miro alrededor. Si hay algo que conozco de mí son mis señales ante los nervios: Está la mirada desesperada a los alrededores.

Morder el lado interno de mi mejilla.

Y el más típico, pero al que más recurro: jugar con mi cabello.

Y justo ahora hago las 3 cosas mientras los ojos de Paul se mantienen fijos en los míos. Parece un hombre con un propósito y por lo que sé estoy dentro de ese propósito.

—A mí me pareció más como un buen resumen— toma un profundo respiro antes de alejar sus manos y dar un paso hacia atrás—. Y eso fue básicamente lo que mi ahora exnovia leyó, lo que he leído muchas veces y lo que me hizo ponerme a beber vino.

—Lo que te confundió.

—Efectivamente ¿Tú qué opinas?

Abro y cierro mi boca sin encontrar las palabras. Tengo como miles de suspiros contenidos y estancados en mi pecho y todo un revoltijo en mi estómago.

Atrapada.

Destellada.

Estrellada.

Deslumbrada.

Y admito que un poco maravillada. De acuerdo, muy maravillada.

Así me ha dejado todo lo que acaba de suceder.

¿Qué, qué opino? Opino que quiero el maldito beso que me ha dejado como una idiota buscando algo de aire con qué llenar mis pulmones vacío ¿Dónde está el oxígeno?

— ¿Quieres saber qué opino?

—Eso me gustaría.

Asiento lentamente con mi cabeza, entonces estiro mi brazo mis manos toman un puñado de su camisa a la altura de su pecho y tiro hasta que está inclinando y con el rostro tan cerca de mí que decido que quizás sus ojos son verdes con motas grises y no grises con motas verdes.

—Opino que la dramatización tendría que estar completa para tener la idea general de toda la escena.

Tiro un poco más de su camisa, alzo mi barbilla y presiono mis labios sobre los suyos. Así que vamos a resolver esta duda: ¿Puede Paul superar el beso ficticio de Paolo? Eso pretendo averiguar.

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