—Hola papi, te ves como todo un galán— beso su frente y alcanzo a verlo rodar sus ojos.
—Solo me corté el cabello.
—Lo cual es suficiente para volverte un galán. Buen trabajo Amber.
—Gracias, una de mis mejores hazañas.
—Tonterías. Quítate de mi camino, Estorbo— todo lo que el perro hace es echarse aún más interponiéndose en el camino de papá. Contengo las ganas de reír. —. No sé en qué pensabas cuando trajiste a este perro.
—Sabes que te encanta. Lo amas.
Se queja un poco más y casi pisa la cola de Estorbo, lo cual logra que este salga de su camino. Me río y camino hasta la cocina, Amber me sigue.
Tomo una de las barras de cereal de papá y me siento sobre el mesón.
— ¿Qué tal está esta semana? ¿Más gruñón?
—Teniendo en cuenta que apenas es martes, yo diría que va muy bien. Es su personalidad de siempre.
—Tienes razón, quizás en su actitud gruñona descansa su encanto— me río—. Encargué las compras al súper mercado, en cualquier momento estarán llegando y mañana pasaré por Estorbo, toca llevarlo a ver a su veterinario.
—De acuerdo. Oh, otra cosa, tu hermano llamó o al menos dijo ser tu hermano.
—Si se llamaba Edgar y sonó como un idiota pomposo, entonces era mi hermano.
—Bueno, solo preguntó por ti y luego habló al teléfono con Dante.
— ¿Y cómo estuvo papá luego de la llamada?
—Estuvo callado, de hecho me respondía de forma distraída.
—Ya, me pregunto qué le diría esta vez ese demonio a papá. Si alguna vez papá queda alterado por una de las llamadas de mi hermano o tiene algún episodio depresivo no dudes en llamarme. Mis hermanos tienen una impresionante capacidad de darle días malos.
—Buenos hermanos ¿No?
—Los mejores— le doy la sonrisa más amplia antes de suspirar—. Mi familia es grande, pero siendo tan grande todos estamos regados por todo el país, coincidir es realmente difícil, por lo que papá y mis hermanos son mi familia cercana y directa, eso debería hacernos muy unidos...
— ¿Pero?
—Pero creo que Edgar y Elise no tienen el mismo concepto que yo de familia.
—Eso es triste. Pero que eso no te aflija, tu papá y tú se tienen uno al otro.
—Sí, y siempre está mi familia del programa. No puedo sentarme y lamentarme cuando soy tan afortunada por la vida que tengo.
—Esa es la actitud.
Doy los últimos mordiscos de mi barra antes de estirarme y pensar la manera de empezar mi investigación.
—Así que, tengo unas preguntas para ti, que si no te importa me gustaría saber las respuestas.
— ¿Sobre mí?
—No exactamente.
Ella frunce el ceño pareciendo pensativa pero luego entrecierra sus ojos hacia mí como si algo le divirtiera. Como si yo le divirtiera. Mucho.
— ¿Las preguntas tienen que ver con cierto familiar que comparte mi apellido? Ya sabes, este hombre que escribe y que resulta ser el mejor primo del mundo ¿Se trata de él?
—Simple curiosidad.
—La curiosidad siempre es la excusa perfecta cuando queremos saber de alguien— se ríe—. Déjame revisar qué hace Dante y regreso gustosa a responder tus preguntas.
No me da tiempo de responder porque prácticamente corre fuera de la cocina, sí que es dedicada al cuidado de mi papá y eso me pone muy alegre. Mi celular vibra y me lo pienso cuando el identificador de llamada anuncia el nombre de mi hermano.
Si no contesto tendré más horas felices, pero entonces también seguirá insistiendo. Difícil decisión.
—Hola hermano mayor.
—Siempre resultas tan encantador tu lado amable.
—No es solo tu papá. También tiene 2 hijos. Los cuales también tenemos derecho a opinar y tomar decisiones.
— ¿A dónde quieres llegar?
Se torna un silencio, Amber vuelve y le hago señalas con mi mano libre para que espere a que finalice tan desagradable llamada.
—A que tú decides si estás de acuerdo o no, pero estoy cansado de todo este juego donde quieres parecer la hija buena. Somos 3 hermanos y solo basta con que 2 estén de acuerdo para que la decisión sea legitima ¿Qué piensas que opina Elise de esto? ¿Puedes adivinar quién se queda con un solo voto solitario?
— ¡No te atrevas! —Salto del mesón y comienzo a caminar como si estuviera en una jaula—Escúchame tú pequeña mierda. A mí sí me importa mi papá y nunca permitiré que ustedes lo aparten de mí. Perfecto si no quieren cuidarlo, yo sola puedo. No los necesito, pero si tú o esa mocosa pretenciosa intentan alejarlo de mí y hacer algo tan vil como internarlo, entonces prepárate para enfrentarme Edgar.
»Tú y tu mala actitud no van a conseguir nada. No me importa si tengo que usar todas mis malditas influencias, pero atrévete y entonces no me importará si incluso tengo que hacerte ver como el cabrón que eres en la televisión en vivo. No me importa si tengo que dejar mi sueldo en el mejor abogado, pero nunca, escúchame bien, yo nunca los dejaría apartarlo de mí o hacer eso. Nunca.
—No entiendo por qué lo haces tan difícil Elisabeth. Esto es tan agotador.
¿Simplemente no puedes dejar de intentar ser la hija perfecta?
—Sería como pedirte que dejarás de ser una mierda humana. Supongo que algunos deseos no siempre se cumplen. Ten un buen día Edgar y que tu propio veneno no te ahogue. Amén.
Finalizo la llamada y me doy cuenta que el celular tiembla en mi mano. Me arden los ojos mientras lucho por no llorar.
Yo no lloro y no voy a hacerlo ahora.
No le mentí. No me importa si debo ser una perra maldita y dejarlo mal ante cada televidente que vea el programa, buscar al mejor abogado, mover hilos y contactos. No me importaría jugar sucio si eso implica no perder a papá.
Espero y mi advertencia le haya quedado totalmente clara.
— ¿Estás bien?
Alzo la vista encontrándome con la mirada preocupada de Amber, ella me extiende un vaso de agua. Lo tomo sin hacer una pausa.
—Esos son los hermanos con los que fui bendecida. No puedo creer las cosas que él me dijo, está vez lo ha llevado demasiado lejos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras