No más palabras romance Capítulo 33

Saludo con mi mano mientras nos acercamos, no puedo evitar buscar con la mirada a Paul, pero él no se encuentra. Sin embargo la amante de los Hashtag si se encuentra aquí. Pero no puedo verla por mucho tiempo cuando soy presentada a los tíos y papá de Amber, luego varios primos y una prima.

Nicole tiene el aire de la chica de vecina de al lado. Cabello castaño, rostro angelical y curvas, no híper delgada, pero no es una mujer obesa. De hecho encuentro con que su cuerpo está bastante bien. Es algo más baja que yo.

Casi por un momento me siento mal por juzgarla, pero entonces ella sonríe y casi podría darme escalofríos porque he aprendido mucho en el mundo en el que trabajo y sé reconocer las sonrisas falsas. Esta es una de ellas.

—Hola, Elisabeth. Un placer conocerte. Soy Nicole.

—Hola Nicole— le doy una sonrisa y aprieto su mano con la misma fuerza que ella emplea.

—Novia de Pally.

—Ah, del encantador Paul Coleman.

—Sí, el mismo. El amor de mi vida.

—Qué bonito— mi sonrisa crece—. Tiene que ser hermoso sentirse segura sobre una relación y tener a alguien. Te felicito.

—Gracias.

—Mis mejores deseos para ti y el amor de tu vida.

—Con gusto recibimos tus buenos deseos. Cuando nos casemos estarás invitada a la boda.

—Cuando se casen yo me encargaré de enviarles el mejor regalo de todos, cuenta con ello.

—Eh, ven que te presento los amigos de Pau— Amber toma mi brazo y me aleja, que bueno porque estaba a instantes de reducir a esa sabandija—.

Ella está locamente celosa.

Y eso que no sabe que me besuqueé con su novio, alias, el amor de su vida.

—Hola chicos calientes, les presento a Elisabeth Cortés.

—Así que tú eres la espinita que Paul tiene clavada por tanto tiempo— sonríe, su voz tiene un leve acento extranjero que no logro identificar del todo—. Soy Eddy, puedes decirme Ed.

Abro y cierro mi boca. Hay hombres que sin importar la cantidad de barba o que tan largo llevan el cabello, son impresionantes. Eddy es uno de ellos.

Me impresiona porque no estoy acostumbrada a ese tipo de atractivo físico y porque el hombre parece transmitir una impresionante energía caliente.

Casi me abanico.

—Un gusto conocer al fin Elisabeth, soy Alexander.

Bueno, Pau seguro escogió sus amigos basándose en quienes llaman la atención. Alex es moreno y tiene unos ojos preciosos que resaltan mucho con su tono de piel.

—Un gusto conocerlos en personas.

—Paul tenía razón, eres mucho más impresionante en persona. Por cierto, puedes llamarme Alex y soy la voz de la conciencia de Pau.

—Yo soy más de empujarlo a pecar— se encoge de hombros Eddy—. La vida se hizo para disfrutar ¿No? Oh, por favor. Alerta de señorita azúcar.

Volteo y Nicole se está acercando, no por favor. Papá parece estar escuchando lo que el papá de Amber le dice, eso me hace sonreír, por primera vez en mucho tiempo está interactuando con otras personas.

—Alex ¿Pally te escribió?

—Pally estaba en el bolsillo de Alex, pero lo dejó escapar— Eddy finge hacer un puchero, ella frunce el ceño—. Quizás si activas el GPS que instalaste en su pecho puedas saber dónde está tu dulce Pally.

—Fingiré que ni siquiera te escuché decir eso.

—Sí, tú eres una experta fingiendo no notar cosas.

—Eres irrelevante— dice alzando su barbilla.

— ¡Pally!

Lo besa en la boca e intenta trepar sobre él, pero Paul se aleja pareciendo desconcertado.

—Oye, calma. Harás que se me caiga el helado.

Sonrío. A Paul le importa más proteger el helado que el saludo eufórico y caliente de su novia ¿Eso da un indicio de cómo va esa relación?

Lo sigo observando y entonces él lo nota. Me ve y parece desconcertado.

Sí, hola a ti escritor versátil.

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No soy muy devota a los animales, pero mayormente se debe a que no soy buena cuidando de ellos, apenas y puedo con mis peces. Sin embargo estoy familiarizada con cómo actúa un cachorro necesitado de afecto y en este momento: Nicoleta actúa como uno.

Está colgando del brazo de Paul mientras él conversa con Alex y Ed, quien frunce el ceño, no hay que ser un genio para adivinar la poca simpatía que el amigo de Paul siente hacia Nicoleta.

— ¿Te gusta el escritor?

Bajo la vista hacia papá que sigue el curso de mi mirada, Amber que está sentada a mi lado parece muy divertida de la pregunta. Muy pocas veces me sonrojo y esta es una de esas veces.

» Oh, Eli, evítate la vergüenza y no te sonrojes.

— ¡Papá! Y no, no me gusta Paul— casi susurro porque en serio la familia de Paul esta por todas partes.

—No crié a una mentirosa— me da una mueca—. Y pareces un roedor viendo algo que desea tener.

—Me gusta esa comparación, Dante— asegura Amber.

—Comenzaba a creer que no te gustaban los hombres y te iban más las faldas, Eli.

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