No más palabras romance Capítulo 48

—Están a instantes de sacar el banco a Alex— informa Eddy.

Me giro y Alex ríe mientras con una mano me indica que me arrime más hacia Paul, literalmente estamos a instantes de sacar su trasero del banco. Aclaro mi garganta y me acerco a Paul para que Alex pueda volver a su comodidad. Las personas aplauden a Harry y Ágatha y mientras se acercan la chica medio borracha parece pedirle fotos.

—Mi turno— anuncia Paul tomando otro trago de su bebida y saliendo de nuestra mesa para dirigirse al micrófono.

Paso mi pulgar por mi labio inferior, mi vista se desvía a Valeria quien parece sorprendida, me encojo de hombros y ella ríe haciéndole espacio a Harry cuando llega hasta nosotros.

—Excelente presentación— los felicito—, no sabía que yo estaría dedicando una canción.

— ¿Fue una bonita sorpresa, verdad? —pregunta Harry sin dejar de reír y limpiando con una servilleta todo el sudor de su frente.

—Se te levantó— lo acusa Ágatha bebiendo de un solo trago el resto de su bebida—. Lo sentí.

—Me meneaste el culo, no soy impotente. Claro que iba a pararse.

—Tengo novio— ella finge hacer un puchero. Harry se gira hacia Valeria.

—Entonces ¿Primor, te gustaría ir a mi casa?

—Buen intento, pequeño ofrecido—Valeria palmea su mejilla.

—Y aquí vamos. Un karaoke no está completo, si Pau no le rinde tributo a tan legendaria canción de Justin Timberlake.

Paul se acerca al micrófono y aunque no está del todo ebrio, parpadea muchas veces como si tratase de ubicarse. Aclara su garganta. Pasan al menos 5 segundos antes de que la canción comience a sonar.

¿Qué carajos?

Lo odio.

Lo odio por hacer una canción caliente de sexo aún más caliente.

Al comienzo su voz ronca y varonil le lleva el ritmo perfecto, ni siquiera lee.

Se sabe la maldita canción de memoria.

Entrecierra sus ojos y sonríe de costado cuando llega el coro y hay varias señoritas acercándose al pequeño escenario, entre ellas la señorita ebria exigiendo que se quite la camisa. Ha desatado una furia de mujeres hormonadas. Incluyéndome.

Cuando llega al coro hay movimientos interesantes de empujar las caderas hacia adelante. Mi boca cae abierta y Ágatha y grita algo acerca de que lo mueva.

Quizás en otra vida Paul fue cantante.

O quizás Justin Timberlake ha dejado una parte de su alma en él que sale a relucir cuando tiene alcohol encima y ponen la canción.

O simplemente, Paul si trae lo sexy de vuelta.

Tantas hipótesis pero la conclusión es la misma: ¡Maldita sea! Me lo como.

Me levanto y camino a un espacio prudente del escenario mientras lo veo hacer lo suyo y enloquecer a estas personas. Las mujeres están calientes.

Yo tengo calor.

Alguna idiota intenta tocarlo, pero él salta hacia atrás y niega con su dedo índice. Ve hacia la mesa pero luego me encuentra y sonríe guiñándome un ojo sin perderle el ritmo a la canción. Me gusta un plato que ahora se encuentra libre en el menú.

No tendría por qué ver sin comer.

Cuando termina hay un montón de gritos y coro que pide otra. Necesito aire porque vergonzosamente admito que estoy muy excitada por este hombre y mis bragas no están intactas.

Salgo a paso apresurado, cuando estoy afuera el aire frío me golpea y tomo profundas respiraciones, esperando que esto purifique mi alma y pensamientos pecaminosos.

Lo observo ladeando mi cabeza a un lado, sonrío y tomo los lados abiertos de su abrigo, atrayéndolo hacia mí y dejando a mi espalda recargarse de la pared. Espero y esta pared no sea el lugar donde descargan orina.

Lo atraigo hasta que su pecho presiona al mío, paso mis brazos alrededor de sus costados y meto mis manos en los bolsillos traseros de su pantalón y admito que le aprieto el culo cuando lo presiono aún más contra mí.

—Me gusta esto— declara.

—A mí también.

Sonríe antes de bajar su rostro y capturar mis labios con los suyos. En esta ocasión, sus labios se mueven lentamente mientras sus manos se ubican en mi cintura. En algún punto, nuestras lenguas se unen al beso y sus manos se deslizan hasta llegar a mi espalda. Luego bajan, bajan otro poco más pasando por encima de mi trasero hasta el borde de mi falda.

Un sonido escapa de mí mientras aprieto mis manos en la carne que sostienen y él ladea la cabeza mucho más haciendo el beso mucho más profundo, lo cual no creí posible. Saco una de mis manos para llevarlas al su cabello y enredar mis dedos en él, mientras otro gemido escapa porque es un beso increíble y mi calor corporal ha aumentado demasiado.

Sus manos terminan de bajar y se adentran debajo de mi falda acariciando la parte trasera de mis muslos. Está vez él es el que emite un gemido mientras se presiona hacia adelante, donde me hace muy consciente de que no soy la única que está teniendo reacciones en su cuerpo. Sí, eso que siento en mi vientre no es un teléfono ni un brazo mutante.

Libera mis labios y una lluvia de besos cae desde mi mejilla hasta mi barbilla en donde muerde suavemente. Siento sus manos subir aún más y entonces están sobre mi trasero, si no trajera malla, estaría tocando mis bragas.

— ¿Mucho? —pregunta contra mi cuello antes de lamer.

—Poco.

Alza su rostro y nos observamos con fijeza. Mi corazón late muy rápidamente mientras estoy en suspenso sobre qué sigue. Una de sus manos se mueve lentamente sobre la mejilla izquierda de mi trasero hasta llegar a la parte alta de mi muslo. Grito cuando alza mi pierna y la enreda en su cadera y gimo cuando se presiona totalmente hacia adelante luego de impulsar mi cuerpo un poco hacia arriba.

Ciertas partes de nuestros cuerpos colisionan de una manera interesante.

Mantiene esa mano en mi muslo y traslada su otra mano de mi culo a mi torso. Me estremezco cuando sus dedos fríos se adentran bajo su suerte, cubriéndome y toca mi piel debajo de la camisa. Su mano va ascendiendo hasta detenerse a la altura de mi sujetador.

— ¿Mucho? — vuelve a preguntar con voz enronquecida.

—Poco.

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