No más palabras romance Capítulo 82

—Él lo hizo  todo. Todo lo que tenía que hacer era llevar el puto auto a revisión, se lo dije, más de una vez. Se lo dije ¿Y qué hizo? Necesitaba ir corriendo a verte, estaban desesperados por celebrar contigo. Ignoró cada advertencia que le di de los fallos, le advertí que si querían verte tomaran un taxi o cualquier cosa. Él lo sabía, sabía que ese maldito auto estaba fallando y mamá no. Ella no lo sabía.

—No.

—Sí, no tendría por qué mentir sobre ello. Estaba, estoy, furioso porque se lo dije miles de veces y el "me encargo mañana" se convirtió en semanas que lo dejaron luego postrado en esa maldita silla y a mamá enterrada por su maldita imprudencia.

»Estoy furioso por eso, lo estaba y lo estoy porque no era necesario, Elisabeth. No era necesario—sus ojos se humedecen y los cierra con fuerza—. No puedo verlo igual cuando siento que me fallo. Él me falló, nos falló.

No sé qué decir, estoy sin palabras y luego siento que tengo que luchar con las lágrimas. Muerdo mi labio inferior con fuerzas mientras observo a Edgar.

No ha sido el mejor hijo ni el mejor hermano, pero puedo ver que no miente.

—Yo no puedo condenar a papá—susurro—. Fue un error, Edgar, él también sufre por ese accidente. Perdió la movilidad de sus piernas y al amor de su vida ¿No es eso suficiente con lo que lidiar?

—Yo perdí a mi madre.

—Y estás condenándote a también perderlo a él.

—Nos falló, Elisabeth.

—No puedo, no puedo verlo distinto—mi voz se quiebra—. Se equivocó y...Es horrible que no tomara precaución de tu advertencia, pero no puedo verlo distinto. No puedo no verlo como el padre amoroso que nos crió. No puedo.

—No te pido que lo veas distinto...

—Solo quieres que te entienda—puntualizo y él ve hacia la mesa— ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de años de alejarme cuando mamá murió, ahora estás hablando conmigo?

—Porque cometí un error callando e ignorando los problemas de Elise, y sé que no puedo solo.  Te necesito—sé cuánto le cuesta decir las dos últimas palabras.

Veo hacia mis manos, no es la mejor respuesta, pero supongo que es algo.

Algo entre tanto rechazo. No seremos los mejores hermanos, aun me tendrá rencor y aún juzgaré todos los años sobre nosotros. Nada puede cambiar de la noche a la mañana, pero a veces un paso puede significar muchísimo para un futuro.

Por ahora no confiamos, no perdonamos, solo lo intentamos.

—Háblame de Elise.

—Elise vomita antes de cada práctica, incluso después. También creo que está involucrándose con drogas...

—Te vi fumarte un porro cuando la dejé contigo.

— Un porro Elisabeth, no es lo mismo que irte hasta arriba de coca.

Cuando Paul abre la puerta, todo lo que veo es su abdomen desnudo lleno de sudor mientras un short deportivo cuelga de sus caderas. Delicioso, provocativo y de infarto. Subo la mirada hasta su rostro sudado, con barba y pómulos sonrojados. Cabello húmedo y listo, quiero quitarme las bragas.

He demostrado que puedo vivir al menos ocho meses sin tener sexo, pero, he descubierto el sexo con Paul y ni siquiera he podido disfrutarlo más que un par de ocasiones, bueno, en uno de esos días lo hicimos muchas veces, pero se entiende mi punto.

—Hola, musa.

—Hola, escritor—estiro mi mano y paso mis dedos por el centro de su abdomen. Debería asquearme tanto sudor, pero estoy tan fascinada por su torso no muy musculoso pero bastante apetecible, que no me importa.

—Parece que algo te gusta.

—No algo, si no alguien. Y ese alguien eres tú.

Doy pasos hacia adelante, me levanto sobre las puntas de mis pies lamo su labio inferior mientras paso uno de mis brazos alrededor de su cuello para luego besarlo brevemente pero de una manera muy húmeda.

Siento sus manos deslizarse por mi espalda hasta mi culo y pegarme a su cuerpo ¡Y sorpresa! Paul está semiduro, puedo lograr que pase a completamente duro porque soy así de eficiente.

—Uhm...—dice contra mis labios antes de sonreír—Eres buena con los saludos.

—Deberían hasta darme un premio ¿Verdad?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras