—Hola, Luc, ya veo que te están dando bastante de comer y que creces— en respuesta balbucea, él ha sido un bebé lento, cosa que alarmó a todos, pero que con terapia poco a poco ha ido mejorando, y seguramente en unos pocos meses estará diciendo sus primeras palabras—. Te presento a mi novia Elisabeth ¿A qué es muy hermosa?
Elisabeth toma la regordeta mano de Lucas y la sacude haciéndole reír y mostrarle sus dientes mientras balbucea.
—Hola, Lucas, es un placer conocerte.
—Ven, saludemos al resto de la familia.
Elisabeth camina a mi lado mientras aun sostengo a Lucas, saludamos a la tía Sophia y la tía Alicia, sonrío cuando el tío Harold siendo efusivo como siempre, la abraza. Amber no se encuentra por razones lógicas, cuida a Dante, pero consigo que vea a mis primas y primos que ya conocía, y que conozca al par que faltaba. En el camino, uno de ellos se queda con Lucas y tengo a otras pequeñas descendientes saludándome mientras gritan tío Pau. Supongo que para Elisabeth resulta un poco abrumador, seguro no será fácil retener con cada rostro sus nombres, pero estoy seguro que estará tanto tiempo conmigo que tendrá mucho tiempo para acostumbrarse y aprenderlos.
Finalmente alcanzo a llegar hasta mis padres, parece que ríen de algo mientras mamá riega unas flores. De nuevo tomo la mano de Elisabeth mientras nos acercamos a ellos; papá es el primero en notarnos y creo que le informa a mamá.
—Hola, señores que poseen amabilidad.
—Hola desconocido que curiosamente tiene los ojos de mi esposa—papá rueda los ojos y me sonríe. Los vi esta mañana—. Un gusto verla de nuevo, señorita Elisabeth.
—Elisabeth, puede llamarme Elisabeth. Y también es un gusto.
Veo a mamá con un poco de ansiedad porque ella era muy feliz de mi relación con Nicole, no es que le gustara que no fuera feliz, siempre mostré lo que quería ver y dije lo que quería escuchar de mi relación. Ella observa fijamente a Elisabeth y aprieto la mano de Elisabeth para tranquilizarla. Dudo que mi madre vaya a resultar grosera, pero entiendo la sensación de que quiera agradarle.
—Mamá...—digo para que haga algo. Ella parpadea continuamente y sonríe un poco.
—Eres muy bonita Elisabeth, espero y te sientas a gusto en casa. Abunda mucha locura, pero también mucho amor.
Respiro aliviado, no fue una bienvenida efusiva, pero tampoco estuvo mal ni parece molesta o en contra, no es que me hubiera hecho retroceder de ser lo contrario. Papá hace un par de bromas que nos hacen reír y hace la mayor parte de la conversación mientras mamá interviene de tanto en tanto y continúa al cuidado de las flores.
—Ayudaré a Sophia con el almuerzo—anuncia mamá terminando con las flores. Golpea mi nariz con su dedo índice—. Pórtate bien, no corrompas a esta pobre chica.
—Lo intentaré.
—Ven conmigo, Trevor.
No da tiempo a que papá dude, toma su mano y lo lleva consigo. Los veo irse antes de girarme hacia Elisabeth. Ella mordisquea su labio inferior mientras ladea su cabeza hacia un lado.
— ¿Le gusto o no le gusto a tu mamá? Porque creo que quedé confundida. No fue grosera, pero tampoco muy feliz.
—No te odia y creo que le gustas. Ella solo tiene un problema conmigo. Ella cree que salté demasiado rápido en una relación cuando se supone estaba enamorado hasta hace poco de otra mujer.
»Es mi culpa, siempre le hice creer que amaba a Nicole de esa manera loca y apasionada porque es lo que ella quería escuchar, así que está confundida sobre cómo puedo tener sentimientos así hacia ti cuando se supone no ha pasado mucho tiempo desde que salí de otra relación.
—Bueno, siendo así, entonces si luces como un cretino. Siempre debiste ser honesto sobre tus sentimientos.
Pasé de rechazar a la que consideré una engreída, molesta y grosera conductora de un programa a estar loco por ella de tal manera que mi cuerpo parece entrenado a tener una reacción inmediata apenas escucho su nombre. Y ella es tan descarada que tampoco ayuda a que mis pensamientos e intenciones se mantengan a raya cuando pretendo solo darle un beso suave.
Sus manos abandonan mi cuello para ir a mi culo y apretarlo, río contra sus labios porque es algo que totalmente ella haría. Mordisquea mi labio inferior y luego suspira antes de lamerlo ¡Joder! Sería feliz llevando esto mucho más allá de un beso. Siento que sus besos me queman, dejándome tan caliente que solo ella puede apagarlo, solo que siempre termina calentándome mucho más.
— ¿Cómo están tus bragas, musa?
—Estoy pensando seriamente en quitármelas. Son un completo desastre.
Hago mi rostro hacia atrás para observarla y hay una sonrisa ladeada en su rostro mientras sus mejillas se encuentran sonrojadas. Veo las ligeras pecas en su nariz y pómulos, me encantan totalmente.
—Tengo una idea.
Nos hago caminar hacia las delgadas barandas de color blanco que rodean este lado del jardín y la alzo hasta sentarla en el borde, abro sus piernas y me detengo entre ellas. Me mira con curiosidad. Veo hacia atrás y me acomodo de tal forma en la que estoy seguro de que todo lo que ven es su rostro. Dejo mi mano sobre su muslo y poco a poco voy ascendiendo, ella contiene la respiración.
— ¿Qué ideas exactamente tienes? —susurra viendo detrás de mí, sin embargo noto el cambio ligero en el que abre un poco más sus piernas, de hecho vislumbro un poco de encaje color azul, pero vuelvo mi vista a su rostro mientras mi mano continúa ascendiendo. Sin responderle— ¿Paul?
Mis dedos tocan el borde de encaje y le sonrío antes de hacerlo a un lado y con mis dedos acariciarla. Ella muerde su labio inferior y lleva su mano a mi hombro apretando mientras de nuevo ve detrás de mí. Estoy muy seguro de que no despertamos sospechas y que de hecho aún mi familia, en su mayoría, se encuentra dentro de la casa.
—Una vez dijiste que parece que nos gusta lo público, comienzo a creer que en cierta forma es así—me inclino y beso su barbilla segundos antes de que mis dedos bajen mucho más encontrando el rastro de humedad, muerdo su labio inferior justo en el momento en el que mi dedo entra en su cuerpo. Gime de manera muy baja.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras