¡Papá compró una humana! romance Capítulo 28

-Lo haré, no he comido algo decente en meses. – Dijo el señor Fred con un gruñido.

-¿Está diciendo que me extraña? – Dije con una sonrisa mientras me dirigía a la cocina y preparaba un par extra de cubiertos.

El tipo bufó, pero yo sabía que tenía razón. El viejo tenía un corazón muy tierno escondido en algún lado debajo de ese duro exterior.

-¿Cómo ha estado? – Pregunté cambiando de tema.

-Envejeciendo. – Dijo con un gruñido cuando le puse un plato de mi famosa pasta en sus manos. – Necesito más de estos antes de morir.

-No diga eso señor Fred. – Dijo Chase sentándose a su lado para comer su propia pasta. – Aun le quedan unos veinte años de vida.

-No, moriré en alguna de nuestras múltiples batallas en los próximos meses. – Dijo entre dientes.

Decidí volver a cambiar el tema porque lo que pasaba con la manada de Bastian no era mi problema y que el señor Fred venga y cuente algunos de sus problemas como si nada me causaba curiosidad. La curiosidad con todo lo relacionado a esa manada nunca me ha llevado a ningún lado.

-¿Qué lo trae por aquí a tan altas horas de la noche? ¿De nuevo es secreto en dónde se encuentra?

-¿Qué te hace pensar que estoy de incognito aquí? – Dijo en tono neutro.

-No soy una humana estúpida. – Dije escondiendo una sonrisa en mi taza de chocolate. – Para que tuviera que utilizar su camuflaje Alfa, escoger esta hora en específico para venir y que casualmente no se encuentre el Beta…

-No estoy de incognito.

-Entonces supongo que no estuvo vigilando la casa como un acosador hasta que no vió a nadie cerca. – Dije quitándole hierro al asunto.

Por supuesto que había sentido que alguien nos observaba cuando entramos en casa de Edson, pero pensaba que era un poco de paranoia mía. Por eso cuando tocaron a la puerta me preparé para los problemas.

-Tus sentidos se han afilado, humana.

Y eso fue todo lo que pude sacarle al respecto.

Una hora después acosté a Chase y volví a la sala para hablar con el señor Fred.

-¿Necesita dónde pasar la noche?

-Si, pero no puedo quedarme aquí.

-Tengo un lugar, si usted quiere…

-Vine a hablar contigo, Rose. – Dijo en tono serio interrumpiéndome.

-Si es por mi cumpleaños, aun falta una semana o algo así pero aceptaré tus felicitaciones. ¡Oh! Eso me recuerda, ¿Adivina quién ya ha juntado todo lo que le debe a Bastian?

-Eso es genial, Rose. Y por supuesto que te felicitaré por tu cumpleaños, pero no es de eso de lo que tengo que hablarte.

-¿Qué sucede? – Dije sentándome a su lado.

-Necesito que me acompañes a un lugar y te quedes ahí por al menos una semana.

Yo parpadeé.

-¿Por qué?

-Estoy seguro de que en esta manada te han dado información interesante. – Dijo recostándose sobre los cojines. – Necesito que confíes en mí, prometo que te explicaré todo una vez que pase la semana.

Yo me quedé callada. Confiaba en él, nunca me había dado motivos para no hacerlo pero…

-¿Cuándo?

-Mañana por la noche.

-No puedo. – Dije disculpándome. - Tengo un trabajo aquí y técnicamente ya me ausenté una semana. Además, recientemente acabo de aceptar otro trabajo.

-¿No dijiste que ya habías conseguido el dinero suficiente? – Preguntó el señor Fred curioso.

-Lo tengo, pero también tengo otros gastos. Ser un adulto independiente es caro.

-Bien. – Dijo pensativo. - ¿Qué haces en esta manada?

-Soy una especie de instructora. Trabajo con niños pequeños y no tan pequeños para que mejoren su resistencia.

-¿Eso es todo?

-Si.

-Bien, entonces yo te cubriré. Ven conmigo mañana.

-Uh… no estoy tan segura de que eso funcione así. – Murmuré impresionada. El señor Fred no era un lobo al que le gustara impartir su conocimiento. - ¿Sabe el Alfa Noa que está aquí?

-No, pero no creo que ponga quejas si le digo que enseñaré algunos trucos en su manada por una semana. – Dijo bufando divertido. – Ya alguna vez pateé su huraño culo.

-Bueno, supongo que si el Alfa no tiene inconvenientes…

-No los tendrá, ahora, ¿Dónde dormiré?

Justo en ese momento la puerta de la casa fue abierta y un muy indignado Edson pisoteó hacia la sala.

-¡Has sido una muy mala “cariñito”! El Alfa me regañó por una hora y yo… Oh, Hola Alfa. – Dijo deteniéndose al ver al señor Fred.

-Beta. – Dijo inclinando su cabeza. – Necesito que le digas a tu Alfa que yo cubriré en el trabajo a Rose por una semana.

-Está bien. – Dijo saliendo de su estupor. Supongo que el señor Fred seguía utilizando su camuflaje o lo que sea y no notó que teníamos un invitado. - ¿Necesita dónde hospedarse en ese tiempo?

No era el lugar de un Beta cuestionar las acciones de un Alfa sin importar de qué manada fuera, pero sabía que sería interrogada hasta el hostigamiento en cuanto no tuviéramos cerca al señor Fred.

-Si, pero Rose ya lo ha solucionado.

-Eso hice. – Dije escondiendo una sonrisa. – Vamos, señor Fred, demos un paseo ahora que Chase tiene quien cuide de él.

El señor Fred se levantó y lo tomé gentilmente del brazo para irnos.

-Dile al Alfa Noa que lo iré a ver mañana más tarde.

Salimos y lo conduje a unas cuantas calles hacia el norte en un amigable silencio.

-Siempre he tenido curiosidad. – Dije al ver que esquivaba hábilmente una piedra enorme en nuestro camino. - ¿Cómo es que puede manejarse sin su sentido de la vista?

-Entonces… - Repetí cerrando la puerta. El tipo me había esperado en la sala.

-¿Por qué había un Alfa en la sala hace una hora?

-No lo sé. Quiere que lo acompañe a algún sitio. – Dije encogiéndome de hombros.

-Mmm. – Murmuró pensativo. - ¿Regresarás?

-Si. Tengo un trabajo, ¿Sabes?

-Lo tienes. – Dijo suspirando. – Te traje un pastel y una disculpa.

-¿El Alfa te obligó? – Pregunté curiosa.

-No. Me doy cuenta de que los últimos meses he descansado mejor gracias a ti.

-Bien, acepto ambos. – Dije quitándole importancia.- No lo vuelvas a hacer, me voy a la cama.

-Está bien… ah, casi lo olvido. Chase ha despertado hace poco y me ha pedido que lo acompañe mañana después de la escuela.

-Uh…de acuerdo. Te veré aquí después.

Dormí como un bebé hasta que sonó mi alarma. Salí de la habitación con una brillante sonrisa.

-Buenos días Rose. – Dijo Chase restregándose sus ojitos. - ¿Por qué estás tan feliz?

-Porque la justicia siembre gana en la batalla del bien contra el mal. – Dije comenzando a estirar.

Él me miró confundido.

-No te preocupes, lo entenderás cuando crezcas. Ayúdame a hacer espacio, por favor.

Moví algunos muebles y Chase guardó algunos adornos con un montón de preguntas pero yo me limité a encogerme de hombros. Miré la hora y fui directa hacia la puerta.

-Buenos días chicos. – Dije sorprendida de ver a todos los chicos de ayer en el jardín. - ¿Saben sus padres dónde están?

-SI. – Dijeron a coro.

-Bien, entonces muevan sus traseros dentro por un segundo. Espero que canten a todo pulmón. – Dije con una sonrisa maliciosa.

Se miraron entre sí y algunos me dijeron que no habían practicado juntos.

-Eso no importa. – Dije rodando los ojos. – Solo quiero que canten a todo volumen lo que sea que les guste. No tiene que serla misma canción. Ahora, entren; perdemos tiempo de entrenamiento.

Con eso comencé a llenar el lugar de lobos.

-Uh… ¿Qué esta pasando Rose. – Preguntó Chase pegándose a mis piernas.

-Aquí. – Dije colocándole en sus oídos unos pequeños tapones. Le hice un gesto de que todo estaba bien y luego me dirigí hacia los chicos. – Primera lección: La capacidad pulmonar también es importante. ¿Cómo podemos pedir ayuda si nos paralizamos de miedo? Y antes de que empiecen, no, pedir ayuda no es de cobardes. – Dije dirigiéndome hacia el pasillo. – A mi señal comiencen a cantar, aullar o lo que sea mientras corren por la sala. Puntos extras por valentía si alguien entra a este cuarto. Uno… dos… ¡Ahora!

Se miraron inseguros los preciosos segundos que me tomó regresar a lado de Chase y tomarlo en brazos. Después eso se volvió un pandemónium.

Lobos aullando, algunos chicos corriendo como pollos sin cabeza y algunos valientes entrando al cuarto de Edson.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una humana!