Saqué el móvil de mi bolsillo trasero y comencé a grabar porque, bueno, lo prometí.
-¿Qué está pasando aquí? – Preguntó de repente una voz a mi lado que me hizo saltar y casi suelto a Chase.
Entonces un rugido muy molesto hizo correr a los cachorros a esconderse detrás de mí y del señor Fred.
-¡¿Qué m****a?!
Edson entró a la sala cubriendo sus partes de chico con una sábana mientras fruncía el ceño y enseñaba los dientes. Estaba perdiendo su cara, pero yo solo pude echarme a reír.
Montones de cachorros me miraron como si estuviera loca.
-¡Tú!
-Buenos días, Edson. – Dije cuando pude controlarme un poco. - ¿Te gustó la serenata? Con un poco de práctica estos chicos serán los mejores.
-¡¿Qué m****a?!
-Eso ya lo dijiste. – Dije con cara inocente.
-¡Pensé que nos atacaban de nuevo!
-¿En qué se parece la buena música a un ataque de otra manada? – Pregunté confundida.
-¡Estaba durmiendo, jodida humana demente! – Dijo y un montón de pelo comenzó a brotarle de los brazos. Eso solo me hizo reír más fuerte. - ¡Alguien pudo haber resultado herido!
-Bueno, de todas formas nuestros ruidos te iban a despertar. – Dije encogiéndome de hombros. – Y no lastimarías a nadie, tienes el sueño tan pesado que tu velocidad de reacción deja mucho que desear. Supéralo, estás asustando a mis cachorros.
Eso lo hizo parpadear y mirar a su alrededor. Sus hombros tensos comenzaron a aflojarse y su cara regresó a la normalidad.
-¿Qué hacen todos estos lobos en mi casa? ¿Lo saben sus padres?
-Se los dije. – Murmuré a mis espaldas a los chicos que miraban en diferentes estados de miedo a Edson. – Sus padres saben dónde están. Ahora, deja de gruñir y lávate la cara para terminar de despertar porque serás el tío Edson divertido.
-…¿Qué?
-Me escuchaste. Los lobos necesitan practicar y utilizaremos tu cuerpo. – Dije bajando a Chase por fin. – Mientras te pones algo encima y dejas de ser un exhibicionista, comenzaremos los estiramientos, no tardes.
Tomé la mano de Chase y me dirigí a la puerta con los chicos pisándome los talones. Escuché que me gritaba un par de cosas desagradables y volví a reír alegremente.
-¿Ese Beta es tu amigo?- Dijo el señor Fred.
-¿Lo preguntas porque vivo en su casa aún? – Dije estirando un poco y dando instrucciones a los chicos para que me imitaran. Chase era el más emocionado.
Suponía que aun estaban adoloridos de la sesión de ayer.
-No. Pregunto porque a pesar de que humillaras al casi siguiente en la línea del puesto al Alfa aun sigues respirando. – Dijo como si nada el señor Fred.
-Me debe un montón de favores. – Dije volviendo a reír recordando la expresión de su rostro más temprano. – Si, es mi amigo.
No dijo nada más al respecto.
-Bien chicos, les presento a mi maestro, el señor Fred. Les estará dando clases a partir de maña porque yo me iré a unas pequeñas vacaciones fuera del territorio.
Comenzaron a protestar y los callé con un gesto.
-No me gruñan jovencitos, regresare al final de la semana. Mientras tanto pueden sentir el amor duro del señor Fred. Quizá los haga apreciarme cuando no puedan mover sus culos de las camas. – Dije con una sonrisa.
-¿Dónde me quieres? – Dijo un gruñón Edson uniéndose a nosotros.
-Aquí conmigo. Hoy les enseñaré a zafarse de un agarre en su forma humana, tú puedes ilustrar cómo zafarse de un agarre en su forma de lobo, estoy segura de que al señor Fred no le importará morder tu trasero por el bien de la educación.
-¡¿Qué?! ¡Te pedí disculpas mujer e incluso te compré un pastel!
-Me has explotado por meses. – Dije cruzándome de brazos. – Ni siquiera me pediste hacer tu trabajo con un “por favor”, pero si quieres podemos discutirlo con el Alfa Noa…
-¡Bien! – Gritó exasperado antes de ir hacia los cachorros y comenzar a corregir sus posturas.
Creí escuchar un “cambiaré su shampoo por polvos pica pica”, pero estoy segura de que no lo decía en serio. De todas formas vaciaría el contenido de mi shampoo en el suyo por precaución.
La clase salió mejor de lo que esperaba, eran jóvenes entusiastas y me hicieron reír un montón. Chase era el más feliz ya que veía que finalmente le enseñaba defensa en serio. El señor Fred les enseñaba algunas posturas básicas y las practicaban con Edson.
Él estuvo gruñón durante los primeros minutos hasta que se resignó y vió que esta clase era necesaria. Cuando terminó la clase mandé a todos a sus casas y les dije que regresaran al día siguiente.
-Uh… disculpe, señorita Rose. – Preguntó una loba desde el suelo. - ¿Tenemos que cantar de nuevo a todo volúmen mañana?
-No será necesario. El Beta Edson piensa que todos ustedes tienen excelentes pulmones y podrán pedir ayuda de ser necesario.
Edson me miró con indignación pero se quedó callado cuando todos comenzaron a irse. Algunos se quedaron atrás y me miraban algo nerviosos.
-¿Qué pasa chicos?
-Ah, nos preguntábamos si podríamos… uh… ya sabe.
Yo parpadeé.
-No, no sé.
-Bueno… eso. – Respondió otro de ellos mirándome esperanzado.
-Me he perdido.
-Creo que quieren un abrazo, Rose. – Dijo Chase a mi lado inclinando la cabeza.
-No, pero suponía que debía de ser yo quien le informara de mi repentina desaparición de los próximos días. – Dije divertida. – Además, dijiste que lo irías a ver hoy, así que podemos ir juntos.
El señor Fred sonrió y esa fue toda nuestra conversación hasta que entramos a la oficina del Alfa Noa.
Se levantó de un salto al vernos e hizo una muy pronunciada reverencia. Vaya.
-Alfa Frederick. – Dijo con respeto el Alfa Noa. – Es un honor tenerlo en mi territorio de nuevo.
-Para con las tonterías cachorro. – Dijo el señor Fred yendo directamente a sentarse frente a su escritorio conmigo pisándole los talones. – Iré al grano: Me llevo a la humana y estará ausente unos días. Yo tomaré su lugar en sus mundanos trabajos.
-Si Alfa, gracias Alfa. – Dijo el tipo. Podía jurar que le temblaban las piernas. Interesante.
-Te dije que dejaras las tonterías. – Dijo el señor Fred con un gruñido.
-Lo siento tío. – Dijo volviendo a su silla y mirando de frente. Pequeñas gotas de sudor corrían por su frente y… un segundo.
-¿Tío? – Pregunté con curiosidad.
-Hijo de una prima. – Dijo el señor Fred con aburrimiento. – Historia familiar compleja y aburrida.
-Oh.
Bueno, eso explicaba por qué entraba y salía de este territorio sin que el Alfa pusiera una partida de caza tras su cola. Yo pensaba que era porque Bastian tenía una especie de alianza con esta manada, después de todo, dejó a su cachorro aquí sin escoltas o alguna m****a parecida.
-¿Qué otra cosa puedo hacer por ti, tío? – Interrumpió el Alfa Noa viéndose incómodo con el repentino silencio.
-Están interfiriendo nuestras comunicaciones. – Dijo el señor Fred en tono serio. – Bastian no quería arriesgarse a enviarte un mensaje o llamarte debido a esto, así que vengo a decirte que refuerces tus fronteras.
-¿Su misterioso atacante ha decidido que tu territorio no es suficiente? – Dijo el Alfa Noa recuperando un poco de su confianza y arrogancia.
-Según nuestros informes, ha habido ataques a algunas otras manadas. Tenemos la sospecha de que la manada que quieren desaparecer primero es la nuestra.
-Eso quiere decir…
-Si lo que pensamos es cierto, alguien quiere eliminar a TODAS las manadas del continente. Para eso, han intervenido nuestras comunicaciones… deberías de revisar las tuyas.
-¡Mierda! - Dijo con un gruñido mientras golpeaba su escritorio y la cosa se partía.
-Uh… bueno, yo esperaré afuera a que terminen de hablar de cosas de Alfas. – Dije levantándome. Ni siquiera sabía por qué se encontraban felices de hablar de esto frente a mí.
-Espera, Rose. – Dijo el Alfa Noa buscando entre los escombros de su ex escritorio. – Aquí, ¿Podrías llevar esto a la oficina de mi Beta? Recibí un mensaje de él más temprano diciéndome que iba a cubrirte por un momento y por eso no iba a estar disponible para venir a recogerlo.
-Claro Alfa. – Dije tomando los papeles y saliendo por la puerta.
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