¡Papá compró una humana! romance Capítulo 42

A la mañana siguiente me puse mis bragas de niña grande y salí de la habitación para enfrentarme a un nuevo día. En la cocina ya se encontraba mi cachorro favorito hundiendo su cara en un plato de cereal.

-Vaya, yo quiero un poco de eso. – Dije cuando por fin pude ver su cara llena de chocolate.

-También hay pastel. El señor Fred dijo que podíamos comerlo cuando despertaras.

-¿Dónde está él?

-Salió temprano a cubrir tu turno de la escuela. También le dio su clase a los chicos que vienen temprano. Todos preguntaron por ti.- Dijo con una sonrisa. – Esperamos ansiosos a nuestra profesora.

-No sé si les daré clases mañana. – Dije honestamente. – Me duele todo ésta mañana. Quizá solo me dedique a descansar el día de hoy.

-Suena como un buen plan. ¿Vemos películas todo el día?

-Ah, tú si que me comprendes, cachorro. – Dije con una sonrisa mientras pasaba a su lado y le despeinaba el cabello para ir por un enorme plato de cereal y pastel. – Espero que tu padre no tenga que hacer cosas de manada porque francamente mandaré su culo directo a…

-Me alegra saber que piensas en mi culo tan temprano por la mañana. – Dijo una voz a mi espalda y yo di un respingo. – Buenos días, hijo.

-¡Hola papá! Adivina… ¡Rose y yo veremos películas todo el día!

-Ho, y ¿Hay lugar para uno más?

-Claro, El sillón es muy amplio. – Dijo Chase volviendo a meter su cabeza en su plato.

-¿No tienes que ir a revisar a tu manada o lo que sea? – Pregunté curiosa.

-Para eso existen los Betas. ¿Qué es lo que veremos hoy?

-Cualquier cosa que pueda ver un cachorro y que no me espante como la m****a. – Dije en tono resignado. - ¿Por qué te has autoinvitado a mi agradable día? Ya es suficiente con que te hayas autoinvitado a mi casa.

-En ambas ocasiones pregunté, humana. – Dijo divertido. – A menos que te incomode mi presencia por lo que sucedió ayer en la clínica, no veo motivos para no estar conmigo el resto del día.

-Hay motivos. Muchos motivos. – Dije convenciéndome a mí misma. – Para empezar, lo de ayer no debió de haber pasado. Tengo una pareja.

-Creí que ya habíamos aclarado que tenías una pareja. – Dijo arqueando una ceja.

Para este momento Chase ya había terminado de desayunar y se había ido a la sala para tener el control de la televisión y de nuestra próxima maratón. Lo que me dejaba a solas con su padre en la cocina.

-A mi pareja no le va a gustar que otro Alfa haya aprovechado un momento en el que estaba especialmente vulnerable para lanzarse sobre mí. – Dije frunciéndole el ceño. – Quizá hasta te rete un duelo.

-Quizá lo haga. – Dijo encogiéndose de hombros. – Quizá también tu pareja rete a un duelo a Edson.

-¿Y a él por qué? – Pregunté confundida.

-¿No es tu amante? – Dijo arqueando una ceja.

-Por supuesto que no. Es mi amigo. – Dije arrugando mi nariz.

-No me digas que no has besado al Beta ni siquiera. – Dijo estrechando sus ojos.

-Eso es algo que no te importa.

-Le importará a tu pareja. – Dijo cruzándose de brazos mientras se acercaba a mí.

-Tu lo has dicho, a mi pareja, no a ti. Así que saca toda tu aura Alfa de mi espacio personal.

-No me presiones, humana. – Dijo en tono bajo sin dejar de acercarse a mí.

-No me presiones tú a mí. – Dije apretando los dientes. – No estoy de humor para patear tu culo de nuevo.

-Te reto a intentarlo. – Dijo divertido.

-Lo haré, en cuanto tenga un desayuno decente. – Dije pasando de largo al bastardo y dirigiéndome hacia el refrigerador. – No he comido en no sé cuánto tiempo.

-Mucho. – Dijo suavemente. - ¿Me dejarías prepararte algo?

Giré mi cabeza y lo vi de pie en la cocina moviendo algunas ollas.

-¿Sabes cocinar?

-Si. Siéntate, nos haré algo.

Miré su espalda con desconfianza antes de rendirme cuando mi estómago protestó.

Me senté en la mesa con el hermoso pastel de chocolate que gritaba a gritos ser devorado. Corté un par de rebanadas y tomé algunos platos.

-¡Toma Chase! – Grité y en segundos un cachorro vino por su plato y se fue corriendo con él.

-¿Tanto le gusta el pastel? – Preguntó Bastian de espalda a mí.

-Es un cachorro, por supuesto que le gusta el pastel.

-Bien. Me aseguraré de que siempre haya pastel en casa. – Dijo pensativamente. - ¿A ti te gusta?

-No. Yo AMO el pastel.

-¿Qué otra comida te gusta?

Y así fue como entablamos una agradable conversación intercambiando gustos de comida, libros, películas y deportes.

-¿Por qué la natación? – Preguntó curioso cuando me puso frente a mí un hermoso omelette de jamón.

-Siempre me ha gustado el agua. De pequeña quería vivir cerca del océano.

-¿Sabes nadar?

-¡¿Estás loco?! ¿Es costumbre de los lobos interrumpir los baños de las humanas? ¡Casi me matas, Alfa idiota!

Cuando dejé de escupir y gritarle obscenidades me percaté de que se había quedado callado. Giré mi cabeza levemente para mirar que Bastian se estaba desnudando.

-Whoa, espera, ¿Qué m****a haces?

-Ayudándote a no morir mientras te das un baño. – Dijo quitándose los pantalones.

No voy a mirar, no voy a mirar, no voy a… M****a, ya miré.

-¡Estás demente! ¡Sal de aquí! – Dije después de limpiar disimuladamente la comisura de mi boca.

¿El jodido lobo le hizo caso a la humana? No, el jodido lobo se acercó aún más con una sonrisa.

Tomé el jabón y lo arrojé en su dirección. Lo atrapó. Tomé el shampoo; lo esquivó. Tomé mis preciosas sales finas solo para cambiar de opinión. No, estas no las arrojaría.

-¡Aléjate! – Grité aunque mi cuerpo traicionero no quería decir eso.

-Shh, relájate. Solo quiero hablar contigo, ¿Por qué estás tan nerviosa? – Preguntó inocentemente.

Inocentes mis pompas.

-Las personas normales tienen conversaciones con ropa y en lugares en los que ambos se encuentren cómodos, con otras personas que mínimamente les agraden.

-Bueno, hay un problema con tu racionamiento. – Dijo el maldito hundiéndose en el agua a mis pies. – Soy un lobo, no una persona.

Entonces tomó uno de mis pies y comenzó un suave masaje con el jabón que le arrojé.

-Me gusta el aroma, me aseguraré de comprar mucho de esto.

Estoy segura de que en el futuro, cuando recuerde a Bastian subiendo suavemente por mi pierna para “enjabonar”, mis gemidos no serían una clara invitación a que siguiera con lo que estaba haciendo. Seguramente en mis recuerdos me vería como una humana muy firme diciéndole que se vaya a la m****a.

-Conversación. – Dijo sacándome de mis pensamientos lujuriosos.

-Uh… ¿De acuerdo?

-Escucha Rose, sé que no he sido tu persona favorita desde que te compré en esa subasta.

Me tensé porque cualquier mención a esa época no era agradable.

-Quisiera que me escucharas y cuando termine, si es que todavía me odias, me marcharé de aquí y no volveré a mencionarlo.

Le asentí, pero solo porque era una humana muy curiosa. ¿Qué es lo que tenía que decirme con tanta urgencia que necesitaba acosarme en el baño? Aunque... ¿Se consideraba acoso si no me molestaba que me viera desnuda un hombre muy atractivo?

-Bien. Quisiera comenzar diciéndote por qué estaba en esa subasta para empezar.

Y eso obtuvo toda mi atención.

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